No estaban muertos como mucha gente creía ya, estos adalides del más crudo sludge, doom y post metal, llamados Bison, pero también conocidos como Bison B.C. Tampoco le hacen ascos a algunas derivaciones progresivas como sucede en otras bandas en su onda como los Mastodon o Baroness. Los canadienses han tenido un hiato de un lustro desde su anterior y muy bien recibido “Lovelesness“. Aquel era un disco más fácil de digerir. El quinto y nuevo disco de bonito título se pierde en océanos de mil y un detalles. Suena más atmosférico que nunca y también más oscuro en bastantes ocasiones. Eso no impide que haya temas más contundentes y pegadizos como ese “Drunkyard” en el que las acometidas entre las guitarras de James Gnarwell y Dan And llaman poderosamente la atención.
Pero tienes más cosas a descubrir porque el disco comienza muy atrayente con un tema como “Until The Earth Is Empty” con su poderoso y pesado ritmo al que contribuye mucho el nuevo bajista, un Shane Clark que es también guitarrista y fundador de 3 Inches Of Blood. En “Anti War” le meten más velocidad a unas crudas guitarras que retumban como el grunge metal de los primeros Mudhoney y en el que disfrutan gritando su salvaje estribillo final. Cierran la cara A, en la versión LP, con espectaculares desarrollos instrumentales de puro sludge progresivo. Farwell dice haber estado escuchando mucho rock instrumental y también gran blues de Muddy Waters, Peter Green o Howlin’ Wolf, pero, en primera instancia, no se notan demasiado. Si hay algo de blues metalizado en los pasajes más relajados de “Tantrum”, excelente y mayormente tema calmado que abre con clase la cara B, pero también con algún solo de guitarra de estructura circular. También acaban de manera poderosa con una final “Water Becomes Fire” que circula de manera más calmada y fluida pero que tiene también buenas llamaradas de guitarras. ¡No me extraña que haya bastantes medios que cataloguen este quinto trabajo de Bison como su mejor obra hasta la fecha!. (8)