El director de cine Guillermo del Toro lo define como “un maestro rococó de la era postindustrial”. Sí, el impacto de sus complejas instalaciones y esculturas ha llegado a Hollywood, y tanto es así que grandes producciones como la serie de TV Black Sail inspira sus títulos de crédito en el trabajo del artista estadounidense.
Santuarios, mausoleos y civilizaciones perdidas en ruinas representan con dramatismo un mundo alegórico, bajo un estilo que algunos sitúan en el realismo neobarroco y otros califican como realismo fantástico. Lo que está claro es que la meticulosa técnica de ensamblaje de escenas y elementos utilizada por este ‘genio’ no tiene parangón y a través de una poética espiritual, sus obras alcanzan un nivel narrativo superior. En realidad, la única forma de entenderlas y apreciarlas es observándolas detenidamente.
Soy Kris Kuksi. En lo que se refiere a la escena artística, supongo que hay muchos artistas con los que se me puede relacionar dentro del estilo surrealista, pero la que gente me dice que mi trabajo es realmente ‘único’; lo hago por propio divertimento, incluso cuando pienso en los espectadores, así que, profesionalmente me siento como si creara para mí pero se lo ‘doy al mundo’. Encontraría egoísta esconder mi obra, aunque, quizá la meta en una cápsula del tiempo para que la encuentren dentro de cientos de años. ¡Ja, ja!
Decidí dedicarme al arte porque fui escogido por este universo; creo que los humanos estamos predispuestos genéticamente a tener ciertas características y un buen ejemplo de ello es el artista/creador/actor. Teniendo en cuenta la fuerza de atracción que tiene, entiendo que al intentar tomar tu lugar en este mundo hay una reacción por parte del mismo. Es decir, yo hago arte y el mundo responde y me dice que lo siga haciendo.
El humor negro y el lado oscuro de la humanidad son algunos de los temas a los que recurro. Aunque la humanidad es muy bestia todavía se le castiga por ello, creo que siempre es bueno centrarse en lo que deberíamos hacer como humanos y no ser controlados por nuestros malos comportamientos.
Mi objetivo es atraer al espectador y que eche un vistazo al mundo en miniatura que creo. La idea más rara que he tenido es probablemente un samurái con cabeza de pollo, que titulé ‘Fétido Imperial’. Mi obra está repleta de pequeños detalles que son extraños y raros, con los que me divierto y creo mis mundos surrealistas.
Tengo dos hijos y una hijastra, así que mi tiempo lo comparto con ellos. Sólo tengo que seguir la tradición familiar de transmitir mi información genética con la esperanza de mantener mis genes en el futuro, ¡Ja! También tengo otras pasiones como la música y el cine, pero es un auténtico desafío tener tiempo para eso.
Para desarrollar mis ideas, la humanidad es una enorme fuente de inspiración, y estéticamente me influencian movimientos como el Barroco o el Art Nouveau. En cualquier caso, el mensaje de cada obra tiene más que ver con el comportamiento humano, la guerra, el sexo, la codicia, el orgullo, etc.
La mejor manera de describir mi proceso creativo es ‘el arte del ensamblaje’; laboriosamente compongo cientos, si no miles, de piezas en mis obras con la esperanza de obtener un resultado visualmente agradable, pero con un gusto por la belleza de lo grotesco. La pintura se convierte en la etapa final del trabajo y es como logro un aspecto envejecido o muy curtido.
En octubre de este año voy a hacer una exposición en solitario en la Joshua Liner Gallery de Nueva York, y me he propuesto encontrar nuevas ideas y llevar más y más lejos tanto las composiciones como la técnica que utilizo.
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