“Hacemos la música que querríamos escuchar. Nuestra filosofía podría resumirse en una frase: nosotros queremos ser nuestro grupo preferido.”
La entrevista que vais a leer a continuación es el resultado de un encuentro que mantuve con dos de los componentes de The Loud Residents, en el Bar El Mortal de Málaga. Por tanto, no estamos ante una entrevista formal o elaborada en torno a una rígida batería de preguntas sino que, más bien, lo que vais a leer es la transcripción (tirando de grabadora y de memoria) de la charla entre un servidor y unos chavales con los que comparto muchas más cosas de las que, por lógica generacional, debería compartir. Sentimos devoción por las mismas bandas y somos adictos a los mismos sonidos: consuela mucho confirmar que la música puede unir a las personas incluso más allá de las fronteras generacionales. The Loud Residents tienen ya varios trabajos a sus espaldas y son un ejemplo de gente que sigue anteponiendo la amistad y la música a todo lo demás: ¿Acaso cuando eres un adolescente y montas un grupo deberían preocuparte otras cuestiones? Para mí ha supuesto un alivio comprobar que no todos los nuevos grupos están integrados por gente más preocupada por salir bien en las fotos que por ensayar, buscar tu sonido y componer buenas canciones. Ellos tienen lo más importante, lo que no se consigue por muchas horas que te pases en casa poniéndote modelitos y retocando las fotos con filtros, que es espontaneidad y frescura. Los ves aparecer con sus melenas, sus camisetas de bandas como los Smiths, y, sobre todo, oyes lo que tienen que decir, y no tienes más remedio que creértelos porque son auténticos. Los que dicen que no hay gente en esta generación que merezca la pena, que toda la juventud está echada a perder, es que no saben adónde buscar y el problema lo tienen ellos que piensan que no hay mundo después de los reality shows de Tele 5. Ahora vamos a ponernos serios y a poner a cada uno en su sitio dentro de la mal llamada escena independiente.
¿Cómo y cuándo surgen The Loud Residents?
Juan: El grupo surgió en el instituto con unos dieciséis años; éramos un grupo de colegas. Supongo que hasta aquí la historia no tiene nada de original. Manolo, que ya no toca con nosotros, era primo del batería de Tom Cary que ensayaban en Castle Rock, y un día nos dijo que su primo nos dejaba el local para ir a tocar; fuimos y empezamos tocando una versión de ‘Born to be wild’ de Steppenwolf, y lo gracioso es que todos tocábamos la guitarra así que imagina el panorama. Entonces nos dimos cuenta de que teníamos que repartirnos los instrumentos. Yo, por ejemplo, empecé tocando la guitarra y Manolo tocaba la batería, pero me puse muy nervioso y no daba ni una así que le dije que me dejara la batería, y tocamos ‘Reptilia’ de The Strokes. Yo me sabía la batera entera por el Guitar Hero así que ahí fue cuando descubrí cuál era mi lugar en el grupo.
Sixto: Yo tenía catorce y era el más pequeño. Volviendo a lo del reparto de los instrumentos, como podrás comprobar, Juan es bastante corpulento así que nos miramos y dijimos: ‘éste le va a pegar más fuerte’. Los demás éramos más bajitos y enclenques mientras que él medía ya casi 1,90.
Cuando eres tan joven lo que menos sobra es la pasta. ¿Fue fácil haceros con los primeros instrumentos?
Sixto: Yo ya había descubierto la música de manera autodidacta y había empezado a tocar con diez años con una guitarra muy mala. Cuando fundamos el grupo, ya habían pasado cuatro años y, en ese tiempo, me había hecho con mi segunda guitarra que era un poco más profesional y, como ha dicho Juan, Tom Cary nos apadrinó con lo cual podíamos usar su equipo y eso nos ayudó mucho a la hora de arrancar.
Vuestras influencias son amplias pero se engloban principalmente dentro del garaje, punk, rock. Por encima de todo, llama la atención que tienen un marcado espíritu noventero. Vosotros eráis unos enanos cuando Nirvana publica Nevermind. ¿Cómo llegáis a esos sonidos?
Sixto: Yo soy del 97.
Juan: Yo del 95.
Joder, cuando muere Kurt Cobain, ninguno de los dos había nacido y yo estaba por ahí con mis amigos bebiendo litros y llorando por los rincones. Qué viejo soy (risas). Los de mi generación vivimos el surgimiento del Grunge y, a menudo, echábamos la vista atrás para rastrear los sonidos de los que intuíamos que podía venir eso: The Doors, Led Zeppelin, Black Sabath. Para vosotros las bandas de Seattle supusieron el pasado pero ¿cuál o cuáles fueron las bandas coetáneas que os conectaron con toda esa movida?
Sixto: Para nosotros la gran revolución la supuso Arctic Monkeys. Ese grupo cambió nuestras vidas. Es cierto que cada uno tenía referentes distintos. Juan venía más del metal; Manolo venía de un rollo más contemporáneo representado en aquel momento por bandas como The Strokes o Arctic Monkeys, mientras que, yo, por ejemplo, venía de oír rock de los sesenta y no escuchaba nada más que los Rolling y los Beatles. Pero el primer disco de la banda de Sheffield fue el que consiguió aglutinar las influencias y los gustos de todos y darnos por así decirlo una especie de rumbo común: ese disco nos voló literalmente la cabeza. Aún así, nos gustaron principalmente los primeros discos y también hay que decir que ellos tenían un sonido más limpio y nosotros buscábamos algo más guarrete y, por tanto, no es que tratásemos de ser unos clones de ellos, pero es cierto que fueron clave en nuestros inicios a la hora de motivarnos a seguir haciendo canciones.
Además, Arctic Monkeys, supusieron también un punto de inflexión en lo tocante a una nueva forma de entender la industria musical que es una de las características fundamentales de vuestra generación. Me refiero a hacerse mundialmente conocidos usando internet, a través de plataformas como MySpace, y sin recurrir a sellos discográficos.
Sixto: Aunque el tiempo vuela y ya superamos esa etapa e incluso miramos hacia atrás y vemos cómo los discos han ido envejeciendo, entendemos que fue un grupo capital en lo que comentas y estamos seguros de que, dentro de otro puñado de años, habrá un revival en torno a lo que abanderaron grupos como Arctic Monkeys. Su manera de hacer las cosas alentó a toda nuestra generación a ponernos a hacer cosas por nosotros mismos, y a ver Internet como una herramienta que podíamos usar para sacar nuestros proyectos adelante al margen del funcionamiento más rígido que, por pura lógica, tenía una industria que no la habíamos gestado nosotros y en la que, por tanto, lo teníamos difícil para hacernos un hueco. Empezamos a ver la música de una manera más democrática: cualquiera, desde cualquier parte del mundo y no desde los focos de siempre, podía compartir sus canciones y podía llegar al público sin intermediarios innecesarios.
¿Y cómo resumiríais vuestra evolución a partir de ahí?
Sixto: Después miramos hacia los Smiths, Joy Division, New Order, un poco más hacia el post-punk. Luego nos enamoró Yo la tengo, y, por supuesto, Nirvana y Sonic Youth también nos han influenciado. Pero lo más acertado sería decir que, después de ese primer impacto que nos produjeron Arctic Monkeys, miramos más hacia bandas de pop oscuro como The Cure o Joy Division.
Nosotros lo teníamos fácil a la hora de localizar la música. Poníamos la MTV y lo que salía ahí era lo que existía. Pero vuestro panorama ha sido distinto. ¿Cómo vais gestando vuestra propia enciclopedia musical lo cual necesariamente termina forjando el sonido del grupo?
Juan: Yo sobretodo llegaba a los grupos por el boca a boca y también porque es verdad que internet facilitaba mucho las cosas. Yo solía poner el vídeo de un grupo que me gustaba en YouTube y luego pinchaba aleatoriamente los vídeos que me aparecían en la columna derecha ya que, en general, se trataba de grupos que estaban en sintonía, y eso se convertía en una cadena interminable que te podía llevar a descubrir cosas inesperadas y a las que a lo mejor habrías tardado meses en llegar usando otros canales.
Vuelvo a lo que me comentabais antes de que, en general, estabais muy influenciados por el sonido de los 60 y 70. Y vuelvo porque, investigando un poco acerca de vuestro disco, veo que buscasteis grabarlo todo de la manera más analógica posible.
Sixto: Grabamos en el estudio de Maxi y nuestro principal miedo a la hora de meternos en ese estudio era que él había grabado principalmente grupos de Garaje, Rock n´ Roll, y Soul, lo cual estilísticamente era distinto de lo que nosotros hacíamos. Pero nos interesaba grabar con él porque todas sus grabaciones tenían en común el buscar un sonido que se aproximase lo máximo posible al directo, y esa era nuestra principal máxima en el disco. Veníamos de grabar unas primeras demos que, por los medios con los que habíamos contado, sonaban muy digitales, y todo el mundo nos decía que sonábamos mucho mejor en vivo. Entonces nos dijimos que teníamos que trasladar eso al disco. Para nosotros el escenario era donde nos sentíamos más cómodos. Grabamos el disco tocando todos en directo y sin metrónomo ya que queríamos que la música fluyese de la manera más natural posible. No había guías ni nada: nos mirábamos, contábamos hasta tres, y a tocar. Y de hecho, a día de hoy, cualquier grabación que planteemos va a ser siguiendo ese mismo método. Nos gusta incluso que pervivan en el disco fallos. Maxi consiguió sacar lo mejor de nosotros, darnos ese flow que buscábamos, nos gusta que tenga un regusto Low-fi. Estamos en la generación de Internet y no somos anti-internet pero somos reaccionarios al radicalismo de Internet. En la medida de lo posible, buscamos hacer las cosas con más cariño o de forma más tradicional.
Esa vuelta a lo artesanal es algo que veo en general y que es también algo propio de vuestra generación, como una respuesta natural y casi rebelde ante tanto producto clonado: el papel, los vinilos, la cerveza artesanal, etc. ¿Podríamos hablar de una búsqueda desesperada de lo auténtico?
Sixto: La clave es que hacemos la música para nosotros y, por tanto, la hacemos tal y como nos gusta, sin concesión alguna; es decir, aunque podamos pensar en el público, hacemos la música que querríamos escuchar. Nuestra filosofía podría resumirse en una frase: nosotros queremos ser nuestro grupo preferido. Queremos, por supuesto, que guste pero creemos que la manera de conseguirlo es que nos guste a nosotros primero y podamos defenderlo con orgullo. Pensamos más en disfrutar el proceso: disfrutar la producción más que el producto. El disco, insistimos, está grabado todo de modo analógico. Tener aquí el estudio de Maxi fue vital.
Habéis dicho que seguiréis grabando del mismo modo. ¿Significa eso que también seguiréis sonando parecido o no necesariamente?
Está bien esa pregunta porque nos parece correcto distinguir ambas cosas. Verás, nos gustan los grupos que incluso pegan cambios radicales de disco a disco. Nosotros más bien confiamos en el talento de una serie de músicos que integran un proyecto y, del mismo modo que nos convencieron con una colección de canciones previa, confiamos en que volverán a hacer un buen trabajo. Es más, lo que nos motiva es poder encontrarnos con algo diferente, que vuelvan a sorprendernos y a sacarnos una sonrisa cómplice. Eso nos pasa como seguidores de otras bandas pero nos pasa también como creadores. Yo me deprimiría un poco si me dijesen que tengo que seguir haciendo el mismo tipo de música siempre, empleando los mismos recursos, y repitiendo fórmulas. Grabar con los medios que te he dicho antes no significa hacer lo mismo. Mi gran referente siempre han sido los Beatles que, de disco a disco, casi se podría decir que son bandas diferentes. Nosotros no tenemos miedo a cambiar, todo lo contrario. De hecho, con nuestro próximo trabajo, probablemente, más de uno se sorprenda porque se aleja bastante de lo que hicimos anteriormente, aunque el grabar de manera analógica y tocando todos a la vez lo queramos llevar siempre por bandera, casi como una filosofía.
Al hablar de cambio, ¿te refieres quizá a un sonido más ochentero en la línea de bandas que han estado pegando fuerte últimamente como Wild Nothing, Craft Spells, Mac DeMarco y toda la hornada apadrinada por Captured Tracks? Lo digo por razones generacionales y por todo lo que me decíais antes acerca de vuestra debilidad por el post-punk, etc.
Juan: Vamos a tirar más bien por un sonido más sucio, más californiano. Yo creo que vamos a irnos más hacia una onda Skate-punk y no tenemos miedo a cambiar de disco a disco porque la música la hacemos para nosotros como te decía Sixto antes. Y eso es lo bueno de que nadie nos imponga nada; es más, para nosotros no tendría sentido hacer música si no tuviésemos total libertad para hacerla.
Habéis dicho que sois una banda de directo. ¿De qué conciertos guardáis un mejor recuerdo?
Sixto: Tocamos en Milán, en la Bienal de Jóvenes Creadores y la experiencia de tocar en otro país siempre te marca. También hemos tocado fuera de Málaga en Madrid, Sevilla y Granada. Si tuviera que destacar un concierto te diría cuando tocamos con de Thee Oh Sees y La luz en el On Chain Fest. Aquello fue increíble. Aunque admirábamos a bandas nacionales con las que compartíamos cartel como Terrier, sabes que con ellos puedes tropezarte en cualquier otro momento, pero tocar con gente que viene de California como era el caso de La luz y tienen un recorrido internacional te hace sentir que estás viviendo una especie de sueño. Y verte en un cartel con Thee Oh Sees de los que somos fans fue brutal. Hay que agradecer a los organizadores hacer un cartelazo como ese con una escasez casi total de medios, desde la total independencia, y confiar en bandas locales pequeñas, eso no lo hace todo el mundo ni pasa todos los días. Nosotros además de todo lo que te he dicho somos muy fans y cuando nos gusta algo nos gusta a muerte, de ahí que lo flipemos tanto cuando compartimos cartel con bandas que nos gustan mucho.
Juan: A mí me pasó algo parecido a lo que comenta Sixto con Ángel Stanich cuando compartimos escenario con él en el Festival Ojeando. Fue el primer concierto que hicimos después de editar el segundo trabajo y tocábamos en el escenario grande del Ojeando. El año anterior habíamos tocado también pero en el escenario Plaza.
¿Os supuso alguna clase de presión el pasar de un escenario al otro?
Juan: Anímicamente no; yo incluso tenía la ansiedad de querer salir ya y tocar con ese equipo y sabiendo que vas a tener un sonidazo. Saber que vas a golpear la caja y aquello va a tronar. El que haya tocado en un sitio así sabe a lo que me refiero, sientes que tienes más energía, es una sensación muy chula.
Sixto: En general somos la banda más tranquila del mundo; me acuerdo en nuestro primer concierto de estar todos mirándonos a las caras y diciendo: ‘pues bueno, hay ganas’. No estábamos nerviosos sino ansiosos por salir a tocar.
Estoy de acuerdo en que los artistas con mayúsculas, o por lo menos los que a mí me interesan, son aquellos que consiguen ponerlo todo patas arriba cada vez que publican un disco nuevo. Imaginad que Dylan o Bowie no hubiesen sentido la necesidad de experimentar. Cambiando un poco de tema y centrándonos un poco más en la realidad de nuestra ciudad, ¿se os ocurre alguna solución para que la gente acuda más a los conciertos o para revitalizar el panorama local?
Sixto: A pesar de la labor que lleva a cabo la gente que está detrás de salas como la Velvet, sí que creo que debería haber más fluidez para que las bandas tuviesen acceso a programar, que pudieras llegar a una sala como músico y, desde tu experiencia como tal, hablar con el programador y poder proponerle de manera sencilla traer a bandas de fuera que consideres que están haciendo algo interesante, y poder tocar con ellos. Yo voy a cobrar conforme a mi condición de músico y ellos conforme a su rol de programadores. No hablo de invadir su territorio, sino de poder tener más voz en ese sentido o un rol más activo ya que, como grupo, estás metido de lleno y conoces de primera mano lo que se cuece fuera y dentro de tu provincia. Creo que es un problema que una banda lo tenga muy complicado a la hora de conseguir un bolo y poder tocar con la gente afín.
Ahora hay una cantidad de festivales enorme y, en principio, los festivales son escaparates donde las bandas pueden darse a conocer. ¿Cómo veis este panorama?
Juan: Nosotros, en general, echamos en falta poder tocar y llegar a conocer a gente que sea de nuestra misma edad. En Málaga siempre nos hemos sentido un poco bichos raros, en ese sentido. Se pueden contar las veces que hemos tocado con bandas de nuestra misma quinta. En los festivales hay más gente joven pero está el inconveniente de que es casi imposible colarte en el cartel.
Sixto: Si te referías a eventos o festivales locales, suele pasar que los montan gratis o te viene Jäggermeister con la pegatinita y vienen cuatro de Barcelona porque, si no, no va nadie. La gente difícilmente se mueve por las bandas locales salvo tu círculo de amigos. Y si hablamos de los festivales grandes, como ha dicho Juan, eso ya es para dedicarle un libro. Es como el FIB que lo venden como un festival indie pero o, vas respaldado por una agencia potente como Hook, o Ground Control, u olvídate. Vemos que la escena que está teniendo más visibilidad en España, en general, es tremendamente impostada. En todos los festivales están las mismas bandas siempre copando los carteles lo cual sería un reflejo de que no hay otras ofreciendo algo interesante y eso no es cierto. Entonces te preguntas qué está pasando realmente, y no puedes evitar concluir que todo esto del mundo independiente se ha convertido en un negocio en el que unos pocos se reparten el pastel y no quieren dejar pasar a otros, y todo eso es muy triste si hablamos de música y de gente para la que lo primordial debería seguir siendo la pasión por la música y por descubrir nuevas bandas. Te venden algo como indie y no lo es. Uno de los grandes problemas de la música hoy día es que los músicos se han olvidado de la música y se preocupan mucho más de las pintas y de la imagen que proyectan a través de las redes sociales: han puesto por delante la imagen y lo visual. Algunos grupos hoy se forman y todavía no tienen canciones pero ya tienen su página de Facebook con fotos, teaser y no paran de dar la lata en las redes sociales. Lo que me da rabia de la escena indie es que lo que te venden como hecho conforme a esa filosofía es mentira, y hay detrás una discográfica grande, una agencia de prensa, una mercadotecnia brutal.
(Juan pide permiso para ir al baño y se lo concedemos).
Podríamos decir que la industria capitalista lo fagocita todo, se lo apropia indebidamente, y acaba por desvirtuarlo. Es como cuando Coca-Cola ahora se adueña del estilo de vida consistente en ir a los bares de toda la vida, acodarte en una barra y tomar una cerveza hablando con los currantes del barrio. Ven que ese estilo tradicional de vida mola y ellos se apropian de esa filosofía a través de campañas publicitarias multimillonarias y parece que eso es lo que representa Coca-Cola. He creído entender que tú comentas que está pasando algo similar con el indie.
Sixto: De eso se trata, de que ya no sabes como autocalificarte tú que efectivamente llevas desde siempre haciéndolo todo desde la más absoluta independencia. Ahora ellos son los indies y los que se apropian de esa filosofía cuando realmente no son consecuentes. No quiero que se confunda mi música ni mi manera de hacer las cosas con lo que hacen la mayor parte de las bandas nacionales que son famosas.
Recuerdo los concursos de bandas que se celebraban en mi época en el recinto del Eduardo Ocón y que también servían para dar a conocer a grupos. Aquello era todo un acontecimiento que muchos esperábamos durante todo el año. ¿Cómo es el Málaga Crea ahora?
Sixto: Nosotros hemos participado en alguna ocasión. De hecho, fuimos premiados y a raíz de eso nos llevaron a Milán como te dijimos antes. En un principio eran grupos solamente de Málaga y ahora son de toda Andalucía y antes era por géneros musicales, y ahora es todo mescolanza. Lo mismo se está enfrentando un grupo de rap, uno de mestizaje y otro de hard-core con lo cual creemos que ha ido a peor. Nosotros siempre hablamos de los grupos Málaga Crea como una especie de subgénero que no terminan de tener una identidad concreta y suelen desaparecer como si hubiese una especie de maldición en torno al concurso. Rara vez hemos descubierto ahí un grupo interesante y que luego además haya tenido continuidad en el tiempo.
(Juan vuelve del baño; entretanto Sixto y yo no hemos parado de hablar. Miro la grabadora. Me había propuesto no registrar más de una hora de conversación porque ello me complica el trabajo a posteriori, pero lo malo de estar a gusto haciendo tu trabajo es que se te va el santo al cielo. Por tanto, seguimos rodando).
¿Cómo es ahora mismo tener veintipocos años y gustarte el rock o el grunge en Málaga? ¿Podríamos hablar de una escena, por dónde os movéis?
Sixto: Yo lo hablo a menudo con mi novia y mis amigos, vamos a bares en los que estamos rodeados de gente mayor y nos sentimos un poco perdidos o desubicados, como si no hubiese un espacio para nuestra generación. Pero es que los sitios a los que va la gente de nuestra edad no hay por dónde cogerlos, y nos sentimos incluso más desubicados ahí. No puedo evitar tener la mayor parte del tiempo la sensación de estar perdiéndome algo, como de no estar en el sitio adecuado en el momento idóneo. Vamos a sitios donde la media de edad es de entre treinta y tres y cuarenta años pero casi nos relacionamos mejor con esa gente que con la de nuestra misma edad.
Juan: Lo que le tira más a la gente de nuestra edad ahora es la electrónica o ritmos electrónicos o lo que sea. Y los que no vamos de ese palo, somos una minoría que lo tiene difícil a la hora de encontrar gente afín con todo lo que conlleva, porque si tocas en un grupo y en tu ciudad no hay gente que construya o alimente esa escena, pues no tienes sellos, no tienes garitos para tocar, no tienes público. Y lo que en principio haces para disfrutar a veces se convierte en una lucha constante llena también de sinsabores.
Vosotros tenéis algo fundamental que es que la banda la integráis un grupo de amigos a los que os mueve una afinidad musical y, por mi experiencia, no hay cimiento más sólido que ése.
Sixto: Eso es esencial; de otra manera no tendríamos el grupo. Como decías somos amigos que hacemos música y nuestro tiempo lo invertimos en eso. Lo triste es que en teoría tendríamos que dedicar menos tiempo a hacer música y más a tratar de entrar en un circuito como el de los festivales en el que es casi imposible entrar.
¿Sois disciplinados a la hora de ensayar?
Juan: Ahora estamos volviendo a ser más organizados con los ensayos. Hemos tenido etapas que también han estado condicionadas por la ida y venida de miembros. A veces estábamos los dos solos porque el otro componente no podía por temas de trabajo totalmente justificados, pero eso era muy desmoralizante porque no te puedes hacer una idea real de los temas cuando falta un instrumento. Entonces, en esos casos, terminábamos optando por no ensayar hasta que volviésemos a estar todos o a reducir el trabajo a las horas que cada uno le podía dedicar desde casa.
Sixto: Hemos tenido un año de mierda por muchas circunstancias pero ahora parece que la cosa vuelve a enderezarse. De hecho, vamos a presentar a través de Staf en unos días un nuevo vídeo (lo cual en parte es lo que ha justificado esta entrevista) y podríamos decir que cierra una etapa, la etapa del disco anterior, y estamos trabajando ya en los temas que van a integrar nuestro nuevo disco el cual nos gustaría tener listo para noviembre de este año.
Cuando hablas de año de mierda, ¿ha habido algún momento en el que incluso hayáis pensado en dejar el grupo?
Sixto: No hasta ese punto pero no porque no haya habido motivos, sino porque en el fondo esa no es una opción para nosotros; podemos estar en una situación bastante parecida a dejar el grupo, como de muerte clínica, pero no decimos formalmente: ‘vamos a dejar el grupo’ sino que ya lo retomaremos en la forma que sea. Lo bueno es que el grupo siempre tiene una columna vertebral que se ha mantenido intacta. El golpe más fuerte fue que se nos fuese Manolo porque él era uno de los tres miembros fundadores del grupo. Ahora solamente quedamos dos de los tres miembros originales, Juan y yo. Ahí nos entró el miedo pero él nos animó a que siguiéramos adelante en todo momento.
Juan: Pero sí es cierto que a veces te paras a pensar que puede pasar, yo de hecho he llegado a temerlo.
Sixto: Ahora, después de esa racha bastante jodida, estamos en un punto en el que nos gustaría profesionalizar la formación tanto en lo tocante a la estabilidad y número de miembros como en lo tocante a los directos. A veces dábamos un directo brutal y luego otro más flojo y, por tanto, queremos ensayar con regularidad y que, si tú vas a un concierto de The Loud Residents, sepas que vamos a ofrecer el mismo directo independientemente de dónde nos veas, que no vas a llevarte un chasco y, si te lo llevas, no será porque nosotros no hayamos currado en serio.
¿Tenéis alguna fórmula o ritual a la hora de componer las canciones?
Juan: Normalmente llega Sixto y trae algún material, lo tocamos todos y vamos aportando ideas alrededor de eso.
Sixto: Yo compongo en mi casa con la guitarra acústica mayoritariamente. Llego al local y se pone el tema en común y la banda entera toma parte activa en la composición de la canción. Yo compongo las letras y las cuido mucho, pero las canciones están firmadas siempre como The Loud Residents y nos gusta que sea así porque, si tú has compuesto tu línea de bajo o la batería, la canción es eso también y no solo la armonía o la melodía; por ejemplo, Juan influye mucho en la estructura de la canción, ‘mete aquí un puente y aquí una parada’, y todo eso es también composición.
Sixto, tú estudias Filología Hispánica lo cual explica en parte la calidad y la importancia que concedes a las letras. ¿Cómo es tu proceso de escritura?
Sixto: A veces hago primero la melodía y luego escribo la letra mientras que, otras veces, tengo primero la letra y luego la músico pero no siempre es igual. Soy anárquico en ese sentido.
¿Y pensáis seguir apostando por el inglés?
Sixto: Totalmente y, como tengo otro proyecto, Los Redrum, ahí vamos a cantar en español con lo cual voy a tener esa inquietud cubierta. Pero en nuestra banda siempre hemos considerado que el inglés era la lengua que mejor le iba, es algo bastante lógico si tenemos en cuenta los orígenes de los estilos que practicamos. Posiblemente, si escribiese en castellano, escribiría mejor pero no me sentiría tan cómodo. Pero eso no quiere decir que cante en inglés de cualquier manera sino que siempre me he preocupado mucho por tratar de escribir letras correctamente y perfeccionar el acento lo máximo posible. Un inglés se va a coscar de inmediato que no soy nativo pero siempre he tenido un interés desde pequeño por el inglés, he pasado épocas de intercambio en el extranjero, y he conocido a gente de fuera con la que he podido practicar. Entonces he tenido esa preocupación por respetar la lengua en la que canto.
¿Cómo os veis en el futuro musicalmente hablando?
Juan: Al igual que Sixto yo también estoy estudiando, yo estudio Economía y, aunque la música nos apasiona y nos gustaría no ponernos límites en ese sentido, también somos conscientes de que es muy difícil o casi imposible vivir solamente de un grupo como el nuestro. Por tanto, somos bastante realistas en ese sentido y, en un futuro, nos vemos más bien compaginando la música con otras cosas que nos permitan vivir y evolucionar en otras facetas como personas y como profesionales.
Sixto: Cuando empiezas el grupo con tus colegas, piensas en sexo, drogas y rock n´ roll pero pronto te das cuenta de que no hay sexo ni drogas ni nada y que, después de los conciertos no hay fiesta, sino que te toca currar un par de horas más para meter las cosas en la furgo y llevarlas de vuelta al local y, cuando tú vuelves, se han apagado las luces y se ha acabado la fiesta.
Joder, Sixto, le acabas de quitar todo el puto romanticismo al hecho de tocar en una banda de rock, pero un servidor que ha tocado en algunas no tiene más remedio que darte la razón. Yo siempre he dicho que te tiras trabajando un día entero para tocar una hora como máximo que es la punta del iceberg. Por eso aprecias tanto cuando tocas en un festival y te cuelgan la guitarra afinada y te ponen todo el background.
Juan: Eso que comentas es lo que nos pasó en Ojén, que llegas solamente con tu caja y te lo preparan todo y te preguntan qué necesitas y lo pides y tú solamente tienes que irte a descansar, ducharte y subirte al escenario. Así da gusto pero, entretanto, toca seguir currando como hasta ahora.
Sixto: Llegas y te cuelgas la guitarra sin una gota de sudor y todo suena como sonaba en la prueba de sonido. Siguiendo con cómo nos vemos en un futuro, yo creo que haciendo música como hemos hecho hasta ahora aunque no veamos apenas un duro. Hasta ahora ha sido así y lo bueno es que hoy día, con pocos medios, se pueden hacer muchas cosas. Nosotros siempre que tocamos, cogemos el poco dinero resultante y lo ponemos en un fondo común para reinvertirlo en el grupo. Así que yo me veo tocando con mis amigos y disfrutando a tope del proceso.
Juan: Yo digo igual que Sixto, que la música es compatible con las vidas tal y como las tenemos planteadas. Que podemos dar un salto a otra parte bien y si no pues seguiremos tocando juntos que ya nos da satisfacciones suficientes que otros quizá ni sueñen en sus trabajos mejor remunerados.
Bueno, yo ya tengo más minutos grabados de los que tenía previsto, así que podemos ir finalizando esta entrevista al margen de que nosotros sigamos tratando de analizar el mundo de la música o, más bien, sigamos desahogándonos compartiendo nuestras penurias como músicos.
Seguimos hablando un poco más con la grabadora ya desconectada. Sixto saca su portátil y se dispone a mostrarme el vídeo que van a estrenar. En el mismo se aglutinan un cúmulo de fotogramas en los que los chicos de The Loud Residents, junto con amigos y parejas, se lo pasan pipa haciendo el cafre por las calles, bebiendo, riendo. Las imágenes que veo refrendan la idea que me he forjado acerca de ellos. Amigos y amigas, que no os cuenten milongas, el rock n´roll siempre ha sido esto. Y todo lo que tenga que venir que venga, pero el ingrediente fundamental que echo en falta a menudo en los últimos tiempos es que corra sangre por las venas.
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