No sé si se puede decir que Thurston Moore ha rejuvenecido tras sus separación de Kim Gordon, y por consiguiente la disolución de los Sonic Youth. El caso es que los trabajos que nos están dejando en solitario desde la separación, tanto Thurston como Lee Ranaldo me gustan más que la mayoría de los últimos discos de los Youth. Bueno, la excepción es esa fantástica despedida con “The Eternal” que nos recordó a tiempos pretéritos gloriosos con clásicos como “Sister” o “Daydream Nation”.
Thurston lo bordó con “Demolished Thoughts” y nos entregó lo mejor de sí mismo en “The Best Day”. Ahora nos brinda su conciencia de hombre del rock’n’roll para entregarnos otro disco indispensable de largas piezas pero que entran a la primera. Ayuda mucho su total compenetración con la banda en la que sigue fijo su batería de siempre, el gran Steve Shelley. La guitarra de Thurston suene de miedo y se compenetra mejor aún con la de James Sedwards. De la misma forma la bajista de My Bloody Valentine, Deb Googe ya es uña y carne con Shelley.
Así tenemos un gran y extenso arranque instrumental en “Exalted” que a los 8 minutos tiene su sorprendente entrada vocal con una gran historia que hace que el tema se vaya por encima de los 12 minutos. “Cusp” es puro rock’n’roll agresivo, veloz y más bien inconsciente. “Turn on” es un precioso y enigmático lento con sensacionales punteos a las guitarras en una fase intermedia, para luego regresar a la voz y a la historia que cuenta un poco a la manera de esas extensas joyas de su adorado Neil Young. Sigue la calma tensa con “Smoke of dreams” antes del fulminante cierre con una “Aphrodite” en la que el bajo de la Googe tiene un maravilloso protagonismo, aunque sus más de 8 minutos dan juego para las buenas mixturas de ambas guitarras. ¡No nos hubiera importado que hubiera metido el doble de temas o que algunos de ellos hubieran sido todavía más largos!. (9)

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