El arte es un don que solo unos pocos afortunados poseen. Es esa capacidad que tienen algunos de emocionar y despertar sensaciones a través de sus ilustraciones, pinturas, fotografías o diseños. Jacobo Labella es uno aquellos privilegiados. Diseñador gráfico, ilustrador y artista, el malagueño asegura que ya en el cole sus compañeros se rifaban sus dibujos sobre las míticas series niponas Bola de dragón y Sailor Moon. Y no nos extraña. No hay más que ver su portfolio. Un paseo por los sentidos en el que la figura humana es el eje y el lápiz la brújula que perfila las coordenadas hacia lo sublime.
¡Hola!, soy Jacobo Labella, diseñador gráfico e ilustrador y nací en Málaga hace 27 años. He trabajado para bRIDA durante 3 años y ahora, desde hace ocho meses, vivo en Berlín, donde trabajo en otro estudio de diseño.
Dibujo desde que tengo uso de razón. Ya de pequeño pedía pupitres y rotuladores por Reyes. Es algo que he llevado paralelo por mi cuenta a mi formación como diseñador o director de arte.
Siempre me ha gustado el retrato. Empecé dibujando a personas que aparecían en las revistas y que me parecían interesantes o guapas. Un retrato más clásico. Ahora me gusta intervenir esos dibujos bajo un concepto y una forma plástica en común para cada serie.
A la hora de crear una ilustración, pienso qué quiero comunicar e intento unir esos personajes junto a otros elementos, como en un puzzle. Me gustan los dibujos limpios y contundentes, realistas con técnicas tradicionales. No descarto usar Photoshop, programa que de hecho ya uso a veces. Lo que ocurre es que después de trabajar con el ordenador siempre me apetece hacer algo más artesanal e inmediato. Me gusta la relación que se establece entre la mano y el lápiz tras muchas horas de dibujo. También me gusta pintar al óleo, pero últimamente lo tengo un poco más abandonado por la inmediatez de los lápices.
Con mis obras pretendo sentir y disfrutar. Los sentimientos que percibes en el transcurso del dibujo van variando. Un día puedo estar frustrado con un dibujo, pero al día siguiente lo veo de otra forma y consigo la solución que quería. A veces acabo rompiéndolos y lo veo como algo natural en el proceso. Es algo que me emociona. Es como un viaje.
Creo que el arte puede ayudar a cambiar el mundo. Sensibiliza a las personas, ayuda a percibir aspectos de la vida que se te escapan. Y no me refiero a ir a la mejor exposición del mejor museo de arte contemporáneo, sino a que los niños en el colegio tengan más horas de plástica y de música, que sean asignaturas importantes y no un descanso de las mates.
El encargo más extravagante que me han hecho fue el de dibujar unas ilustraciones para camisetas de una firma con unos bocetos previamente definidos. Hacer de herramienta sin ningún tipo de feeling artístico ni con el concepto ni con el cliente. Es duro. Creo que al final no salió.
La inspiración la encuentro en muchas cosas. Películas, música y fotografía de moda suelen ser fuentes recurrentes. Pero, sobre todo, creo que las experiencias personales o las de los que me rodean me ayudan a plantear las ideas. El ser humano suele ser el punto de partida. Para vivir, disfrutar y viajar no necesito mucha inspiración, no me gusta estar quieto.
La banda sonora perfecta para mi día a día ahora sería The Edge de CANT. Pero siempre The good and the bad guy de My Brightest Diamond o F.E.E.L.I.N.G.C.A.L.L.E.D.L.O.V.E. de Pulp.
Me vienen muchas imágenes idílicas a la cabeza, personales. Me gusta acordarme mucho de los buenos momentos de risas y copas con los amigos.
El arte ha de estar en todos sitios. Ahora que vivo en Berlín me doy cuenta de la influencia tan grande que hay del arte “de la calle” en los museos o galerías y viceversa. Creo que ambos se retro-alimentan y buscan inspiración fuera de su campo. Es como la moda: ¿En la calle o en las pasarelas? A veces algo comienza en un sitio y pero al final el otro terreno se lo apropia. La única distinción que yo veo es la forma de hacer negocio de unos y otros.
¿Una afición que me haya cambiado la vida? ¿No van de eso todas las preguntas?
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