EL MURO

9 December 2023 Texto: Francisco Daniel Medina. Fotografía: Archivo El Muro.


Cuando un bar se convierte en bastión de sus parroquianos

Detrás de El Muro encontramos a Francisco Riofrío, conocido por todos los que nos hemos movido siempre en Málaga por ambientes más alternativos. El Muro, bar que regenta desde hace nueve años, es una prolongación de su carácter lúcido, carismático, combativo, y hasta cierto punto irreverente. A diferencia de otros negocios que tragan con todo porque lo único que buscan es hacer caja, aquí tienen muy claro que no todo vale, y que prefieren no tratar con ciertos individuos de los que les separa un abismo moral e ideológico. El Muro destila la autenticidad de una persona que, a base de mucho tesón y teniendo las ideas meridianamente claras, ha conseguido levantar y sostener un proyecto que, para muchos, trasciende el concepto de bar para aproximarse al de barricada que les permite respirar en una ciudad que se ha puesto en su contra. Acomódense porque vamos a hablar de cerveza, sí, de música, también, pero sin dejar de lado los valores entendidos como algo innegociable.

 

 

Intentando resumir lo máximo posible, ¿podrías hacer un balance del tiempo que llevas al frente de El Muro?
Llevo nueve años con este proyecto, ha habido tiempo para todo lo bueno posible y para lo malo también, si sigo con ello es porque el balance es positivo y El Muro cada vez anda más “solo” y depende menos de mí, supongo que es algo así como cuando un hijo o una hija se van de casa y aunque le sigas ayudando con alquiler te alegras de que se vaya desenvolviendo bien.

Regresaste del Reino Unido si no recuerdo mal y montaste el bar. ¿Se gestó allí la idea? ¿Te influenció de alguna manera la cultura de pubs que hay en el Reino Unido o tú ya tenías la idea de antes? Si no estoy mal informado, en tu familia hay antecedentes vinculados a la hostelería.
La idea se gestó aquí realmente. Llevaba mucho tiempo de encargado de otro local en el que también me había convertido un poco en cara visible y responsable, pero el dinero no me lo llevaba yo, se lo llevaba otra persona. El Muro nace de la idea de eliminar a esa persona. Por otro lado, los años que pasé en Bromley influyeron y mucho, yo era de esos bares oscuros con mucha actividad de cuarto de baño, con música alta y que cerraban a las 4:00 h. En Inglaterra me enamoré de la cultura de pub, eso de que fueras al mismo sitio para beberte algo antes de entrar a trabajar que a salir a quemar el pueblo en tu día libre, y que mientras estabas ya dado la vuelta tu colega se encontrase a su madre comiéndose unas patatas y os invitara a unas pintas y todo fuera normal. Creo que algo de eso aún se nota en El Muro. Menos en lo de la comida. Mis padres tienen un restaurante en Torremolinos, Coenvi II, recomiendo la visita. Pero allí aprendí que el negocio de la comida no es para mí. Yo me metí en esto para no madrugar, aunque a veces toque.

 

 

¿Llegaste a estar en el B’52, mítico bar que estaba en el local que ahora ocupa El Muro?
Sí, el B52 duró mucho más de lo que la gente piensa, recuerdo haber estado en 2005 o 2006. Lo del B52 se ha convertido en un “meme” interno de El Muro, porque la plantilla, que tienen veintitantos, se ríen mucho de los diez “carrozas” como mínimo que les llegan al día explicándoles que «esto era el B52»

Cuéntanos algo acerca de la famosa pizarra. ¿Cómo surgió la idea?
Esa sí me la traje de Inglaterra. En el Barrel & Horn, “mi” pub de allí, tenían una pizarra en la calle que cambian más o menos todas las semanas y como aquí somos más chulos dijimos: «nosotros todos los días» y con esas llevamos más de nueve años teniendo que inventarnos que decir todos los días. A veces es un agobio extra y un peñazo, pero es un buen ejercicio y se ha convertido en una seña de identidad del bar.

 

 

Desde hace un tiempo, eres bastante conocido por tu manera original de comunicarte a través de las RRSS. ¿Lo entiendes como una forma de publicitar el bar? ¿Es el bar una plataforma que podría ya definirse como una extensión de ti mismo y que te permite expresarte mucho más allá de poner copas o de aquello para lo que se supone que está destinado un pub?
Soy una persona de clase trabajadora, fiel a sus orígenes, consciente de lo excepcional que es mi caso como persona que ha conseguido “progresar” en su profesión gracias a los beneficios de su propio trabajo y sin “trampas”. Soy tan afortunado que hasta puedo permitirme seleccionar mi clientela y en ella no quiero a gente clasista, machista, racista, homofoba, transfoba… Porque es un lugar al que dedico mucho tiempo y no quiero compartirlo con gente que me desagrada. Podría dedicarme a vender “el secreto del éxito” y ser un cantamañanas más que cree que sus circunstancias personales se pueden extrapolar a alguien más en el mundo y también podría cometer el error en estos tiempos de que el contenido que generase mi bar fuera únicamente autopublicitario, que solo se percibiera como “publicidad” y tú, querido Francis, no estarías preguntándome por las redes de El Muro sino pasando el dedito para saltarte una foto de una cerveza que te da igual y que percibes como algo invasivo. A parte de todo esto, soy de los que, si me das un altavoz, lo uso.

 

 

En El Muro vas a encontrar dos cosas que difícilmente encontrarás en otros bares de Málaga, buena cerveza y buena música. ¿Qué importancia tienen ambas cosas para ti y cómo llevas a cabo la selección?
Son las dos cosas más importantes en un bar. No entiendo un bar sin cerveza y sin música. Antes tenía un control más personal sobre ambas, pero ya soy un tipo de cuarenta años, a gran parte del público de El Muro les saco casi dos décadas, intentar imponerles mi criterio sólo serviría para alimentar mi ego, lo que sería una gilipollez a nivel social y comercial. Así que estoy atento a qué les gusta y ánimo a la plantilla a aportar ideas, así también hacen el bar más “suyo”, con lo que imagino que también estarán más a gusto.

‘Mucha policía, poca diversión’, cantaba Eskorbuto. ¿Cuál ha sido tu relación con la policía a lo largo de la historia del bar? También tú a veces debes ejercer de policía para que la gente del bar (sobre todo en la parte de fuera) respete ciertas normas lo cual debe de ser jodido porque no es en principio tu rol.
Es un peñazo. Durante los primeros años estábamos sometidos a un escrutinio policial constante así que decidimos que lo más inteligente, y también lo más respetuoso para con los vecinos y vecinas, que es algo que nos importa y mucho, era jugar con las normas que nos permitía la legalidad municipal vigente. Ya no viene tanto la policía porque nunca encontraban nada punible, así que era malgastar recursos para no recaudar nada. Si damos la matraca con que no pasees una cerveza fuera de la terraza, por ejemplo, es porque nosotros estamos siendo “niños buenos” para que tú puedas seguir yendo de “malote”. Quién no lo entienda es que es gilipollas y mejor que no venga al bar.

 

 

La ubicación del bar te ha convertido en testigo privilegiado de la aceleración en los cambios producidos en Málaga como modelo de ciudad en la última década. ¿Alguna esperanza con respecto al futuro?
El modelo de Málaga de ciudad de servicios “turbocapitalista” ha salido refrendado en las elecciones locales por mayoría absoluta este mismo año. Esperanza poquita cuando la gente lo que quiere es “más madera”.

Muchos te hemos visto entrevistarte con políticos de distinto signo en el bar. ¿Cómo terminó sucediendo eso?
Me metí en redes sociales con Dani Pérez, el candidato a la alcaldía por el PSOE, diciéndole que como iba a votarle nadie si la gente no le conocía, él me respondió que podríamos hablar y así también le conocería más, todo en términos muy agradables. Así que así se hizo, a la gente de Podemos e Izquierda Unida les llamó la atención la iniciativa y se apuntaron también.

 

 

Ventajas y desventajas (en caso de que las haya) de trabajar con amigos.
Ventajas, que siempre es más agradable porque al trabajar con amigos el trabajo parece menos trabajo. Desventajas: que a veces salimos juntos y tenemos todos resaca a la vez y que siempre queremos ir todos a los mismos conciertos y no puede ser porque alguien tiene que abrir el bar.

¿Hay algo que no te enerve de la Semana Santa?
Me enervan y mucho las procesiones en agosto y que entidades privadas piensen que lo público les pertenece. Me enervan quienes la ven como un negocio, que normalmente terminan muy bien colocados dentro de las cofradías y consiguiendo generosas partidas de dinero público para estas. A la Semana Santa en sí como festividad popular, le voy cogiendo hasta el rollo, siempre desde mi ateísmo convencido y militante.

 

 

¿Entenderías El Muro en otro enclave o este proyecto/pub para ti va indisolublemente ligado al edificio adonde está?
La localización ha influido muchísimo en lo que es El Muro, es evidente, y en otro lugar sería otra cosa. Pero es que, por ejemplo, El Muro ya es otra cosa si lo comparas con El Muro que abrió en 2014. No le tengo miedo a los cambios; si en algún momento hubiera que cambiar la ubicación, pues se haría y “palante”.

Para finalizar, y como experto en sendas materias, te pediría que nos recomendases un par de cervezas y un par de canciones.
Mi cerveza “de autor” favorita es la Pecan Mud de Omnipollo, una Imperial Stout (una negra fuerte) en la que el cereal se nota tanto que sabe un poco a galletas. No la vendo en el bar, primero porque es difícil de conseguir, segundo porque la tendría que cobrar a diez pavos el tercio y casi nadie lo iba a entender; sin embargo, la mayoría de las veces me verás con un tercio de Estrella Galicia. Dos canciones… ¿Sólo dos? Qué cabrón. Pues me quedo con lo local: “Aprende a gestionar tu fracaso con nosotros” que es mi favorita de lo nuevo de La Trinidad y “Número primo (Un año de mierda)” que la sacó hace nada ANADIE y es una gran canción.

 

 

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