UNA HISTORIA SOBRE FAMILIA, ARTE Y SURF.
Antes de empezar a leer esta entrevista, debemos remontarnos en el tiempo para entender sus orígenes. En la década de los 50, el padre de Dibi Fletcher se convirtió en una leyenda de la escena del surf hawaiano, al mismo tiempo que cambiaba la filosofía de su empresa familiar con sede en California. No en vano, la época de prosperidad económica que se vivió después de la Segunda Guerra Mundial favoreció que este empresario tuviera éxito al mezclar la cultura de aquellas islas con el apetito voraz que sentían los americanos por la iconografía tiki. Fue entonces cuando los bellos ukeleles y las coloridas camisas floreadas invadieron definitivamente el mundo y se convirtieron en un símbolo de la prosperidad de los Estados Unidos. Si avanzamos unos años en este relato, descubrimos que el surfista Herbie Fletcher llegó a Hawái siendo un adolescente y fue allí, en medio de aquel paraíso de olas y de fiestas exóticas, donde conoció a su futura esposa, Dibi. Ambos vivieron intensamente aquellos primeros años de relación, hasta que decidieron casarse y formar una familia arraigada a la cultura de playa. Puede que para muchos ésta sea un romance idílico, pero todos los que conocen realmente la mitología del apellido Fletcher saben que su historia fue la inspiración lejana para la serie de culto de la cadena HBO titulada “John from Cincinnati”, que además contaba con el hijo menor del clan como protagonista.
Dejando de lado todas estas anécdotas televisivas, también debemos comentar que Dibi Fletcher se ha posicionado como una de las artistas y matriarcas más relevantes de la escena del surf actual y que no duda en tomar los caminos más arriesgados con sus creaciones, tal como se hace evidente al ver las imágenes que acompañan esta entrevista a quemarropa.
¿Podría contarnos cuál es su vinculación con el mundo de las olas?
Yo pertenezco a la escena del surf, soy la propietaria de Astrodeck y durante toda mi vida he trabajado con los mejores surfistas del mundo. Podría decirse que esta cultura ha influido en todo lo que hago. También he escrito artículos sobre los personajes más relevantes del surf para publicaciones internacionales y he diseñado tablas con mi marido Herbie que han permitido sacar más rendimiento de la experiencia de coger olas. Todo esto se puede considerar arte, desde las camisetas que he creado hasta las tablas que fabrico, pasando por las películas que Herb y yo producimos. Pero si tengo que elegir un único trabajo entre todo lo que he hecho, supongo que me quedaría con Christian y con Nathan… mis dos hijos y dos obras de arte vivientes.
¿Qué diferencias cree que existen entre el arte convencional y el relacionado con las tablas de surf?
Durante mucho tiempo me he dedicado a trabajar la piedra, que es un arte que me aporta mucha satisfacción, pero moldear el foam y utilizar los materiales tradicionales de fabricación de tablas de surf me crea una sensación inmediata mucho más placentera. No en vano, se trata de un matrimonio único entre forma y color. Me encanta trabajar con resina pigmentada porque tiene una saturación de color que no he experimentado en ningún otro medio creativo. Es algo completamente fabuloso.
¿Ha temido alguna vez que califiquen sus obras como arriesgadas o a contracorriente?
No sé si yo soy la mejor persona para juzgar lo que es o no es arriesgado. Piensa que la mayor parte de las cosas que he creado a lo largo de mi carrera no han sido demasiado bien recibidas, pero si lo miro en perspectiva, creo que la gente ha empezado a apreciarlo en los últimos años.
¿Cómo le gustaría que evolucionara su carrera?
Continuaré haciendo todo lo posible para crear arte en todas las facetas de mi vida. Nathan me dijo una vez mientras rodábamos un video musical cuando él tenía 14 años: “tienes que expandir tu mente, tienes que expandir tu mente, tienes que expandir tu mente”. Supongo que esa frase lo resume todo a la perfección.
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