Ya lo cantaba hace muchos años Bruce: “Two hearts are better than one”. El lo-fi pop del neozelandés Kane Strang tiene más corazón que cabeza, pero muchas de sus melodías se meten en tu cabeza y es difícil sacarlas de ahí. Al ser del país de los All Blacks está siendo habitual que se hable de bandas de los 80 como los magníficos The Chills, The Clean o The Bats.
Su fichaje por Dead Oceans le dará fuerza internacional también al estar junto a nuevas figuras como John Vaderslice, The Tallest Man On Earth, Nurses o A Place To Bury Strangers. En su segundo disco se sigue hablando también de nombres más consagrados en el panorama internacional tales como Pavement, Robyn Hitchcock, Panda Bear, Car Seat Headrest o Bart Davenport.
Comienza su reválida excelentemente con una novia radiante titulada “Lagoons”. Se nos muestra más introspectivo en “Silence Overgrown”. Ya presagiábamos un disco tan bueno merced a dos singles previos. Finísima “Oh So You’re Off I See” y psicodélica y henchida de felicidad, “My Smile Is Extinct”, con aromas a Robyn Hitchcok. Su voz en falseto de “Two Hearts and No Brain”, esas frescas guitarras y esas modulaciones psicodélicas pueden recordarnos hasta al más tierno Syd Barrett. Cuando las guitarras muerden más como en “It’s Not That Bad” sí que es fácil acordarse de los de Stephen Malkmus en discos lustrosos como el “Brighten The Corners”. Creo que una sensibilidad como la suya puede llegar también a captar seguidores entre los que admiraban a Kurt Cobain, Elliott Smith o incluso Jeff Buckley. (8,5)