Conocí a Sergio en un festival que tuvo lugar en el marco incomparable del Jardín Botánico Histórico La Concepción y, a los pocos minutos, estábamos tan inmersos en una charla acerca de música y de proyectos artísticos propios y ajenos, que nos olvidamos de los grupos, del estilo paisajista inglés, y de las plantas de clima subtropical tan infrecuentes en Europa. Arropados por el ruido propio de un concierto, poniendo empeño para que nuestras voces sobresalieran por encima de un telón eléctrico, en un momento dado, él me habla de su grupo, y yo, rápidamente, y más movido por la cortesía que por la esperanza, le doy a seguir en Spotify con intención de pegarle una escucha tranquila al día siguiente. En fin, no tenía demasiadas expectativas ya que me suelen decepcionar estas recomendaciones por una simple cuestión estadística: No todos los días descubres a un grupazo patrio. El primer tema que oí fue Nuevas dependencias y, a partir de ahí, pasé el resto del día clicando videos y pegando un repaso a la discografía de Monteavaro. Algunos de los temas, como el que acabo de mencionar u otros como ‘Amor, 1983’ o ‘Seremos uno’ eran carne de número 1 en cualquier lista elaborada con un mínimo de honestidad y criterio. Poco después, fui a verles tocar en la malagueña Sala Velvet y el concierto, en el que se hicieron acompañar de instrumentos de viento, fue la confirmación de que aquellos chicos eran mitad corazón y mitad disciplina y que lo tenían todo para convertirse en un grupo de referencia. Otro de los puntos fuertes de la banda son las letras las cuales dan cuenta de historias cotidianas con una lucidez y frescura poco frecuentes: Ya llevamos meses sin parar, tantos restaurantes que tachar, tráete algo de ropa a mi casa, no significa nada. A lo largo de la siguiente entrevista, y a las puertas del concierto presentación del nuevo disco en Málaga, Sergio, cantante, compositor y fundador del grupo, comparte con nosotros la historia y la dinámica de trabajo de Monteavaro. Debido a que la entrevista fue el resultado de una prolongada charla, hemos optado por transcribirla de la manera más fidedigna posible, tratando de atrapar el espíritu un tanto caótico e impredecible propio de una conversación que, más que entre un entrevistador y un entrevistado, tuvo lugar entre dos colegas que comparten inquietudes y cervezas.
Me llama la atención en el caso de Monteavaro el desajuste entre la relativamente corta vida de la banda y la cantidad de material acumulado.
Creo que es una cuestión de dedicación y de estar muy focalizado en algo. Para empezar, y te doy la razón en lo que planteas en tu pregunta, llevo poco tocando la guitarra. Me compré la primera en 2009, con veintiocho años, y lo normal es que la gente que toca en bandas empezara en la adolescencia. Pero compensé dicha circunstancia dándole a las cuerdas cinco horas diarias. A los ocho meses ya estaba dando un concierto para ochenta personas de HP, porque yo trabajaba por entonces en la empresa. Me dio muy fuerte y me enganché muchísimo. Y luego creé un canal de YouTube de covers en el que me encargaba de grabar los videos, traducir las letras, así como de compartir un poco a modo de tutorial los acordes.
¿Y siguen estando disponibles esos vídeos?
Los hice todos privados. Eran mis primeros pinitos y ahora me ruboriza un poco verlos. Pero me vino bien como escuela. Luego me fui a Londres a currar en las oficinas de HP y descubrí el mundo de los micros abiertos y, durante unos tres meses, tocaba todas las noches. Eso me ayudó a coger tablas. Y, justo en ese momento, fue cuando me empecé a picar y a escribir mis propias canciones en inglés. Cuando volví a Madrid un colega casi me amonestó: ‘Qué haces cantando en inglés, en castellano va a sonar mejor y vas a contar con muchos más recursos’. Y le sigo estando agradecido por el consejo. En 2013 grabamos desde Londres un montón de canciones, una veintena, muy casero todo y con poca calidad, a pesar de que dos de ellas terminarían formando parte del primer disco de estudio del grupo.
Y qué ocurre después de esa emocionante etapa londinense en la que te tiras al barro tocando tus propios temas en directo y en otra lengua.
Pues volví de Londres con la ilusión de dedicarme a la música porque me di cuenta de que era muy feliz tocando todos los días. Subí los audios de esa primera demo a SoundCloud. A raíz de ahí, conocí una noche de fiesta a un chaval que tenía una guitarra y estaba tocando canciones de Hendrix y las clavaba. Era un niño, tenía dieciocho años. Y dos meses más tarde, estábamos dando un bolo en la Costello con los temas de la maqueta. El asunto es que el camarero de la Costello se unió al grupo. Y otro día el técnico de sonido de otra sala en la que estábamos tocando, nos comentó al final del bolo que le gustaba nuestro rollo y acabó uniéndose como bajista. Luego hubo un cambio de batería y se unió Raúl Santos, que fue el primer batera que tuvieron Los Planetas.
Por lo que veo, la noche ha sido crucial en la historia de Monteavaro.
Totalmente; podría decirse que gran parte de los hitos que han marcado nuestra historia tuvieron lugar después de las doce la madrugada.
Y cómo sigue esta noctámbula aventura…
En 2014 dedico todas mis vacaciones a componer y terminar de dar forma a los cortes que integrarían el primer disco. Nos marcamos una fecha tope lo cual suele ser muy efectivo a la hora de no estancarse. Siempre he tenido presente la idea de sacrificio en el sentido de que sabía que, si quería hacer algo bueno, tenía que dedicarle muchísimo tiempo. También tuve claro que quería que cada disco estuviese presidido por un concepto, una atmósfera reconocible tanto en el sonido como en la temática. Por ejemplo, la idea del segundo surgió a raíz de que me dejase una chica, y en plena crisis sentimental, me fui a una casa que tengo en Asturias, en mitad del campo, a componer y también a sanarme un poco a nivel anímico.
Todo muy bucólico.
Así es, mis vecinas eran las vacas y, además, aproveché para desintoxicarme un poco del móvil y de las redes sociales. La apuesta por la banda ha pasado casi siempre por sacrificar parte de mi vida social. De hecho, dejé el trabajo durante tres años para poder dedicarme en cuerpo y alma al grupo y tratar de hacer realidad el sueño de vivir de esto. Empecé por un año sabático que terminó convertido en tres años y medio.
Volviendo a la guitarra, ¿diste clases al principio o fuiste un autodidacta?
Autodidacta. Lo que sí hice, y esto conecta con lo que te contaba del canal de YouTube, fue aprender muchas versiones. Cuando tienes un background de 200 covers ya empiezas a adquirir cierto músculo para atreverte con tus temas.
La noche que nos conocimos (habiéndose ya rebasado la frontera de las doce) me hablaste de la escena de Malasaña. ¿A qué te referías exactamente? ¿No puede entenderse Monteavaro sin la alusión a ese mítico barrio? ¿Podríamos hablar de un sonido Malasañero o algo parecido?
Tiene sentido si tomamos en consideración que Malasaña es donde se mueven casi todos los grupos alternativos. En Madrid los estilos musicales están muy localizados por zonas. Y es cierto también que hemos tocado mucho en ese barrio con lo cual la historia del grupo y, por tanto, de los propios componentes, está muy vinculada al mismo y sus gentes lo cual ha terminado permeando las letras. Más teniendo en cuenta que yo tiendo a contar historias cotidianas más que a irme hacia lo críptico.
Precisamente quería preguntarte por las letras que, para mí, sin duda, son uno de los puntos fuertes del grupo. Cuentas historias dentro de las canciones, cotidianas como dices, pero elaboradas. El sonido del grupo me remite a bandas como Interpol, influencia que compartimos, pero las letras me remiten a otros compositores.
Así es, no me salen esas letras tan poéticas y oníricas como las de Paul Banks. Sin embargo, me encuentro cómodo contando esas batallitas del día a día. Me gusta, en general, la gente que escribe cosas claras y cotidianas para transmitir ideas profundas, pero no estoy en contra de textos más subjetivos.
No sé si estás de acuerdo en que, en un extremo, podríamos situar a un Nacho Vegas o un Dylan, y en otro a gente como Banks o Cobain cuya escritura quizá apele más al inconsciente o juegue con la sugerencia de imágenes en tu cabeza.
Me pasa eso con un grupo patrio tan popular como Vetusta, por ejemplo, cuyas letras son muy literarias, pero me cuesta entender.
Sí; y de hecho las escribe, si no me equivoco, Guille Galván que publicó un libro de versos con Bandaàparte. Es un gran letrista. También se me ocurre ubicar a cantantes como Enric Montefusco dentro del grupo de los que tendéis a entender la canción como un territorio idóneo para la narración o la recreación de estampas casi costumbristas.
Standstill, además, me parece uno de los mejores grupos de la historia reciente de este país.
Y volviendo a Malasaña, donde distéis muchos bolos, ¿dónde situarías el límite entre las ganas de tocar y ponerse pesado?
Sí, admito que llegamos a cansar al personal si es lo que has pretendido decir de manera sutil. Teníamos ganas de tocar, mucha facilidad para hacerlo en ciertos sitios, y llegado un momento nos dimos cuenta de que había que distanciar los conciertos o, como mínimo, expandirnos un poco.
¿Dónde ensayabais?
Lo teníamos muy bien montado porque yo tenía una casa en La Latina, y ensayábamos en un sótano de un bloque con algunas bandas; Novedades Carminha, entre otras. La circunstancia de ensayar prácticamente en casa facilitó mucho las cosas.
¿Y la frecuencia?
Normalmente un par de veces a la semana con toda la formación ya que éramos cuatro y estábamos bastante comprometidos.
Y cómo nace un tema de Monteavaro.
Inicialmente, yo suelo armar el esqueleto de la canción, el tema arranca de una acústica y luego los demás van añadiendo capas. Pero también hemos probado otras dinámicas. Por ejemplo, si el bajista construye una línea de bajo y yo improviso con sobre ella, vamos a terminar sacando un tema al que no habríamos llegado partiendo desde otro ángulo. Tan válido puede ser coger la guitarra y encerrarte con el propósito de salir con un tema como improvisar sin línea de ruta. El problema suele ser que, esta última forma de componer a la que hemos aludido, requiere más tiempo. Sí es cierto que suele funcionar que algún miembro cargue más con el peso compositivo. Si todos se implican al mismo nivel, puede haber momentos de confusión, tensión, en los que cada componente quiera tirar para un lado. El centralizar ese proceso puede dar coherencia al conjunto.
Otro aspecto interesante en tu caso y que conecta con lo que hemos hablado de tomarte la música muy en serio, es que has educado tu voz con la ayuda de algún profesor. Hace años, no solo no se estilaba dar clases de canto o de lo que fuese, sino que incluso estaba mal visto, era como si te restase autenticidad, sobre todo si hablamos de escenas más cercanas al punk, el hardcore o incluso el grunge. Qué te han proporcionado las clases.
He sido siempre muy vago para formarme; como te decía, lo que siempre me ha gustado ha sido hacer versiones y aprender practicando o de manera menos reglada. Alguna vez he tenido un profesor de guitarra, pero a la segunda clase me aburría y me cagaba en las escalas. Cuando llegué a Málaga, más allá de cantar mejor o peor, me di cuenta de que tenía que conocer bien mi voz para ajustar las canciones al tono en el que funcionasen bien, sobre todo a la hora de interpretarlas en vivo con el resto de instrumentos a saco. Esto se nota mucho cuando juegas con tonos muy graves. A nivel de ensayos ya no me canso la voz y si estoy monitorizado afino mucho mejor. En este sentido, las clases de canto me han ayudado mucho.
¿Te has subido alguna vez a un escenario con la voz tocada? ¿Cómo has lidiado con esa situación?
Se pasa muy mal, pero con el tiempo desarrollas estrategias para salvar la papeleta. Cantas más bajito, pero estás todo el rato inseguro, como si caminases por encima de un cable. A veces puedes jugar con trucos técnicos como subir el volumen de la voz en la mezcla.
Entiendo que hay que cuidarse, por mucho que venda la imagen del frontman que después de cada bolo se pone hasta el culo de todo y no duerme.
¡Quién aguanta una gira haciendo eso! La historia del rock está llena de vocalistas que han petado en mitad de una gira. Intento incluso no hablar en los momentos previos al bolo.
¿Por qué Monteavaro (o Sergio) se viene de Madrid a Málaga?
Lo de venirme a Málaga fue por motivos laborales. Después de un tiempo largo intentándolo con la música, y con todo lo que ha pasado en los últimos años, la situación se volvió insostenible. En general, es muy difícil hacerse un hueco en este mundillo y más si hablamos de ciertos estilos. Pero compaginarlo también tiene ventajas en forma de menos presión y aprovechar al máximo el tiempo del que dispones.
¿Y qué significó el pasado concierto en Velvet?
Supuso volver a los escenarios después de mucho tiempo, volver a testarnos, probar las canciones, y, sobre todo, volver a sentir el subidón del directo. También era necesario fijar una fecha porque de lo contrario, y como ya mencionaba antes, te acomodas. Durante estos dos años, con las nuevas canciones, he ido ganando confianza en el proyecto. Necesitaba tocar, eso es indiscutible, pero también comprobar si esa seguridad de la que te he hablado la iba a sentir también en el escenario y con los músicos o era un espejismo.
¿Y fue el de la Sala Velvet el primer concierto con instrumentos de viento?
Sí; y de hecho ensayamos muy pocas veces, pero desde el minuto uno la química fue brutal.
¿Y no te da miedo echar en falta los vientos el día que no puedan acompañaros?
Puede ser, pero tienes que poder adaptar los temas a distintos formatos. Yo los considero a día de hoy parte de nuestro sonido.
Se aprecia una evolución muy evidente en las últimas composiciones.
Cuando ya has grabado varios discos, has tocado mucho en directo, te tomas el tiempo necesario para componer y grabar, es lógico que todo ese bagaje quede plasmado en el trabajo más reciente. Hemos estado siete veces en La Mina para grabar Nuevas Dependencias. Se empezó a grabar en verano de 2019 y lo acabamos en febrero de 2021. Aunque también es cierto que tenemos fans de cada disco y hay gente para la que el primer trabajo de estudio de la banda es su favorito.
¿Algún concierto que os marcase especialmente?
Hemos tocado con bandas muy dispares ya que nos han metido en muchos ciclos; por ejemplo, hemos compartido cartel con bastantes grupos de garaje. A veces, eso nos ha llevado a hacer versiones, por así decirlo, de nuestras propias canciones más guarras o cañeras. Siempre nos ha costado cruzarnos con grupos de nuestro rollo concreto.
¿En qué formato o formatos ve la luz Nuevas Dependencias?
El disco sale en vinilo y plataformas digitales
¿Lo habéis intentado con algún sello?
Con un par de ellos, pero la respuesta era la típica, que les interesaba el trabajo, pero, en estos momentos, se veían obligados a centrarse en los grupos del catálogo y a descartar nuevas apuestas. Podría decirse que la autoedición es parte de nuestras señas de identidad y tiene su encanto.
Sé que habéis participado en algunos concursos. ¿Cuál es vuestra experiencia?
Mala en general; nos iba bien mientras el corte lo llevaban a cabo profesionales del sector, pero en cuanto tenías que movilizar a familiares y amigos, incluida tu abuela a la que le abrías sin su consentimiento una cuenta de Facebook, para que te votasen, la cosa cambiaba. Al final, es una estrategia de marketing enfocada a aumentar la popularidad de las firmas organizadoras en las plataformas. Nosotros descartamos ya ese camino.
¿Tuvisteis claro quién se encargaría del arte del disco desde el principio?
Sí, se trata de Mosh, un amigo del grupo, cuyo trabajo nos tiene enamorados. Un joven con un talento de esos que dan un poco de envidia sana. Ha sabido captar perfectamente lo que queríamos contar y cómo queríamos hacerlo.
Para terminar, Sergio, y teniendo en cuenta la proximidad del concierto de presentación en Málaga de Nuevas Dependencias, ¿cómo animarías a los posibles indecisos a no perderse el bolo en Málaga del 19
Pensamos que el concierto en la sala Theatro va a ser especialmente trascendente para la banda, porque será presentación del disco, y además nos arriesgamos a un recinto donde entra ya un volumen importante de público. Daremos el 200%, como en todos, pero intuimos que la energía será un poco más desbordante de lo habitual. ¡Vaya, que no os lo podéis perder!
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