Durovino es varias cosas, pero, por encima de todo, es un proyecto sui generis que aúna arte, militancia, y una voluntad por hacer de un colectivo una manera de posicionarse en el mundo. Todo en Durovino posee un hilo conductor el cual lo conforman la voluntad de dos personas por entender el arte de manera consciente, aunando la necesidad de expresarse empleando los medios a su alcance con la conciencia de que, toda manifestación artística, implica una responsabilidad por el impacto que puede tener su mensaje, así como la forma de canalizarlo, en su entorno. Hemos tenido ocasión de charlar con Carmen y Miguel para este Especial de Málaga, y nos ha maravillado todo lo relacionado con su proyecto que destila mucha sensibilidad y te deja con la sensación de que, cuando haces algo por amor principalmente, lo demás va fluyendo y te vas rodeando de personas afines que terminan enriqueciéndote como persona, y también alimentan la razón de ser de tu proyecto que no es otra que la de vivir haciendo lo que te gusta, ya sea desde una ciudad grande o, como es el caso de ellos, desde Ronda, un precioso pueblo de la provincia de Málaga.

¿Cómo definiríais Durovino en pocas palabras? ¿Cómo surgió el proyecto y qué significado tiene en vuestras vidas?
Durovino es, por una parte, un dúo audiovisual que nos sirve como plataforma para explorar y desarrollar nuestras ideas artísticas y técnicas y llevar nuestras conclusiones al directo ya sea en el entorno de un festival como en espacios museísticos. Por otra parte, Durovino también es un colectivo que organiza actividades culturales y conciertos. El proyecto surgió hace, al menos, cinco años con este segundo carácter más curatorial y, al poco tiempo, de manera natural, surgió la necesidad de unir la parte visual y musical que independientemente ya estábamos desarrollando cada uno por separado. Ahora mismo nuestra intención es dejar la parte organizativa más en un segundo plano y centrarnos en la producción del dúo.

¿Cómo es llevar a cabo una actividad de carácter cultural desde Málaga? ¿Podría decirse que es fácil agitar culturalmente desde aquí? Algún pro y algún contra. 
Trabajar desde la periferia siempre es complicado. Añádase que no trabajamos normalmente desde Málaga, aunque tenemos muchos vínculos con otros artistas de la ciudad, sino que trabajamos desde Ronda, lo que podríamos considerar la periferia de la periferia. Además, en un ámbito completamente minoritario, como son la electrónica y los visuales. Podríamos decir que lo que hacemos es como plantar papas en Marte. Por otra parte, esto nos obliga a pensar muy bien qué hacemos y por qué lo hacemos, y esta carga teórica queda patente en nuestra propuesta, dándole un sello bastante peculiar. Pensamos que la agitación cultural desde esta periferia de la que hablamos, es relativamente sencilla porque, realmente no hay mucha competencia. Otra cosa distinta es valorar la repercusión real de nuestro trabajo en el público o en el entorno, pues, al estar alejados de propuestas más mainstream, la sensación que tenemos es que, lo que hacemos, no deja de ser percibido como una rareza o como una anécdota. Nos gusta pensar, que, precisamente por esta situación, el vínculo con el resto de artistas que se dedica a lo mismo que nosotros es más sólido, y tiene un carácter de comunidad, y eso siempre ayuda a mejorar y a que nadie desfallezca por aburrimiento.

¿A qué os dedicáis además de a proyectos como Duro Vino? ¿Os gustaría poder dedicar más tiempo al mismo o creéis que está bien compaginarlo con otras cosas?
Además de Durovino, ambos tenemos una actividad profesional paralela. Carmen se dedica a la creación de música para videojuegos y Miguel trabaja de manera independiente en otras ramas del arte plástico y el diseño. Nos gustaría, lógicamente, dedicarle más tiempo a este proyecto, pero en España, y mucho menos en Andalucía, no hay un circuito que soporte económicamente de manera sostenida a proyectos como el nuestro.  

¿Qué importancia concedéis a la imagen y a todo lo relacionado con el arte en la música?
En nuestro proyecto, la música y la imagen forman un conjunto cada vez más interconectado. De hecho, nuestras investigaciones están encaminadas a que imagen y sonido se comporten como un solo elemento y que el resultado, finalmente, sea un producto audiovisual, y no una música con imágenes o unas imágenes musicalizadas.

¿Mantenéis alguna clase de colaboración con otros artistas y colectivos?
Sí, trabajamos habitualmente, tanto individualmente como colectivo, con otros artistas, y nuestra intención es seguir incrementando estas colaboraciones y que sean cada vez más estrechas. De hecho, nuestro próximo proyecto tiene como fin ampliar drásticamente este modelo.

¿Hay algo en el horizonte cercano que os haga especial ilusión y que nos queráis contar?
Estamos preparando nuestro nuevo show, con muchas novedades y mejoras técnicas, y quizás esto es lo que nos haga más ilusión.

¿Qué artistas os han marcado o influenciado especialmente?
Tenemos muchos referentes, desde los sospechosos habituales como Aphex Twin, el sello AD.93 o Fractal Fantasy hasta compositores de música contemporánea como Fausto Romitelli o Alexander Schubert. En el plano visual, nuestras referencias van desde pintores como Goya hasta artistas plásticos como Bruce Nauman o Atelier Van Lieshout. Para nosotros también es muy importante la fuerza estética radical que se desprende de pensadores como Deleuze y la escuela francesa o escritores como Foster Wallace o Mark Fisher.

¿Qué os motiva más, encerrarse a componer, producir temas, etc., o las actuaciones en vivo?
Realmente, lo que más nos motiva es encerrarnos cada uno en su estudio a investigar y producir para después poner estas ideas en común y ver cómo el enfoque que cada uno ha diseñado puede convivir y dialogar con el del otro (siempre partiendo de ideas comunes que hablamos antes de encerrarnos claro…).

¿Qué opinión os merecen los festivales? ¿Habéis ido a alguno este verano?
Hay festivales de todo tipo, los que tenemos más cerca quizás están más centrados en músicas más comerciales que buscan un público más masivo y esto pues nos interesa un poco menos ahora. Para nosotros festivales interesantes son, por ejemplo, el LEV en Gijón, el MIRA en Barcelona, el Transdisciplina en Málaga, el Monkey en Sevilla y el Puerto de Santa Maria o el Sonar o el Mutek como festivales más grandes y especializados. Este verano, la verdad, es que hemos estado centrados en la investigación y desarrollo de nuestro nuevo show y no hemos tocado en ningún festival, pero esperamos volver el año que viene al circuito con nuestra nueva propuesta.

Contadnos algo acerca de vuestro paso por el Monkey Week.
El año pasado participamos tanto en el Monkey Weekend como en el Monkey Week y la verdad es que fue una experiencia muy buena. Es un festival al que siempre hemos ido como público porque nos gusta mucho el concepto y la programación (ya que siempre se descubren muchas propuestas interesantes) y ahora que hemos ido como artistas nos hemos sentido muy arropados y muy queridos. Los organizadores, la verdad, es que son unos cracks y llevan muchos años trabajándoselo.

Contadnos acerca de lo que vosotros calificáis como ‘fiestita mensual’ en la Sala Clap.
Esta serie de fiestas que organizamos en Ronda en la Sala Clap están muy ligadas con nuestro afán de descentralizar la escena club y hacer llegar a gente de nuestra ciudad DJs y productores que quizás, de otra forma, nunca tendrían la oportunidad de ver en directo en un formato tan íntimo como el que nos permite esta sala. Por otra parte, para nosotros, también es una forma de seguir en contacto con artistas que nos gustan y estrechar lazos. Estas fiestas son un pequeño acto político.