Rob Kulisek

20 May 2013 Texto: Estefania Lara Fdez.

Siente esa especie de instinto que le lleva a crear, casi como una llamada. El mar y las olas le inspiran, aunque estar rodeado de arte y artistas toda su vida, han tenido quizás parte de culpa de lo que hoy es. Este contador de historias visuales quiere convertir imágenes en poemas y dejar que su vida fluya como una novela o como un surfer en una ola. Éste es Rob Kulisek.

Me llamo Rob Kulisek o “Rata Almizclera”, así es como me llaman algunos de mis amigos porque hace unos años, en Montauk, una familia de estas malvadas se subieron a mi coche desde el chasis durante una fuerte tormenta que inundó el área y se comieron todos los cables del motor.

Soy fotógrafo y también editor de una pequeña revista propiedad de mi familia, algo bastante fácil ya que sale cada dos meses. Tengo una casa y un estudio en Ocean City, NJ que es donde vivo, pero paso casi todo mi tiempo trabajando en NY o con amigos en Montauk.

 

Mi madre pinta al óleo y es editora, así que he estado rodeado de arte toda mi vida. Comencé a hacer fotos cuando tenía doce años, trabajaba para mi madre. Siempre me dio carta blanca en cada número para que crease un desplegable con fotos, poesía y arte. Básicamente, podía hacer cualquier cosa que me apeteciese en los dos meses de espacio entre publicaciones. Fue una experiencia divertida y enriquecedora mientras crecía. Tenía mucha libertad y motivación.

Me interesa muchísimo la paleta, los patrones y los objetos en cada trabajo, son los que me llevan constantemente a la nostalgia y el sentimiento. Me encanta la idea de contar historias visuales, de crear cierta ética dentro de un grupo de imágenes que sea conceptual y personal. Casi todo el trabajo que estoy produciendo hoy está hecho con cámaras de gran formato. La cámara en sí es muy fácil de operar, pero el proceso de hacer una foto es lento y concienzudo. De alguna manera las imágenes se convierten en poemas, imágenes teóricas con tonalidades evocativas. Dicen que mi trabajo es triste y solitario, y yo diría que eso es bastante acertado.

El surf ha sido una fuente de inspiración obvia mientras crecía. He vivido en la playa durante toda mi vida y no creo que pueda vivir muy lejos de ella. Comencé a hacer surf casi a la vez que comencé a tirar fotos y he convertido cada una de estas actividades en mi modo de vida. Puedo afirmar que mi primera fascinación por la fotografía ocurrió cuando recibí “The Seedling” el libreto que traía mostraba todas las fotos impresas a mano de Thomas (Campbell). Y me quedé pensando…”quiero hacer fotos como esas”.

 

Vivo en Ocean City, en Nueva Jersey, que está reconocida como uno de los lugares más familiares de América, aunque creo que se pasan un poco con esa afirmación. Es una ciudad bastante guay, con un montón de gente creativa, feliz, a la que le encanta la playa y hay una enorme comunidad de surfers. Las olas son las más consistentes de la zona porque hay algunas corrientes que ayudan a mantener los bancos de arena en su sitio. Y además, está entre Philadelphia y Nueva York, a 2 horas de cada ciudad y me encanta el equilibrio de esos dos mundos tan distintos.

También tengo la suerte de que uno de mis mejores amigos y colaboradores, Drew, es copropietario de Kookbox surfboards con Joel Tudor. Esto me da la oportunidad de probar algunas de las mejores tablas y de conocer a las leyendas que me inspiraron mientras crecía.

Un profesor me dijo una vez que el rol del artista en estos días es encontrar la manera de acomodar el desorden. Sin ser demasiado intelectual, creo que la meta es mostrar una reflejo sensorial de mi experiencia individual. Creo que cualquier producto que venga de la mente del ser humano (música/foto/pintura/escultura) puede afectar a otras personas a muchos niveles y, cada vez que este intercambio sucede, hay oportunidad para el cambio aunque sea sólo a nivel personal.

 

Casi todas las ideas más extravagantes las encuentro en las páginas de mi libreta personal de notas. Hacer trabajos extravagantes no es cosa fácil para un joven artista, pero supongo que, como las tengo archivadas, hay posibilidad de que algún día den fruto. La obra más grande que he hecho se llama “Brian”, se trata de una serie de serigrafías murales que fueron pintadas con polvo de diamante. Conocí a Alexander Heinrici, que fue el impresor de Andy Warhol durante más de una década, mediante un amigo en común y se ofreció a trabajar para mí en un show que tuve en 2010 con Ty Williams. Usamos la misma mesa en la que fueron hechas un montón de obras de Warhol. Eso fue bastante extravagante.

Hablando de otro tipo de actividades, también toco la batería, el órgano sintetizador y la guitarra, me encanta grabar mis propios sonidos experimentales. Tengo la costumbre de grabar a mis amigos mientras conversamos (Lo siento chicos) pero gracias a esto tengo una enorme colección de más de 5.000 sonidos únicos que están ordenados por categorías en plan: “Drew dando una calada a un peta” o “Joel hablando de Dora” o “Taxi derrapando en la 7ª avenida”. Es el periodista que hay dentro de mí.

 

La motivación que tengo como artista viene de un instinto interno por crear, uno sabe cuando lo tiene. Pero gracias a la comunidad de personas creativas que tengo el privilegio de tener alrededor, la creatividad se perpetúa y eleva la experiencia a algo real.

Creo que hacer una agenda de trabajo es una de las cosas más difíciles con las que me he encontrado, por eso intento que mi vida fluya como una novela de William Faulkner. Una cosa lleva hacia otra y antes de darte cuenta son las 2 de la madrugada y estoy pedo en mi estudio intentando conseguir la foto correcta. Una cosa que he de decir es que intento no pensar demasiado. No puedes crear trabajo si no estás trabajando. Nunca me obligo a tomar fotos, pero sí que intento mantenerme activo con algo relacionado con el trabajo. Paso la mayor parte del tiempo editando y sentado frente al ordenador o enmarcando fotos. Por supuesto, cuando hay olas… ahí es donde intento estar. Eso lo considero alta prioridad.

Tengo miedo a decirlo. Pero puedo decir que con el amor, la humildad y el entendimiento se llega lejos. Tanto a nivel interno como externo. En cuanto al futuro, los planes y todo eso, desafortunadamente el huracán Sandy arruinó los míos por unos meses. Se supone que debería estar en Biarritz mientras escribo esto pero desafortunadamente mi casa y mi estudio quedaron inundados así que estaré trabajando duro para devolver la normalidad a todo esto lo antes posible. Voy a pasar este invierno trabajando con un amigo en un show para el año próximo y también quiero terminar un par de libros auto editados. Aparte de que he estado recibiendo un montón de encargos freelance que me encantan.

 

 

www.robkulisek.com

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