La obra de Christian Luque, artista nacido en Málaga, está impregnada con golpes de humor negro tanto de forma ilustrada como escrita. Su estilo se mueve entre la caricatura y el simbolismo, en ocasiones abstracto en sus trazos y colores.
Nací en Málaga y a los siete años me marché a Sevilla. Los veranos los pasaba en la primera ciudad y los inviernos en la segunda.
Imaginad que vais paseando tranquilamente y un desconocido os agarra de la mano y os lleva a una habitación llena de espejos que te deforman, estiran, engordan. Pues ese desconocido soy yo. Siempre intento contar una historia que le provoque al espectador cosquillas en la cabeza.
No sigo ningún método de trabajo en concreto, aunque me gusta mucho personificar y dar vida a objetos y pensar como ellos pensarían.
Algo de música, un cigarro y la tranquilidad de la noche son los ingredientes perfectos para que pueda trabajar tranquilo.
Mi mayor proyecto es encontrar el equilibrio entre mi vida y a lo que me dedico. Tengo miedo a ese semáforo que nos frena y hace que tengamos que ir más despacio.
Aun no me he tenido que enfrentar a ninguna situación realmente complicada en mi vida.
Normalmente llevo una guía de teléfonos donde apunto las cosas que me inquietan a lo largo del día junto con un pequeño boceto. Me pone muy nervioso cuando que esa idea aparece y no tengo nada donde apuntarla.
Me gusta observar tranquilamente mi alrededor y conversar con gente que tenga sentido del humor. Creo tener un imán para atraer a personas con algo especial, observarlos y aprender de ellos es algo que me ayuda mucho a la hora de desarrollar mi trabajo.
Mi personaje histórico favorito es Papá Noel, alguien obeso vestido de rojo que reparte felicidad sin importar el frío que haga, tiene que ser un buen tipo por cojones.
Me vale cualquier canción de Chet Baker, John Frusciante o Pink Floyd.
Para comer pasta, y si es extra-picante mejor.
Mis amigos dicen que soy un tipo que hace que algo triste parezca gracioso. No mentiría si digo que mi humor negro me ha metido en problemas, sobre todo con hombres calvos.
Cuando llega la hora de relajarme, unas cervezas con los amigos, o bien pijama, música y un porro mientras dibujo y repaso mis ideas en silencio.
BEHANCE
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