1975. Con la muerte del extravagante genocida español, no solo moría el último caudillo fascista europeo, sino también la penúltima chapuza con la que los aliados habían cerrado esa matanza que llamamos segunda guerra mundial. Con ojos de siete años mi curiosidad viajaba desde el malagueño barrio del Perchel hasta el pueblo de la Axarquía donde vivían los abuelos, completando un retrato familiar tipo de la época. Las sensaciones se mezclaban a mi alrededor con desorden y lo que en un instante parecía rezumar esperanza, al momento siguiente podía convertirse en tensión y hasta miedo.
La aparente calma chicha en blanco y negro tornaba en cualquier momento. Con censoras miradas de chisme por lo bajini y extraño odio visceral. Con estallidos de viejo rencor, macerado entre visillos durante décadas. Con tirón de bolso en mobilette a una guiri despistada en la parada del autobús. Con furtivas carreras nocturnas de cuello vuelto, tacones y pantalón pata de elefante. Con un atraco de recortá a la caja de ahorros de la esquina y fuga en una loca, el seat124. Con tumulto de críos que se arrasaban rodillas y tobillos practicando fútbol-calle en dos equipos -de cuatro o de veinticuatro jugadores-. Con mucho bikini de flores y algunas pelotas de playa que, de cuando en cuando, llovían del cielo. Con la incontrolable risa contagiosa de los primeros porros, torpemente liados. Con una pintada en el callejón que decía: “¡Viva Andalucía libre!”, o con otra en una curva de la carretera nacional, en la que ponía: “Libertad pa El Cabrero” (cantaor y preso político, de palo libertario y verso rojo anticlerical).
Las sombras siniestras del verde militar y tricornio zaíno en cualquier cruce de caminos. El azul oscuro y el negro de los guerrilleros de cristo rey, y otros brazos ilegalmente armados de la incipiente fuerza nueva (luego frente nacional y, más tarde, astutamente integrados por aznar en la popular coalición de todas las derechas). La porra anónima que apalizaba a plena luz del día y torturaba en mugrientos calabozos de la policía armada, los grises. Éstos resultaban los tristes tonos de moda hasta que alguien -de pronto- encendió la radio y empezó a sonar un himno al amor y a la alegría. Un cante rockero cargado de agobiada esperanza y poesía de libertad. De voz cristalina y rugosa, entonando una canción muy flamenca y muy andalusí: “Todo Es De Color”. Y en algo más de dos minutos, comprendimos que había llegado el fin de la monocromía, que podíamos disfrutar de todos los colores gracias a un trío de rock progresivo que se llamaba Triana.
La canción estaba incluida en el primer elepé de la banda, “El Patio”. Un trabajo que, con permiso de Smash o Las Grecas, inauguraba un estilo que algún crítico bautizó como Rock Andaluz, y en el que se enmarcó a Medina Azahara, Imán Califato Independiente, Guadalquivir o Alameda. La portada de aquel disco era toda una declaración de principios: Un típico patio andaluz en penumbra pero salpicado de flores. Donde tres músicos melenudos parecían mirarte serios pero relajados mientras, a su espalda, en un sangrante graffiti de la pared, se leía: Triana. Un discazo que vino seguido de más talento; con “Hijos Del Agobio” (1977), “Sombra Y Luz” (1979), “Un Encuentro” (1980) o “Un Mal Sueño” (1981).
En esos cinco años, Triana vendió millones de cassettes y vinilos, consiguió discos de oro y platino, logró llenos absolutos en sus conciertos,… Un auténtico tsunami que lo inundó todo con su rock de poesía hippie y sus melodías para amar y hacer al amor. El trío formado por Jesús De La Rosa (vocalista, pianista y compositor de casi todos los temas), Juan José Palacios ‘Tele’ (batería y percusiones) y Eduardo Rodríguez ‘Roadway’ (a las guitarras) interpretaba sueños musicales expresados en absoluta libertad creativa, que terminaron abruptamente después de su disco de 1983, “Llegó El Día”. Por la muerte en accidente de tráfico de su líder, Jesús, el 14 de octubre de ese mismo año. Tras el fallecimiento, Roadway abandonó la vida de músico profesional y se marchó al paraíso gaditano de los Caños De Meca, donde sigue viviendo. Tele siguió en la música, llegando a reformar Triana algunos años más tarde. Pero ya nada fue igual…
Estos días se estrena en pantalla grande “Todo Es De Color”, película de Gonzalo García-Pelayo -director de cine, periodista y productor de infinidad de bandas- y protagonizada por su hermano Javier García-Pelayo, que también es co-guionista de la cinta; y fue descubridor, manager y amigo personal de los Triana. Un homenaje que no es biopic ni tampoco documental al uso. Más bien se trata de un ensayo fílmico en el que caben; el amor, el drama, la nostalgia, el humor, la filosofía y el cariño. Y también un musical de coreografía sin bailes que cuenta varias historias entrelazadas, para recuperar la memoria de aquel trío incomparable. Emocionará a los que gozaron y gozan con ellos, e intentará que el resto pueda sentir o comprender lo que significaron para la juventud de la época. Con los dos hermanos hablamos de la peli y, sobre todo, de la banda trianera.
Gonzalo García Pelayo
Angel: “Todo Es de Color” comienza con la recreación de una sentida visita y despedida frente a las lápidas de Jesús de La Rosa y de Tele. Y una exuberante banda de colegas saliendo en motos del cementerio con dirección a Caños De Meca (paraíso gaditano de hippies desde hace más de cuatro décadas) para encontrarse con Roadway y asistir juntos a un concierto en recuerdo de Triana. ¿Os parece que situemos a los espectadores más jóvenes, que no conocieron a Triana, para que sepan cómo empezó el mito?
Los Pelayos: Pues mira, ellos ya venían de haber tocado en otras bandas, como Tabaca, Los Payos, Los Nuevos Tiempos, Gazpacho,… En un principio, Eduardo embarca a Jesús y a Tele -que parece ser al que se le ocurrió el nombre del grupo-. Yo (Javier) ya estaba trabajando con una oficina de representación artística desde León, en colaboración con Sevilla, a través de José Luis Fernández De Córdoba. Programábamos música los domingos en una discoteca de Burgos y un día pasaron Los Bravos, donde Jesús -que era muy amigo- cantó un tiempo. Nos conocíamos de jovencitos, de la discoteca sevillana Don Gonzalo y otros sitios de entonces. Ese día Jesús me habló de Triana pero no fue hasta una semana después, tras concierto de Gazpacho, cuando Tele y yo volvimos juntos a Madrid, donde él estaba viviendo con Eduardo. Es allí donde escuché por primera vez el single y la maqueta que habían grabado… y quedé asombrado. Para mi aquello era lo que habían estado buscando Smash -que eran más yuxtaposición, mientras que Triana conseguían la fusión total-. Habían hablado con Teddy Bautista para que les ayudase en aquel primer single, y luego pasearlo por compañías discográficas. Algunas, con las que ya habían trabajado en grupos anteriores -como Los Payos- y habían vendido muy bien. Pensaban que se les tendría una cierta consideración pero no fue así, no les valoraron.
En aquel momento, Gonzalo estaba empezando a grabar con el sello Gong y supuse que le iba a gustar, como así fue. Empezaron a ensayar y preparar el primer disco en el sótano de mi casa en Pozuelo. Y al final fueron nada menos que tres o cuatro años de ensayos. Es decir, que los tres primeros discos se crearon allí. Por aquellos días llegaron a mi casa Lole y Manuel, que eran pareja. Lole ya era conocida, en aquella época actuaba en solitario, o con su madre… cosas árabes y tal. Hubo unos cuantos días que yo no sé cuánta gente estuvo viviendo allí, era una casa pequeña… Manuel y Tele compusieron “Todo Es De Color” y se pensó en Manuel para Triana pero luego decidieron que no. Más tarde, Lole y Manuel se unieron como pareja artística y grabaron en Sevilla, también con Fernández de Córdoba. Gonzalo decidió inmediatamente sacarles un disco, pero no se hizo contrato. Así que, cuando empezó a vender bien, llegó la cbs y se los llevó. Por eso solo hay un disco de Lole y Manuel en Gong.
Javier Garcia Pelayo
A modo de road movie, los moteros van atravesando La Mancha en dirección al sur, con esas impresionantes imágenes de molinos. Con el cambio de la luz del día, al atardecer, y luego a la noche… preciosas escenas. La música de Triana es el hilo conductor de toda la película y el destino final es ir a un concierto en homenaje al grupo. Todo gira en torno a la música, pero ¿de dónde bebía musicalmente Triana? Hay quien dice que se inspiraron en Smash…
Los Pelayos: No es que se inspiraran en Smash, es que eran coetáneos y solían tocar juntos. Se puede decir que ellos arrancaron con las ideas de esa generación y fue Triana quien las remató. Ten en cuenta que con el grupo Los Nuevos Tiempos ya esbozaban las ideas que luego se concentraron en Triana. Así que Jesús De La Rosa, más que por ellos, estaba muy influenciado por la música rock de su generación; como Steve Winwood, los Doors, Jimi Hendrix, Pink Floyd y, cómo no, por el flamenco. Escuchaba mucho flamenco. Sobre todo Camarón De La Isla, José De La Tomasa, las malagueñas de El Mellizo, los hermanos Torres de Jerez…
A él le costó mucho arrancarse a cantar en español, cantar rock en un idioma que no sea inglés nunca ha quedado del todo bien. Cuando podía, procuraba juntarse con cantaores porque sentía la necesidad de añadir a ese componente generacional sus raíces, para hacerlas propias y poder llegar de verdad a un público de aquí y conmocionarlo, emocionarse juntos. Como después demostró.
Lo que quiero decir es que cuando Smash tocaban el “Little Wing” de Hendrix o “Paint It Black” de los Rolling Stones –que lo hacían maravillosamente y nos encantaba- no conseguían conmocionar porque estaban ahí los originales. Nos gustaba mucho que nuestros amigos fueran capaces de hacer una versión casi igual de buena o a su manera, mientras que las orquestas de entonces estaban tocando mojones. Tocaban de puta madre y los disfrutábamos con nuestros pitillos, nuestros pelos largos… que por fin podíamos. Pero siempre estaban ahí los ídolos originales. Así que, veinte o treinta años después, hemos visto llorar a chavales escuchando a Zaguán tocar las canciones de Triana. Porque se ven reflejados en su lenguaje generacional y les toca en su ser interior, que es nuestra cultura. Creo que eso no se ha hecho en ninguna otra parte del mundo… quizás el rock celta, pero poco más. Nadie más lo ha hecho. Unir el espíritu rebelde del rock con tus raíces y tu sentir propio hace que la gente se sienta identificada.
Precisamente, otro de los hilos conductores de la película es el personaje de Mar, la chica joven que está buscando su camino, su identidad. Y que se suma al viaje de los moteros en un claro anhelo existencialista. Intentando hallar el sentido que no encuentra en su vida. ¿Era más ilusionante la sociedad española en la época de Triana? ¿Creéis que es más difícil posicionarse hoy en unas raíces propias?
Los Pelayos: Quizás sí. Aquel rock andaluz o español… el de aquí, estaba hermanado con los catalanes o los bretones, incluso con lo que luego se ha llamado world music o rock étnico. El del sur comenzó a hundirse cuando el partido andalucista se apropió del sello rock andaluz, que era claramente limitador. Nosotros no necesitamos luchar por ser nosotros porque ya éramos libremente andaluces. Te cuento una anécdota. A Silvio (Silvio Fernández Melgarejo, el legendario rockero sevillano) le preguntaron una vez: “Silvio, ¿tú siempre has hecho lo que te ha dao la gana?”. Y él contestó: “No. Yo siempre no he hecho lo que no me ha dao la gana” (risas). Ese era el grado de libertad que teníamos. Luchar contra franco solo luchó el partido comunista, los anarquistas… Nosotros, los hippies, lo que hacíamos era vivir de la forma más cercana a la que queríamos. Yo no he sido de ir a manifestaciones pero he ido de manifestación continua toda mi vida, porque iba con los pelos largos, fumando lo que me daba la gana,… No tenía que ir a la Castellana a gritar: “¡Libertad, libertad!”. Estaba por ahí o en los bares haciendo lo que me salía del carajo. Lo que quiero decir es que la libertad se ejerce, no hay que buscarla.
Es como Roberto González, de Tabletom. Roberto no luchó nunca, él solo luchaba por ser como era y por vivir como vivía. Pero en realidad no es que haya luchado, es que lo ha ejercido. El iba de manifestación permanente, donde fuera. Daba el mitin toda su vida siendo como era. Es la diferencia que ves con el heavy rock, que muchas veces son una banda de llorones, venga a llorar, venga a llorar… ¡Kiyo, vamos a ejercer la verdadera libertad ya!. Silvio decía que el que proteste “es que no se entera de ná”. Hablo de Silvio porque, aunque no era de Triana, era una persona muy cercana al grupo. Mira, una noche en la sala Rockola estaba toda la gente, toda la prensa esperando que cantara “La Ragazza” y él consideró que no era día para cantarla. Había ido todo el mundo a escucharla y yo le decía por detrás: “Silvio, Silvio. La Ragazza, Silvio” -porque él no llevaba nunca una hoja con el repertorio ni ná, él se ponía a cantar lo que consideraba y el grupo le seguía-. Total, que el Pive Amador -que empezaba la canción con un toque de batería- decidió arrancarse. Y Silvio, viendo que la iban a tocar, se bajó del escenario y se fue a la barra. Invitó a todo el que estaba por allí cerca. Y el resto del grupo, con el Pive cantando, se tocó la canción sin él. Mientras, Silvio estuvo con su copa de coñac -o sus dos copas, una en cada mano- y se tiró toda la canción lejos, hasta subir a la tarima justo para hacer el uh final del tema. (risas)
Otro momento estelar de la película es en Sevilla, a la vera del Guadalquivir. Por los recovecos del barrio de Triana y la pintada en la calle de Jesús. Echando unas cervezas en el mismo bar donde Carlos Tena y el equipo de televisión de Popgrama filmaron en los setenta al grupo en su ambiente. La conversación de Javier con la señora de la plaza. Y ese mágico momento, en la Alameda de Hércules, con la gente cantando a pleno pulmón “Tu Frialdad”, que pone los vellos de punta. ¿Cómo fue la relación de unos hippies como Triana con la sociedad de su tiempo? ¿Y con Sevilla en concreto?
Los Pelayos: Triana fue una banda de sevillanos que se hizo en Madrid. Jamás fueron contratados por el ayuntamiento de Sevilla. Y las dos veces que tocaron en su ciudad, con un lleno absoluto, hubo alguien que cortó la manguera de sonido antes de que terminara el concierto. Fue un grupo que vendió muchos discos en Sevilla y encantó a sus gentes, pero la inteligençia y un cierto tipo de sevillanos nunca les aceptaron.
El rock y el hipismo no podían ser muy bien aceptados por ciertos sectores. Algunos, para atacar a Triana, decían que los conciertos sonaban mal, pero lo cierto es que la mayoría sonaron muy bien, sobre todo en sitios relativamente pequeños o medianos. Lógicamente, cuando ibas a una plaza de toros por ejemplo, las cosas no podían ser como hoy, que hasta para grabar un concierto se puede sacar partido a un teléfono móvil. Eran otros tiempos y no se contaba con los medios de hoy en día. Pero muchas de esas críticas fueron por parte de prensa que siempre fue a la contra del grupo. O mejor dicho, Triana fue un grupo que funcionó frente al silencio de muchos críticos. Fíjate que con el tercer disco algunos críticos escribieron que era peor que los dos anteriores… sin antes haber hecho la reseña de éstos. Eso a Jesús le dolió. Sobre todo cuando llegó la nueva ola, con otro tipo de grupos menos trascendentes, agarrados a lo efímero, que recibieron inmediatamente más apoyo de los medios, de los políticos…
Claro, eran más llevaderos porque no eran rock, que siempre ha sido la música de la resistencia. Ten en cuenta que gente como los Beatles se separaron porque no sonaban. La industria del espectáculo se inventó media hora después de que los Beatles se acabaran. Y se inventó para anglosajones, aquí no llegó el inventó hasta los ochenta. En el año 1980 llevábamos a Medina Azahara, Smash, Cai y Alameda, y teníamos que comprar nuestros propios equipos porque no había empresas de alquiler. Recuerdo perfectamente una actuación de Triana en el San Juan Evangelista de Madrid que fue un exitazo. No serían tan malos cuando eran los más contratados y con un caché muy alto.
Triana nace a la muerte del dictador y todo es muy convulso. El primer disco sale en primavera y franco muere en otoño. Cuando un pueblo está sometido a una dictadura casi nadie atiende a su cultura, y la propia cultura de esa dictadura suele estar mal valorada. Es algo habitual. Pasó con el flamenco o la copla, que fueron denostados. La gente necesita pasar página y dar relevancia a cosas nuevas, que no tengan relación con el pasado. Es como un tapón que hay que quitar. Por ejemplo, hasta que no llegó el psoe, nuestra cultura no fue observada en otros países porque se tenía la sensación de que no era libre. Triana interpreta justo en ese momento, con sus letras tan bonitas y lisérgicas. Y al mismo tiempo, tan rebeldes e ilusionantes.
Hay en el metraje de “Todo Es De Color” una permanente sensación, incluso desde los toques de comedia, de oda al amor y al sexo libre. Como también es muy apreciable el protagonismo de la mujer. No solo en el personaje de Mar, sino también en el de la poeta Silvi Orión, las técnicas de sonido, las organizadoras del bolo final…
Los Pelayos: Triana eran hippies y mucho más. Pero hippies en el sentido de una forma de entender la vida y el amor como motor universal. Hacían letras de amor, pero de amor lisérgico, con otros dobles sentidos, con otra mirada. La gente lo encajó muy bien, estaban empezando a fumar pitillos… en cierto modo era una fiesta continua y la gente entendió que el rock andaluz y en español era el lenguaje de su generación. Aunque el público de Triana en realidad era muy variado. Los hippies de verdad quizás ni se enteraban… en todo caso, el hippie aficionado, el que por la tarde trabajaba en un taller. El hippie de Formentera, si se enteraba, era porque a lo mejor un día bajaba a la ciudad. La primera actuación de Triana fue en el madrileño club Argentina, de San Blas. Que era un barrio obrero muy rockero. En ese club, semanas antes podían haber tocado Topo, Asfalto, Leño… Bandas con las que Triana compartió muchas veces escenario, y la audiencia era de vaqueros y pelos largos. Para muchos era su primer concierto, todavía no había tribus. Podría decirse que eran los primeros alternativos. La verdad es que el público era más bien masculino. Eso luego ha cambiado totalmente y hay muchas más mujeres en los conciertos. Jesús -y en general, el rock- estuvo siempre enfocado a la aceptación y conquista de la mujer. Yo creo que, hasta cuando los hombres se iban a las cruzadas, en el fondo pensaban que estaban muy guapos con el traje de cruzado y eso les iba a llevar a ligar mucho… y la religión solo estaba ahí para controlar el sexo (risas).
El amor es el origen de todo, del big bang. Es una fuerza de la naturaleza externa a nosotros. Y nosotros, cada molécula nuestra se proyecta a las personas de las que nos enamoramos. Sin duda, lo que Jesús quería es transmitir amor. El era un tipo grande, bonachón, gracioso, amoroso. Y el grupo empezó con una fuerza total de amor. Si es verdad que luego, cuando se venden muchos discos, el que firma las canciones gana mucho más dinero. Así que hubo algunas discusiones y, en los últimos discos, hay canciones que ya no son de él. Porque él lo permitió para que los demás también ganasen, pero podía haberse negado y no lo hizo. Podía haberlo hecho pero era una persona buena y lo permitió. Lo que sí es seguro y lo será siempre es que con “Una Noche De Amor Desesperada” se folla muy bien.
Las drogas también están muy presentes en la película. Se fuma y se habla con naturalidad del cannabis, y se retrata muy bien el ambiente dopado de algunos personajes clásicos de los Caños De Meca. Además de ese episodio onírico… cuando Javier tiene un extraño y lisérgico sueño.
Los Pelayos: Las drogas están desde el principio de la humanidad. En los treinta empezaron a ilegalizarlas, sobre todo por eeuu, y a partir de los setenta empieza la represión a lo bestia. La ilegalización ha sido un elemento político muy importante para reprimir el pensamiento libre, a partir sobre todo del mayo del 68 francés, o el verano del amor en estados unidos. En 1969 hubo una reunión del grupo Rockefeller que se llamó “La Democracia En Peligro”. Era su democracia la que estaba en peligro, claro. El partido comunista era muy fuerte en Francia, en Italia, en Alemania… podían ganar las elecciones en cualquier momento. Eran los tiempos de la guerra fría, las tropas yanquis luchaban en Vietnam… y en su tierra, la juventud luchaba contra la guerra de Vietnam. No podían aceptar toda la permisividad ocurrida en los sesenta y este grupo de poder obligó a los estados a reprimir el consumo e ilegalizar la marihuana o el LSD. Ellos son los mismos que asesinaron a Brian Jones, a Jim Morrison, a Hendrix, y probablemente también a Janis Joplin. Era muy fácil asesinar a alguien que se va a meter todo lo que tú le des.
Según el informe de aquella reunión -que se puede encontrar fácilmente por internet-, los comunistas y los hippies eran peligrosos. Y a cada uno le dieron su tratamiento. Entendieron que había una juventud a nivel mundial que no estaba dispuesta a ir a la guerra, a la fábrica, a vivir bajo los cánones que ellos imponían… Tenían sus razones para tener miedo, el rock cambiaba a la juventud. Y como no podían eliminarlos a todos, especialmente a la juventud blanca, pues coincidieron en ilegalizar la marihuana. Que es una droga que fomenta la unidad, el buen rollo, las risas y el pensamiento libre. Inundaron el rock de dinero para que perdiera fuerza y a los irreductibles, procedieron contra ellos. No hay más que ver a los Rolling. En principio, su estatus puede parecer una victoria para el rock pero, entre la muerte de Brian Jones y el dinero, perdieron su fuerza, se volvieron mansos. Han quedado como una extravagancia para las élites. Con Brian Jones no hubieran podido, todo el dinero que hubiese ganado en su vida se lo habría gastado en dar por culo. El quería molestar, era el auténtico rolling stone.
O como Jimi, que era imbatible. Negro, rico, triunfador, loco de ácido, capaz de ver el mundo entero. Seguramente pensaron “Nos va a meter a todos los negros de hippies, hay que eliminarlo”. Al último que se cargaron fue a John Lennon que, como ya no se metía nada, le mandaron a un tontopollas con el cerebro lavado para que le metiera dos tiros. Y con las grandes compañías discográficas, igual. Entre el 73 y el 74, los grandes grupos de rock se quedaron sin compañía. Les pasó a Pink Floyd. O a los mismos Stones, que tuvieron que crear la suya propia. Y a pesar del punk, poco después llegó la nueva ola y su exaltación de lo efímero. Igual que la movida, aquí en España, que no tenía ninguna trascendencia política y rendía culto a lo efímero del pop, como diciendo “somos jóvenes y vamos a pasarlo bien”.
Y luego la confusión. Ahí está uno que monta una matanza horrible y se carga a Sharon Tate y a su gente. Un tipo con barba y tal, que tiene toda la pinta de un hippie… Mira, sin ir más lejos: En 1975, en Madrid, era bastante difícil encontrar un buen porro de marihuana, pero hasta entrados los ochenta era muy muy fácil que alguien te pasara un pico de heroína. Y pasó igual en el sur o en el país vasco, en Berlín o en Londres. En la calle, lo que había era heroína. Cuanto más conflictivo fuese el punto, más heroína. Ahí tienes a los Panteras Negras y en general, los ghetos negros de norteamérica. También cayeron los hippies más extremos…
Cuando empezábamos a fumar, yo conocí a hippies que fueron a buscar hachís a Marruecos pero, ¿quién fue a buscar la heroína? Yo no conozco a ningún hippie que fuera a buscarla en esos primeros tiempos. ¿Cómo llegó aquello? ¿Quién la trajo… además, tan buena, tan barata y tan bien distribuida? O después con la cocaína, ¿quién la trajo? Son dos drogas que, cuando llegaban a la pandilla de amigos, acababan con ella. No era igual que invitar a un porro, eran drogas más caras. Drogas individuales que no favorecen la unión de la gente. Hombre, favorecen la charla en la barra: Tú me largas a mí la chapa, yo te largo a ti la mía. Tu desarrollas tu vacilón, yo el mío. Pero ya está, disuelven más que unen.
El LSD es distinto, es una droga que te permite ver la realidad. Hay descubrimientos que demuestran que solo con 17 microgramos tu cerebro ya no funciona por partes sino que funciona todo entero, conectado por completo. Y la dosis que tomaban los hippies era de 2.500 microgramos. Imagínate. O el vino, que ha sido desde los griegos, acompañante de toda la cultura mediterránea. El vino de Jerez, por ejemplo, ha influenciado muchísimo al flamenco. Y cuando llegó el whisky a España, el flamenco cambió una barbaridad.
¿Por qué rodar una película como “Todo Es De Color”? ¿Por qué llevar al cine a Triana en 2016?
Los Pelayos: Bueno, pues hay una motivación clara en cuanto a las fechas. Se cumplían cuarenta años desde que apareció su primer disco y no dejaba de sorprendernos la gran cantidad de grupos-tributo que hay de Triana. No creo que haya muchos grupos en el mundo con ese currículum de homenajeadores. Obviamente, gente como The Beatles, pero ni siquiera Pink Floyd creo que tengan tantos. Es una película que no ha tratado de contar la historia de ellos ni de hacer un documental. A mi (Gonzalo) me gusta mezclar géneros y cosas, y hemos intentado hacer algo que no tenga nada que ver con las películas que se han hecho, por ejemplo, sobre los Doors y otros grupos.
Además, es una manera de revivir a una banda impresionante. Creemos firmemente que la obra de arte que nadie conoce, no existe. Nosotros somos el ente capaz de comprender el arte y la creación artística, y también universal. “Abre la puerta niña, que el día va a comenzar…” explica muy bien la intención de la música de Triana. Se nota el arte porque no puede ser reprimido. El verdadero artista no puede hacer otra cosa que no sea expresar lo que siente, no sabe hacer otra cosa. Supongo que por eso existen los managers. Recuerdo una ocasión en que decidimos comprar un equipo a un pianista valenciano que tocaba de cojones, Eduardo Bort. Le compramos un piano electrónico de la hostia. Pero claro, no era un piano clásico. Había que enchufarlo, prepararlo, darle a este botón, darle al otro… si le das aquí suena de una manera, si no suena de otra… Llegó el tío -que era ya mayor- e intentaron explicarle cómo funcionaba. Y al verlo, él dijo: “¿Pero es que no va a haber alguien que me lo pueda enchufar y tal cuando yo vaya a tocar?” (risas). El tío tocaba de puta madre pero no quería aprender a manejar aquella máquina, él lo que sabía y quería era tocar. Y se lo habíamos regalado, eh…
Esa es la esencia. Las compañías ahora no quieren ni rock, ni cantautores. Quieren a chavales o adolescentes tipo operación triunfo, a los que los someten y esclavizan. Están continuamente riñéndoles, ordeñándolos… Quieren gente que dure poco, que sea fácil de manejar y ya está. E incluso así les salen músicos a los que no pueden dominar, y se los cargan. Como a la chavala esta inglesa, Amy Winehouse. Las compañías de discos tienen que conseguir el éxito de un artista en unos cinco años, que es lo que puede durar un contrato. Pero es que eso es lo que tarda el artista en hacerse grande. Y es a partir de ese momento cuando se les puede subir a la chepa. Eso no les interesa. Sobre todo quieren explotarlos en tres años y luego ya no les interesa porque pueden crear opinión y dejan de ser manejables. Es perverso.
Para terminar quiero que habléis un poco sobre la idea del rodaje y las ayudas con que habéis contado. Y también sobre las expectativas previas y las que, una vez terminada, tenéis puestas en la película.
Los Pelayos: De momento, tras el pre-estreno –que ha sido en Málaga o Sevilla, pensando en una mayor receptividad y más facilidades por parte de los distribuidores- ahora viene el lanzamiento de verdad. Se va a estrenar en cuarenta salas y de lo que estamos casi seguros, es que el espectador no puede esperar lo que va a ver. Estamos contentos con la respuesta, sobre todo de los trianeros que la han visto, porque a ellos sobre todo va dirigida. La intención es que pueda trasmitir la sensación más parecida a la aparición de un nuevo disco de Triana. En el pre-estreno la han visto gente muy cercana, porque han asistido familiares de Jesús o el propio guitarra del grupo, Eduardo. Y sus comentarios al final de la proyección coincidían en que se veía el espíritu de Triana.
En cuanto al proceso, decir que el planteamiento se hizo en base a tres momentos cumbre; la escena de arranque de la película en el cementerio, la escena final y un momento central que es el de la gente cantando “Tu frialdad” en la Alameda de Hércules, una escena que consideraba pico. Luego, lo que se necesitaba eran, por así decirlo, elementos que rellenaran estos tres pilares, de forma que hubiesen descansos emocionales. Lo que no esperábamos es que, finalmente, saliesen tantos picos de muy alta intensidad. Una película no puede ser tampoco un pico continuo. De ahí esos descansos de humor con profesionales, como Jorge Cadaval o Alfonso Sánchez, en el camping de Caños De Meca. “Todo Es De Color” combina, de manera voluntaria, a actores profesionales y no profesionales. Como en la escena del chico que habla del camping y tal. Es una forma de que el espectador conozca las cosas con naturalidad y de primera mano, algo que me gusta y suelo hacer en mi cine. Además de contar con la presencia de músicos como Gualberto, Raimundo Amador, Ricardo Miño o Manuel Imán.
Y sobre los medios o ayudas que hemos tenido, decir que es la primera vez que contamos con financiación de canal sur para una película. Parecía que íbamos a tener también el apoyo del gobierno andaluz pero esos dineros al final no llegaron. En todo caso, se pudo terminar felizmente con lo presupuestado. Supuso algunos inconvenientes y problemas pero, en honor a la verdad, he de decir que tampoco han puesto en absoluto freno al rodaje. No hay de momento expectativas en cuanto a distribución fuera de España pero tampoco descartamos la posibilidad de presentarla en festivales y tal, así que estamos preparando unos subtítulos en inglés, porque siempre pensamos que Triana era uno de los mejores grupos que habíamos conocido. Incluso con el tiempo la idea se ha ido ampliando y ahora no los limito a lo conocido, sino que incluso los tengo al nivel de los mejores grupos de talla mundial. No los ponemos en un escalón inferior a gente tan importante como Led Zeppelin. Puede parecer una cosa chauvinista o partidaria pero decimos esto con la misma naturalidad que lo pensamos. Sin pretender que lo opine todo el mundo, hoy ponemos una lista de grupos de gran nivel y no les colocamos en un sitio inferior a ninguno de ellos. Entendemos que hay muchas expresiones musicales buenísimas pero, al nivel de su música, e incluyendo como te digo a grandes bandas internacionales, el trabajo de Triana podría estar en un nivel de inspiración tan alta como, por ejemplo el “Omega” de Enrique Morente.
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