El trabajo de Michelle se adentra de lleno en el conflicto existencial humano. En su obra predominan las siluetas del mundo natural sobre colores tenues y aguados. Al contemplar estas escenas, un flujo de energía se canaliza entre la obra y el espectador, liderando a este hacia un estado mental ciertamente primigenio y salvaje.
Soy un artista visual procedente de Los Ángeles, California. Mis pinturas e instalaciones destacan por tener superficies coloridas y sangrientas que tocan lo abstracto y a la vez representan un espacio transcendente. Lo que busco con mi trabajo es la condición humana y la búsqueda de la razón de nuestra existencia. No sé si pertenezco a un movimiento artístico determinado o si lo que hago se puede considerar un movimiento artístico, pero me apasiona.
Empecé dibujando cuando era muy joven, es lo que siempre he querido hacer. Desde el colegio he ido a clases de dibujo y los fines de semana, pasaba las noches dibujando para mis amigos. Después de la universidad me saqué el máster en la California College of the Arts. Han pasado 7 años desde entonces y aún siento el arte como esa fuerza bella, compulsiva que me conduce por la vida. No me veo haciendo ninguna otra cosa.
Mi trabajo ha sido descrito como muy psicodélico y con una estética muy californiana.
Intento que mi trabajo sirva de herramienta para entender el mundo. Hay una frase de Friedrich Nietzche que dice: “El arte evita que muramos a causa de la verdad”. Me gusta ese sentimiento, me recuerda que mi futuro está en mis manos. Pinto para dar sentido a este mundo y a la vez para hacer mi propio mundo. Sé que muchas veces no hay respuestas, pero yo sigo haciendo preguntas porque hacen la vida más interesante.
Una vez organicé un dominó humano en San Francisco, pedí a unas 80 personas del público ponerse en fila india sobre un símbolo de la paz que dibujé en el suelo. Les dije que a mi señal se dejaran caer en los brazos de la persona a las espaldas de cada uno. El resultado fue un desastre, pero a la vez, fue una muestra de lo difícil que a los humanos nos resulta crear paz.
Cuando no estoy en mi estudio me gusta leer, correr, cocinar y hacer senderismo. También paso tiempo con la familia y los amigos.
Encuentro inspiración en la montaña, leyendo y en la música. El verano pasado recorrí los Estados Unidos en coche e hice muchísimas fotos en todos los parques nacionales que visité. Ahora esas fotos me sirven de inspiración.
Cuando pinto soy rápido, intuitivo y desordenado. Suelo utilizar acrílicos con agua y tintas, me da un resultado fluido e impredecible. Me gusta anticiparme a cómo el dibujo va a evolucionar.
El año que viene voy a estar viajando para exponer y para hacer alguna residencia. Me gustaría empezar un nuevo trabajo inspirado en los lugares a los que voy a viajar.
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