Esta obra es un proyecto claramente abisal. Brujería eléctrica. Disección. Bisturíes lentos
batiendo un cuerpo grumoso y alquitranado. De aquí no se sale sin mancha.
Quienes pensaran que alrededor del cerebro de Aaron Turner no hay una densa nube opaca
donde repican rayos y donde las geometrías adversas se friccionan y aristan antes de ser ideas
y conceptos formados… es que no han sabido creer el alto grado de implicación musical que la
cabeza tras la cabeza de la Hydra ha tenido siempre. Proyectos como Mamiffer y
colaboraciones con Daniel Menche o William F. Collins no son juegos ni escarceos. Son prueba
de delito de pasión, de una persona que mira, huele y respira música. Y una personalidad así
pienso que no encuentra mejor definición que la que hay en la palabra “inquietud”. El interés
y la intranquilidad suficiente para buscar cosas en la realidad sin miedo alguno y explorar a
mano y herida abierta.
Pero obviamente no todo gira alrededor de Mr. Turner. Aquí no hay una estructura de vórtice.
Las cosas no giran sobre una cosa. Es un caos sin núcleo rígido que explota y palpita. Y ahí está
la naturaleza de la banda SUMAC. Aunque en la idea moderna de las súper bandas se reconoce
intuitivamente la suma de factores (ejemplo rotundo: Old Man Gloom), en SUMAC la
proyección personal de sus músicos no son exponenciales. Se puede entender la batería de
Baptists de Nick Yacyshyn en SUMAC, pero SUMAC no contiene ni a Baptists, ni a Isis, Botch o
Russian Circles. La biografía de grandes profesionales del metal independiente del último
cuarto de siglo queda en el suelo como una sola pieza de piel humana. Los tensores ocultos de
aquella nube densa se expanden en un inconsciente colectivo. La inquietud es un animal sin
lenguaje que posee sus almas.
Toda esta palabrería sirve de prolegómeno al hecho del extraño e hipnótico ser que en esta
nueva obra ha sido invocado por SUMAC: Keiji Haino.
Keiji Haino es un japonés de 65 años que tras una sombra perenne de ropa negra y gafas de sol
encarna el espíritu indomable de la psicodelia, el noise y el drone más experimental y la
improvisación. Como un Antonin Artaud de la escena musical, Keiji Haino ha retorcido y
tensado la realidad desde los años 70, con voz y guitarra en bandas como Lost Aaraaf o
Fushitsusha. Su cerebro es parte física natural de la evolución del noise y el drone, siendo uno
de los multi instrumentalistas más reconocidos a nivel mundial. Es un provocador. Un
demonio de la locura nipón escondido en un pequeño cuerpo humano con una larga melena
plateada…
Keiji Haino + SUMAC es un encuentro natural entre extraños. Una colisión necesaria, como
piezas de humo que se cruzan. El paradigma del maestro asiático, sin duda respetado y
venerado, junto a tres jóvenes bestias occidentales, tampoco son los valores sumatorios de la
ecuación. El resultado no es matemático. Las virtudes ordenadas y coherentes del número
desaparecen. Esto es comunión de inquietudes, pura y perversa.
Podemos hablar de free jazz, podemos hablar de improvisación o abstracción… Discutir
conceptos y atribuciones de los mensajes y sonidos puestos sobre le mesa, pero estaríamos
intentando coser un cuerpo líquido. Si en el pasado no pudiste entender la relación entre Mike
Patton y John Zorn como algo más que el cantante de Faith No More con jazz experimental e
improvisación… esto tampoco es lo tuyo.
No es un intelectualismo pretencioso. Por supuesto hay un fuerte componente artístico
teórico y especulativo. Pero no quiere hacerse inteligible por pura marginalidad. No quiere
aislarse y dificultar la comprensión. Quiere tensarla. Romper. Salir. Explorar. Es natural a su
nombre “American Dollar Bill – Keep Facing Sideways, You´re Too Hideous To Look At Face On”.
Objetos distintos en sus dimensionalidad: el mundo del lado, como el billete en la ranura, fino
y lineal como un corte… o la dimensión de los objetos frontales, encarados…
Haino + SUMAC: donde el + es una ironía, lados de un borde fino de caos… y la música es la
propia membrana. (9)