Cualquier carencia que estos rusos locos pudieran tener en su surf, está más que compensada solo con las narices que hay que tener para mojarse en el Océano Ártico. Grabada durante un año en la región de Murmansk, al norte más extremo de Rusia, el film documenta algunos de los intentos de surf en este lugar. Las olas no son nada del otro mundo, al contrario que la temperatura del agua, pero el hecho de, no solo el haber llegado hasta allí, si no el de haber conseguido coger olas sin morir en el intento, ya lo hace algo memorable cuanto menos.
Sí, surfear a temperaturas bajo cero duele (y mucho) pero, si como nosotros eres un apasionado de la gente que busca la felicidad en los rincones más recónditos del planeta, este vídeo es para ti.