La provincia de Málaga no deja de sorprendernos cada día más y no es solo orgullo por vivir en esta provincia, es que Málaga esconde rincones mágicos y espectaculares. No hace falta irse a la otra punta del planeta para disfrutar de estampas de ensueño y es que a escasos kilómetros de la capital encontramos el Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama. Las cumbres de este parque natural hacen de frontera natural entre las provincias de Málaga y Granada. Las sierras de Tejeda y Almijara se ubican del lado malagueño, en el corazón de la comarca de la Axarquía. Alhama en cambio, se corresponde con la parte más occidental de la provincia de Granada.
Uno de los puntos fuertes de este paraje son los ríos que la bañan, que ya en su día los habitantes vieron el potencial de estas aguas, instalando en la zona varias fábricas de luz, como por ejemplo la de Canillas de Albaida, convertida hoy día en área recreativa, donde poder disfrutar de un refrescante paseo por el cauce del río a lo largo de pozas y saltos de agua cada vez más altos conforme se avanza en la subida. Esta fábrica se creó en el año 1915, y estuvo en funcionamiento hasta el año 1920, cuando se convirtió en un molino harinero. En la actualidad, las instalaciones de la fábrica de luz de Canillas se hallan en ruinas, pero no en desuso y su hermoso entorno es muy conocido por excursionistas y senderistas. Actualmente es una zona recreativa, donde podemos disfrutar de diferentes servicios, como una zona para barbacoas, un albergue público, zona para acampada, mesas para comer, servicios… todo esto, bañado por las cristalinas aguas del arroyo de la Cueva del Melero que hacen las delicias de senderistas. Sus aguas bajan con intensidad durante casi todo el año, formando una bella estampa entre rocas que han sido erosionadas y pequeñas cascadas. A día de hoy, este lugar es una de las zonas recreativas con mayor encanto de la provincia de Málaga y punto de partida para varias rutas de montaña y senderismo que recorren el Parque Natural, que discurre en sus primeros metros junto al río y, posteriormente, se adentra en la montaña hasta alcanzar el Puerto de Cómpeta.


Otro de los puntos fuertes de la Sierra de Tejeda, Alhama y Almijara es el Pico del Lucero, al que se accede desde Puerto Blanquillo. Se trata de una ruta circular de dificultad media en cuya cima se alcanza la altura de 1782 metros de altitud y desde el que durante el camino se puede divisar el mediterraneo desde varios de sus puntos. A lo largo del camino, nos topamos con curiosos lugares, que si bien podían parecer sacado de otro planeta, están bien señalizados en el mapa, es el caso de la cantera de mármol, ya en desuso. Desde este punto, la subida a la cima es bastante más liviana.
Aunque en este parque natural confluyeron diversas culturas, las tres sierras tienen una marcada herencia musulmana, con pueblos blancos repartidos por valles y sierras, como es el caso de El Acebuchal, la joya de La Axarquía malagueña. Aunque pertenece al término municipal de Cómpeta, se accede fácilmente desde la bella Frigiliana. A la llegada, El Acebuchal aparece de un blanco límpio tras la curva, en medio del denso bosque de pinos que conforman en estas sierras predominan los tonos blancos y grises de crestas y barrancos, consecuencia del abundante mármol de la zona.


Esta pequeña aldea, es punto álgido de los enamorados del senderismo, la naturaleza y la tranquilidad más absoluta, por aquí pasa la GR249 de la Gran Senda de Málaga. Si buscas un lugar para desconectar del agitado mundo exterior, este es tu sitio, ya que no hay cobertura, por lo que se configura ideal para reconectar con la naturaleza. Sus bellas calles, cuidadas y decoradas con un mimo exquisito por parte de sus vecinos, tienen la capacidad de abstraer a cualquier persona, sacando una sonrisa tras doblar la esquina de cada rincón, rincones que harán que quedes pasmado, como si de un cuento de hadas se tratara. Por todo esto, y por mucho más, el Acebuchal es un lugar ideal para una escapada, de hecho la mayoría de las viviendas que verás en sus calles son casas de alquiler, cuidadas al más mínimo detalle para que tu objetivo solo sea el placer y el descanso.
La historia de esta aldea es sorprendente, en los años 40, esta pequeña aldea vivía una situación de abundancia puesto que cada familia tenía bancales para cultivar un huerto y ganado en la montaña, donde también podían extraer madera y carbón. Durante el reinado de Isabel II, la aldea llegó a tener 100 habitantes, 20 casas y un molino de aceite. En 1949 tras la guerra civil española, fue abandonada después de que la Guardia Civil prohibiera habitarla tras saber que era refugio de maquis, pero en 1998, la familia García Sánchez, que regenta el único restaurante de la aldea, junto a otros propietarios, decidieron restaurarla y devolverla a la vida. Esta familia, tienen el orgullo de ser descendientes de los primeros pobladores. Ojo con el restaurante, es importante hacer una reserva si no quieres sufrir el desencanto de quedarte sin mesa, sus especialidades: el pan casero y los postres.


Como no podría ser de otra forma, debido a su ubicación, la flora y fauna de la zona es muy rica, encontramos robles melojos, arces y como no acebuches, árbol que bautiza la aldea, En este paraje de árboles resulta fácil divisar grandes águilas, como la real o la perdicera, a lo largo de la sierra es también fácil ver la cabra montés. Muy recomendable la ruta por el Rio Torrox en la otra fábrica de la luz, la del termino de Competa.
Para amantes de los viajes, la naturaleza, las escapadas, no hay momento más excitante que planear la siguiente escapada tras llegar a casa, especialmente cuando has disfrutado tanto, en este sentido, como hay lugares que por desgracia solo se visitan una vez en la vida, a riesgo de que así sea, hagamos que la visita sea memorable llenando nuestros sentidos de la forma más hermosa y estimulante.
Mas información: www.elacebuchal.com
















