SALA PLANTA BAJA. 31 MAR 2019

Si buscas la aldea de Illighadad en Google Maps no obtendrás resultados fácilmente. Tienes que situarla en el centro de Níger, encallada en vastos espacios vacíos al sur del desierto del Sahara. Se trata de una aldea remota, sin electricidad ni agua corriente (como tantísimas otras en África occidental) y donde sus habitantes subsisten básicamente de la agricultura y la ganadería. Aseguran quien la conoce, que la conexión emocional de sus gentes con la tierra y las raíces culturales compensan cualquier falta de infraestructura y desarrollo.

En catálogo del sello Sahel Sounds desde 2016, y con un par de discos editados, Les Filles de Illighadad son parte de la nueva corriente de bandas Touareg en las tendencias musicales de la World Music. Hay que destacar que Bombino, compatriota de las Filles, y a quien tuvimos oportunidad hace un par de años de grabar un vídeo exclusivo en directo en Sevilla, fue nominado el pasado 2018 a un Grammy. Este hecho da pistas de la gran popularidad que goza el género, y de lo prolífico de Níger ofreciendo artistas interesantes al panorama musical mundial. No hay que olvidar que fue en el vecino Malí, donde el gran Alí Farka Touré, allá por mediados de los ‘80, sentara las bases de este tipo de folk electrificado con un pié en el blues y otro en las raíces y la cultura rural. Después vino Tinariwen, y el género se popularizó a nivel mundial.

Si hay algo en lo que destacan fundamentalmente Les Filles de Illighadad sobre el resto de jóvenes artistas Touareg -además de por la excelente calidad que destilan sus composiciones e interpretaciones- es el hecho de ser un grupo femenino (en directo llevan a un guitarrista de apoyo). Este dato es realmente significativo en un país donde las mujeres son relegadas, en el ámbito musical, al acompañamiento percusivo. O por decirlo de otra forma: No es país para mujeres guitarristas. Fatou Seidi Ghali, líder, voz y guitarra de la banda, aprendió el instrumento a escondidas hasta dominarlo, siendo más tarde reconocida como la primera y única mujer guitarrista de Níger.

En lo referente al concierto que dieron el pasado 31 de Marzo en Granada, destacar el lleno absoluto (sorprendente tratándose de un domingo), y la magnífica entrega del público, gesto este agradecido por las Nigerinas, que fueron conectándose poco a poco a esa alegría generalizada, y que sin duda les ayudó en el difícil ejercicio de transmitir su música en una sala subterránea de una moderna ciudad. Una música ligada al mundo rural, a los espacios abiertos y a la naturaleza desértica de su lugar de origen. Y lo consiguieron. Si cerrabas los ojos, era fácil trasladarte a Illighadad, por muy complicado que resultara situarla en Google Maps.