Serían las tres menos cuarto de la tarde cuando comencé la travesía en metro hacia el WAU festival. No sabía la localización exacta del lugar, pero me habían advertido de que la última parada del tranvía subterráneo me dejaría a escasos metros del mismo. Veinticinco minutos después ya estaba allí, bajándome de la parada de Andalucía Tech. El paso de la gota fría y la progresiva bajada de temperaturas permitió que no me achicharrase como un pollo frito mientras ponía la dirección exacta en Google Maps: en efecto, el festival quedaba a escasos metros del lugar en el que me encontraba. Posicionado en una gran explanada donde se pueden ver diversas facultades, la primera edición del WAU festival estaba preparada para acoger a centenares de personas.
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We are not dj’s estaba pinchando mientras yo me daba una primera vuelta por la amplia explanada. Compré algunos tickets para tomar bebidas y decidí beberme una San Miguel fría para combatir la hora punta de sol. Para mi sorpresa, un vaso que podría contener alrededor de 40cl costaba tan sólo dos euros; aunque pensándolo mejor, me dije que si este festival nacía como iniciativa para acoger a los estudiantes de la Universidad de Málaga, los productos ofertados no deberían responder a precios elevados, ya que, como sabemos todos, los estudiantes solemos tener de todo menos pelas en el bolsillo. Cerca de la taquilla de tickets había dos camionetas o food trucks vendiendo comida rápida a un módico precio que horas después me ayudó a retomar energías para seguir cantando. Parecía que todo estaba preparado para dar comienzo al concierto de La Dani FT Stereotipo.
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Sobre las 15:45 p.m. llegaron algunos colegas a los que recogí en la entrada con la intención de enseñarles las tres o cuatro cosas ‘más importantes’ del festival: los aseos (que al principio de la jornada albergaban en su interior varios rollos de papel higiénico), los food trucks, la taquilla y la barra de las cervezas; pero antes de que pudiese yo alzar la voz, dos chicos con camisetas San Miguel nos asaltaron para participar en un ‘sorteo’. Lo único que teníamos que hacer era buscar a alguien que respondiera a las características reflejadas en un folio tipo “rasca y gana”. Para colmo, yo respondía a las cualidades tanto físicas como estéticas que le habían tocado a mi amiga, así que fuimos al stand, nos hicieron una foto e inmediatamente entramos en el sorteo de dos bicicletas tipo Tandem, además de regalarnos a ambas dos bolsas de tela y dos libretas. Este gesto por parte de San Miguel me pareció bastante acertado, sobre todo para alguien como yo que consume varias libretillas como esas al año.
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La gente comenzó a aparecer como moscascuando escucharon las primeras entonaciones de La Dani FT Stereotipoy pudieron observar que esta vez Dani y Guille no estarían solos en el escenario porque un grupo de bailarinas las acompañaron en esta ocasión. Las coreografías fueron creadas por las propias bailarinas y dirigidas por Victoria Artillo. El sonido estuvo finísimo -ya sabemos que los programas telemáticos y los ordenadores pueden dar problemas cuando menos te lo esperas- y mientras tanto, todas bailamos con la Dani y con la Guille cada una de sus canciones. Por aquellos momentos, el sol dejaba de apretar y daba paso a una suave brisa que acompañó a cada uno de sus modelos, ya que Dani se cambió tres veces de vestuario a lo largo del concierto. También sorprendieron con una nueva canción que evocaba a las plazas de barrio cuando los niños comienzan a cortejarse tímidamente y acaban escapándose y viviendo miles de aventuras; “Peluche conseguido en la feria de Shin-Chan” incluido. En fin, este primer concierto abrió el apetito a la mayoría de los que estábamos allí, ya que la euforia nos trasladó prácticamente a todos a escuchar las canciones de Vanity Vandals, que si bien tuvo una actuación breve, también gustó mucho por lo que pude observar.
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De esto se intuye que había dos escenarios, uno cuya habilitación era más adecuada para los Djs y pequeños conciertos -escenario San Miguel- y el otro que fue el que acogió a los grupos de mayor envergadura -escenario WAU-, bien fuese por las necesidades instrumentales, o por la cantidad de personas que formasen el grupo. Fue en estos momentos, sobre las 18:30 p.m., cuando la explanada comenzó a llenarse ante la llegada de Pájaro, uno de los grupos más aclamados junto con Arizona Baby y Ángel Stanich. Un compañero de Staf me hizo gestos para que no me perdiera el inicio de este (tocaba después deMargaux) y allí que me planté sobre las siete y poco de la tarde. Las fotos, muchas de ellas de la mano de la colaboradora Staf, llovieron en la canción compuesta exclusivamente por instrumental que dio paso al concierto. Nunca antes había escuchado a Pájaro en vivo y la sensación que me llevé fue muy grata. Los instrumentos de cuerda y los de viento se fusionaban a la perfección con la voz de Andrés Herrera y la tarde dio paso a la noche, las bandadas de pájaro se disipaban hacia sus nidos y la gente, cada vez más animada, compraba bebidas en la barra de San Miguel, donde había tanto personal que era difícil esperar en la cola para pedir durante más de cinco minutos.
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Cabe resaltar que el nivel de efectivos de seguridad estuvo muy acertado, a pesar de que a veces me sentí un poco observada (probablemente debido a mi despampanante belleza). Después de Pájaro llegó Ultrarouge, una banda malagueña muy a tener en cuenta, sobre todo si paramos a atender al tremendo vozarrón de la cantante. Por aquel entonces hice una pequeña escapada para comprarme un campero de pollo exquisito, con salsa de carne, queso chedar y bacon. ¡De no habérmelo tomado, muy probablemente no habría podido aguantar hasta el final de los finales! Todos los conciertos hasta el momento habían transcurrido sin ningún tipo de problemas y el ambiente en general era bastante bueno. La gente parecía estar esperando, por fin, a Arizona Baby, cuyo vocalista apareció con su frondosa barba y su larga melena. El tiempo se me pasó volando escuchando los temas de folk/rock indie de esta banda. Ahora en mi casa, mientras escribo estas palabras, vuelvo a escuchar algunos de los temas que tocaron anoche y me imagino en pleno verano recorriendo América, creyendo que con algo de suerte sus canciones podrían hacer disimular el tremendo calor que debe padecerse recorriendo esas carreteras infinitas de doble sentido.
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Tras Bauer llegó Ángel Stanichy con él otra gran masa de personas liberadas, por fin, de sus jornadas laborales y estudiantiles. A priori, la voz de este chico no me decía nada del otro mundo, pero parece que los grupos de música actuales violan todas las bases del playbacky de los penosos directos porque Stanich lo hizo de maravilla. Pensándolo bien, es muy probable que los artistas actuales se luzcan en directo porque es justamente en ese momento cuando empiezan a captar seguidores; festival tras festival. Después de Stanich entró la noche cerrada y el frío de la mano de Métrica para dar por terminada una larguísima jornada de diversión, cantes, bailes, cervezas y camperos de pollo con chedar y salsa de carne.
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Como vengo diciendo, aun tratándose de la primera edición de un festival, considero que el resultado ha sido bastante exitoso; sobre todo si se tiene en cuenta el nivel de organización, la calidad del sonido, el precio de los productos, etcétera. Hay que aplaudir, pues, a la organización del WAU festival, a todos los colaboradores que participaron en él y a la Universidad de Málaga por hacer posible este tipo de eventos, los que no tienen por qué dañar la imagen de los estudiantes. Muy al contrario, ayer quedaron bastante claras las ganas que tuvimos todos los presentes de disfrutar de la buena música en compañía.
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www.waufestival.com