Se esperaba con ganas el nuevo disco de uno de los grupos más personales y frescos de la última década. Su folk-rock alternativo con matices incluso progresivos hace tiempo que tiene su hogar en Thrill Jockey Records. Los de Dave Heumann llevaban 4 años sin disco porque hace 2, su líder Dave, tuvo una interesante aventura en solitario. Llevan ya tres lustros juntos y este es su noveno disco si no me equivoco y el cuarto para Thrill Jockey. Otros discos anteriores los grababan en unos pocos días, pero para este han querido ir más allá y se han alargado varias semanas añadiendo más detalles en la rica producción junto a Steve Wright. Las mezclas de Kyle Spence (Kurt Vile, Harvey Roberts) también influyen en los buenos resultados.
Dave está obsesionado con sus prácticas de Tai Chi y ha querido reflejar esto hasta en la música. Tiene momentos mágicos como “Comanche Moon”, un precioso lento cuyas guitarras pueden recordar a las mejores de Dean Wareham en sus tiempos de Luna. Esto también sucede en “Dirt Trails”, aunque aquí también brillan esos exuberantes teclados que les acercan al folk más progresivo. Las guitarras en otros momentos se enrabietan. Es el caso de la titular, “Song of the rose” con un final que sube muy arriba y se va por encima de los 6 minutos de duración. Se habla de su pasión por Richard Thompson o por Cass McCombs y esto se puede palpar en el genial “Woke up on the move” que también puede gustar a los seguidores de Traffic, Bert Jansh o Fairport Convention de arranque, pero que luego tiene una progresión stoner y casi metal con un final apoteósico con guitarras contundentes y aplastante sección de ritmo. ¡Se andan por las ramas y nosotros nos alegramos!. (8)