Javier Rojas marcó una época en Málaga con su forma de patinar, mezclaba potencia y estilo con la humildad digna de un super héroe anónimo. Cuando le conocí allá por el 1990 no tenía capa, ni escudo, ni martillo, ni poderes sensoriales, pero con su patín era capaz de dejar paralizado a cualquiera cuando dejaba volar su imaginación. Era basto, con “B”, en su estilo y vasto, con “V”, en su técnica, un gran repertorio de trucos realizados con energía, la misma que transmitía a su alrededor pero sin soberbia, un tipo carismático del que quieres ser su amigo y presumir de ello. Si alguien me pidiera una definición de lo que es ser skater hoy día solo diría su nombre, Javier Rojas.
Dinos tu nombre y tu edad.
Javier Rojas, 47 años.
Javier Rojas, aunque todos te conocemos simplemente por Rojas ¿era un apellido conocido en el barrio en el que te criaste?
Sí, en mi familia somos 4 hermanos y una hermana, a todos nos conocían por Rojas y yo era el Rojas chico. Si me llamaban por Javier no hacía caso.
Cuando hablamos con una leyenda del skate como tú, las primeras preguntas son muchas veces parecidas, como empezó su historia con el patín, por qué empezó, con quién, creo que todos esperamos algo épico del momento en que todo empezó para alguien. En tu caso ¿qué fue lo que te hizo poner los pies encima de una tabla?
Mi historia empezó como cualquier niño pequeño de aquel tiempo, tenía un patín Amaya de color amarillo y lo usaba como un juguete. Después, al crecer, empecé a ver chavales que patinaban con skates más parecidos a los de ahora, como Riki, que hacía ollies ya en aquellos primeros tiempos, o Nacho, que vivía en la Colina pero estaba siempre en mi barrio y patinaba bastante bien. Me llamaba mucho la atención los ollies que hacían pero yo no tenía patín, hasta que un día pedí prestado uno y empecé a intentar hacer el ollie que tanto me atraía. Después de un rato, conseguí hacer uno de unos 5 cm de alto, pero para mi fue algo que me estremeció el cuerpo. Levantar la tabla del suelo fue una sensación que no puedo explicar, me di cuenta en ese momento que tenía que conseguir un patín.
Lo más curioso, visto desde la distancia, fue la forma de conseguir el dinero para el patín. A finales de los 80, participé en un concurso de Hip Hop en Juvensur con algunos de los que entonces formaron el grupo “Hablando en plata” y quedamos segundos, con el dinero que me dieron de premio ya tuve para pillarme mi primer patín en condiciones.
Sé de skaters que recuerdan un momento especial cuando salieron de su lugar habitual de reunión cerca de su casa, cuando salieron de su zona de confort ¿Dónde fue tu primer lugar fuera de tu zona habitual o de tu barrio? ¿conociste a alguien que te impactara patinando?
Si, prácticamente a la semana de tener el primer patín, mi amigo Nacho me llevó a la Colina a conocer a la gente de allí. Me hice amigo de Floren, Alvaro (Griptape), Magoo… Era espectacular ver a esta gente patinar con el nivel que ya tenían comparado conmigo. Casi al mismo tiempo empezaba a asomar la cabeza por el Torcal, allí estaba Pizcu y quería verlo patinar. Al poco tiempo conocí a Juanlu y Beltrán que también patinaban por allí. Todos ellos se convirtieron en mis amigos para siempre.
¿Eras rampero o callejero?
Callejero 100%, demasiado callejero, debería haber tocado más la rampa.
¿Tenías un truco favorito?
Pues no sé, cada época ha tenido diferentes trucos y diferentes formas de patinar. Unas veces eran los Nollies, otras veces era hacerlos en Switch Stance, en trucos de bordillo los Backside Tailslide o Frontside Blunt Slide, pero si tengo que decantarme por uno sería el Flip 360.
Tenías un ollie muy potente, explícanos cuál era tu “secreto” o forma de hacerlo.
Creo que mi forma de hacer el ollie era llevarme el patín con los dos pies, empujando también con el pie de atrás. En aquel tiempo todos los que patinaban decían que con el pie de delante pero yo con los dos pies notaba más el contacto con la tabla.
¿Cuál fue tu primer viaje o salida fuera de Málaga?
Creo que fue a un pueblo de Cádiz, el Puerto de Santamaría o San Fernando, no lo recuerdo bien, fue un campeonato de rampa y street organizado por Kikoskate y Francisco Burgos de Sessions apareció con Klaus Grabke. El suelo de calle estaba formado por tableros DM pegados con cinta porque el suelo estaba impracticable. Ese día estaba lloviendo una barbaridad y no se pudo celebrar ninguna prueba. A aquel viaje fuimos los que componíamos el equipo Funny Ski, con Juanca, Francis, Gabi, el Vampi… Recuerdo especialmente a Esteban Velarde y gente del panorama nacional. Fue mi primer contacto con gente de fuera de Málaga.
¿Y un viaje que recuerdas como especial?
¡Uf! Difícil quedarme con uno, todos tienen algo que lo hacen especiales, la gente, el lugar, detalles vividos… Pero recuerdo las primeras salidas de Málaga allá a principios de los 90, cuando poca gente sabía de nosotros, y empezábamos a destacar o al menos a llamar la atención. Recuerdo el Open Sessions en Madrid, el campeonato de Oiartzun en la discoteca Erne o la prueba de la NSA en Barcelona en el Palau Sant Jordi, donde vinieron las principales figuras estadounidenses del momento, aquel campeonato fue un antes y un después para nosotros. Era cuando empezaban a conocernos, era aquello de “aquí están los de Málaga”, marcamos un poco de tendencia y empezaron a respetarnos mucho más.
¿Eres de los que se motivaba con las competiciones o todo lo contrario?
Me encantaban, era reencontrarte con los amigos del patín, de todas las partes de España, fines de semana viviendo el ambiente skater, los preparativos antes de la competición en sí, probar trucos en sitios nuevos… era como una fiesta. Otra cosa era participar en las distintas rondas, la verdad es que no me motivaba, nunca me ha interesado ganar un campeonato, nunca he protestado por los puntos que me daban los jueces, no me gustaba patinar para la galería, pero si quedaba entre los cuatro primeros ya tenía contento a los sponsors y con eso ya estaba satisfecho.
¿Nombre de tu amigo skater de toda la vida con el que has compartido más historias, más risas, más momentos…?
En este caso no era solo un amigo, era un grupo de amigos muy unido. Juanlu, Beltrán, Lolo McClure, Alvaro Griptape y Francis de Jerez que, aunque estuviera lejos, sus visitas a Málaga eran constantes. Compartíamos nuestra afición al patín, las juergas, éramos un grupo muy unido.
Pregunta obligada ¿Skate olímpico si o no?
¿Por qué no? Ojalá me hubiera tocado vivirlo a mí, podría molar, es una evolución natural, era un deporte poco conocido en épocas pasadas y con el paso del tiempo se ha hecho más popular, hay más gente patinando, hay más instalaciones, ahora es más conocido y se entiende mejor. Pero también digo que los skaters que siempre me han gustado no eran los que quedaban en los primeros puestos de los campeonatos, algunos ni siquiera participaban, el mundo skater es tan grande, tan abierto, con tantas opiniones y puntos de vista que da igual, si el skater que te gusta no gana los Juegos Olímpicos o no participa en ellos ¿qué más da?
¿Cuál fue para ti la mejor época del skate?
De las que he vivido intensamente, la de principios de los 90. La época en la que la calle aún se estaba inventando, los trucos se estaban definiendo, te enfrentabas a lo nuevo que llegaba con la incertidumbre y el misterio de poder hacerlo, era una evolución constante. También fue una época donde éramos bastante incomprendidos, un tiempo un poco underground, pero eso estaba guay, pertenecer a un movimiento al que no todo el mundo podía acceder molaba. Pero si me pongo a pensar y a hacer mis cábalas, en general, la mejor época es ahora. Hay más libertad a la hora de patinar, la gente lo interpreta como quiere, no tienes que justificar lo que haces, no tienes que seguir una moda o tendencia determinada, puedes expresarte como quieras patinando, incluso tienes expectativas de futuro con lo que te gusta comparado con tiempos pasados. Si nos hubiera pillado estos tiempos antes, a muchos como yo nos hubiera ido mejor en muchos sentidos.
¿Y la peor?
La peor época, la que no me gustó y que hizo que cada vez patinara menos, fue cuando se empezó a bajar los tails, las tablas cada vez eran más planas, la gente del patín empezó a ir con un toque de hip hop en la ropa, las zapatillas de skate eran zapatillas de baloncesto y no tenían tacto para patinar, no había Vans en las tiendas o costaba muchísimo conseguirlas, el estilo al patinar se traducía en ir muy lento, complicar mucho los trucos, daba igual que los hicieras arrastrando el patín por el suelo, fue horrible, todo el mercado se centró en eso.
¿Sigues patinando?
Si patinar es hacerlo todos los días, echándole horas como antes, te digo que para nada. Puedo patinar 3 veces en 3 meses y luego no patinar durante 2 años, pero la realidad es que nunca he estado sin patín, siempre tengo mis zapatillas para patinar preparadas, cuando compro ropa o calzado siempre es pensando en el patín aunque ya no lo haga tan asiduamente, el skateboarding siempre está presente.
Cuando me da un avenate lo cojo, la última vez ha sido durante el estado de alarma, patinando con un crio de 10 años, echando un ratito por la mañana en el skatepark de Fuengirola.
¿Qué echas de menos de la época en la que el patín ocupaba casi el 100% de tu vida?
Lo que echo de menos es eso, estar el 100% del tiempo dedicado en cuerpo y alma al skate, los amigos y la motivación que sentía con ellos, el sentirte realizado cuando te superabas a ti mismo, la sensación que tenías cuando hacías algo a base de trabajo y que sabías que para ti era difícil, lo muchísimo que me ha dado el patín en todos los sentidos, fue la mejor época de mi vida, echo de menos casi todo, pero bueno, la viví y la disfruté.
Si pudieras volver al inicio de tu historia de amor/odio con el skate ¿qué cambiarías?
Nunca ha habido relación de odio con el skate. No, no cambiaría nada, fue una experiencia genial.
¿Tu spot favorito?
Todos, nunca me ha gustado estar en el mismo sitio, necesitaba cambiar a menudo de lugar para patinar, teníamos una frase habitual entre nosotros que era “vámonos a buscar sitios nuevos” y Málaga tenía esos buenos sitios nuevos.
¿Te respetaron las lesiones?
Creo que si. He tenido la nariz rota, dedos de las manos y de los pies rotos, escafoides roto, un esguince, pero no eran lesiones graves ni que me hayan dejado secuelas, he tenido muchas pero no importantes, como cualquier deportista, podría decir que me han respetado.
¿Cuál ha sido tu patinador favorito de todos los tiempos? ¿y de la actualidad?
Nunca he tenido un patinador favorito, no soy de idolos ni nunca lo he sido, cada época ha tenido sus patinadores y te fijabas según iban surgiendo, todos aportaban y aportan algo, me gusta ver a muchos skaters.
Cuéntanos sobre otras ocupaciones o aficiones que hayas tenido.
He practicado muchos deportes, fútbol, baloncesto, rugby, gimnasia deportiva, algo de snowboard, algo de surf, natación últimamente, siempre he tenido facilidad para estas cosas y eso me ha ayudado a practicar tantas modalidades diferentes. Y otras aficiones, desde grafiti, música, incluso tomando clases con un profesor hace una década con distintos instrumentos, haciendo alguna incursión en algunos grupillos, siempre estoy con algo.
Como ocupación, me he dedicado mucho tiempo a la hostelería y ahora al mundo del golf.
Háblanos de tu vida actual ¿en que ocupas tu tiempo?
Ha cambiado mucho, antes era una persona más urbanita y ahora me he convertido en una persona más rural, entiendo de tractores y maquinaria de campo debido a mi trabajo (risas). Tengo gatos y perros, mi pareja es veterinaria, tengo una vida más cercana al campo y a la naturaleza, me mantengo lejos de la ciudad. Hago un poco de natación y sigo aprendiendo música con los instrumentos.
¿Qué tipo de música escuchabas cuando patinabas?
Siempre he escuchado todo tipo de música y gracias al patín se te abría un mundo de distintas posibilidades. Cada vez que salía un vídeo nuevo de skate, cada patinador se expresaba con música y eso facilitaba que escucharas cosas que posiblemente por iniciativa propia no hubieras hecho nunca. Cuando escuchaba hip hop, me gustaba mucho De La Soul o A Tribe Called Quest; de música independiente, Sonic Youth o Pixies; en casa, cuando era pequeño, la familia escuchaba mucho Antonio Machín y eso me llevó a que me gustara la música cubana; me gustaba REM cuando patinaba. Me gustaba todo tipo de estilos, pienso que escuchar solo un tipo de música te limita.
¿y ahora?
Ahora me pasa igual, según el momento del día escucho lo que me apetece y con estilos totalmente dispares, soy muy aleatorio para la música. Por ejemplo, ahora escucho un grupo que conocí hace unos años que me gusta mucho llamado Chicano Batman, hay muchos grupos que me molan. También, y gracias al profesor que mencioné antes que es de origen cubano, profundicé bastantes años atrás en los sonidos afrocubanos y música latina, escucho mucho Latin Jazz desde hace tiempo.
Y ya terminamos, si quieres añadir algo más puedes hacerlo. Gracias por atender nuestras preguntas.
Darles las gracias a mis amigos de siempre, Juanlu, Beltrán, Lolo, Alvaro Griptape y Francis de Jerez por ser ellos y por haber estado ahí, he pasado los mejores momentos de mi vida junto a ellos. Y gracias a ti, Paco, si no llega a ser por ti, por tu ayuda desinteresada y por tu actitud no hubiera sido posible vivir todos esos momentos tan de puta madre, esos viajes donde aprendí tanto y que tanto me han llenado. Gracias a todos vosotros y a Staf por esta entrevista.