Sumac ha sacado un álbum que acosará y abusará de tu cerebro. Tú sabrás lo que haces, pero “What One Becomes” (2016, Thrill Jockey Records) alterará tu propia química corporal de un modo que nunca antes has sentido. ¿Hay pruebas del delito? Afirmativo.
Prueba nº 1: “The Deal” (2015, Profound Lore records) fue el disco debut de Sumac. Como se dijo en su día, el proyecto sale entre Aaron Turner (Isis, Old Man Gloom, Mamiffer) y Nick Yacyshyn, batería de Baptists. Brian Cook se une como miembro auxiliar, trabajando en la distancia sus líneas de bajo sobre el material previo que cocinaron Turner y Yacyshyn. “The Deal” es un disco brutal. Dejó a mucha gente loca. Pues bien: “The Deal” (comparado con “What One Becomes”) es el tráiler de este.
Prueba nº 2: Ya estamos acostumbrados al concepto este de los “supergrupos”. Y Turner ya está reventando la tierra por donde pisan con uno de los más grandes del momento: Old Man Gloom. Y este supergrupo es cosa muy seria. Tener en un mismo escenario a Isis, Converge, Cave In y Zozobra es como juntar a los violentos de Kelly. Old Man Gloom por supuesto supera la suma de sus partes. Pero Sumac dispara hacia otro blanco. Baptists, Isis y Botch son referentes musicales totémicos (especialmente Isis y Botch) pero lo que hacen con Sumac es muy distinto del crecimiento exponencial de los factores musicales de sus componentes. No es cuestión de que hagan más fuerte lo que hacían y tampoco de que jueguen en estilos distintos. Sumac es una entidad propia y “What One Becomes” (“en lo que uno se convierte”) una declaración de intenciones.
Prueba nº 3: la grabación. “The Deal” fue grabado en Seattle con Mell Dettmer y mezclado por Kurt Ballou (con las mencionadas pistas aparte de bajo de Brian Cook). “What One Becomes” ha sido grabado y mezclado por Kurt Ballou. Y una enorme cosa hay que reconocerle: la presencia de las texturas son una parte fundamental del estilo y el sonido de Sumac. Los instrumentos suenan “granulados”, todos los matices de las distorsiones de varios amplificadores y ecualizaciones en las guitarras de Aaron Turner, los crujidos de cuerdas, el sonido quebrado de ciertos ataques, el arrastre… se siente la proximidad y las tensiones de los instrumentos. Por ejemplo, el solo entrecortado de guitarra a casi mitad de “Image of Control” (tema de apertura del álbum) tiene una suciedad muy autentica que entre el ritmo y la ejecución hace parecer que las bases del blues cierran circulo con las experimentaciones del metal.
Prueba nº 4: la composición. Cinco pistas mortales como cinco hachazos. Riffs sencillos y contundentes bien desarrollados, cambios y nuevas partes de ritmo en un suma y sigue demoledor. Las baterías de Yacyshyn son increíbles. De las que ya hacen hablar como uno de los batería referentes de todo el gremio internacional. Los golpes en los ritmos, a serrucho de guitarra, a bombo y platos, de un modo u otro, en las cadencias de cada tema, van a atacar una base primal ancestral de tu cerebro. Te van a trasladar un continente primigenio, a una atmosfera densa y oscura, a un estado de alerta vital, cuando la presión arterial de la naturaleza era gruesa y violenta, y sonaba así. Sonaba como Sumac.
Prueba nº 5: no necesitan demostrar nada. (10)
Thrill Jockey