Stefan Weckert
Kun_tiqi Surfboards

9 December 2017 Texto: Eduardo Illarregui Gárate. Fotografía: Milsi K., excepto "*".


Una verdad incómoda

Hace más de una década Clark Foam echaba el cierre y ponía al mundo del surf contra las cuerdas. El gigante americano era el que suministraba foams a la mayoría de talleres de los Estados Unidos y de gran parte del mundo y, con su inesperada decisión, dejaba momentáneamente a los shapers sin materia prima con la que fabricar las tablas que posteriormente usarían los surfistas en el agua. Este cataclismo en el panorama surfero internacional le pilló a Stefan  Weckert en Ecuador, hasta donde también llegaron las turbulencias generadas por el cierre. Stefan, que había ido al país sudamericano para realizar unas prácticas relacionadas con sus estudios de Administración de empresas, quería surfear, pero la escasez de foams habían dejado a los talleres sin una sola tabla; y el mercado de segunda mano era incapaz de abarcar toda la demanda. Cuando pensaba ya que tendría que renunciar a su deseo de probar las olas ecuatorianas, encontró una alternativa salvadora de lo más inesperada en la madera de balsa. Aquello fue una revelación. Toda una apertura de ojos y una toma de conciencia. Un antes y un después en su vida. Tras concluir sus prácticas, y con más calma, comenzó  a investigar sobre el cierre de Clark Foam y descubrió una verdad que por dura es hasta incómoda de reconocer: la alta toxicidad de los componentes “del juguete que los surfistas usamos en el agua” y lo nocivos que son tanto para el medio ambiente como para las personas que forman parte de su cadena de producción. Buscó una alternativa y la encontró en los mismos shapers y material que le permitieron no quedarse en el dique seco durante su estancia en Ecuador.  La madera de balsa podía ser una alternativa real, efectiva y ecológica al foam. Sólo quedaba encontrar une resina más ecológica para el glaseado.

Hoy en día, el testigo de Clark Foam ha sido tomado por otras empresas, que suministran espuma de poliuretano a la tradicional  industria de la fabricación de tablas, pero aquel cierre también sirvió para despertar conciencias como la de Stefan, que con su marca de tablas de madera, Kun_tiqi, y su taller, en la localidad Cántabra de Loredo, ofrece al mundo del surfing una alternativa más limpia y sostenible.

Filosofía: crear productos para practicar el surfing de la forma más ecológica posible y que generen el menor impacto al Medio Ambiente. Utilizar los materiales más sostenibles y crear productos que duren. Todo producto ecológico tiene que ser duradero, en contraposición a los productos desechables.

Historia: Todo empezó en Ecuador. Estudié Administración de Empresas y fui allí a hacer unas prácticas en una asociación indígena que producía cacao orgánico. Estando allí, fui a la costa en busca de una tabla de surf, porque quería surfear y no había llevado la mía. Fue justo cuando Clark Foam cerró en California y no había materia prima para que los shapers en Ecuador pudieran hacer tablas. Además, el mercado de segunda mano estaba bastante limitado. Conocí a unos shapers que fabricaban tablas de madera de balsa desde los años 60 y, en ese momento, si quería surfear, era la única opción. Al principio, me pareció un poco raro, porque la única tabla de madera que había visto había sido, en una postal de los años treinta,  en blanco negro, en la que aparecían unos hawaianos con unos tablones de más de cuatro metros. Encargué una tabla, partícipe en todo el proceso de construcción y aluciné viendo cómo un árbol se convertía en una tabla de surf. Luego, la metí en el agua y flipé más todavía experimentando cómo iba. Para mí no había diferencias ni limitaciones. Más bien las limitaciones eran mías, por falta de técnica (risas). Aquello me abrió los ojos.  Quise investigar por qué habían cerrado Clark Foam y descubrí que el juguete que estaba utilizando para disfrutar de la naturaleza realmente contamina y contamina bastante. La gente que está involucrada en el proceso de fabricación de una tabla sufre daños de salud. Fui buscando soluciones, investigando sobre tablas de surf ecológicas y no encontré nada. Por otra parte, ya conocía a los shapers que hacían las tablas de madera de balsa y me dije: “Aquí está la solución: la madera puede sustituir al foam perfectamente; lo único que nos hace falta es cambiar la resina por una más ecológica… ¡Y ya se puede ofrecer a los surfistas una tabla más ecológica!”.

 

* foto: Kun-tiqi Surfboards

 

Kun_tiqi: Estuvimos buscando un nombre que tuviera un vínculo con el material que usamos, que es la madera de balsa, y también con el continente del que procede, Latinoamérica. Leyendo sobre este continente nos encontramos una historia muy bonita sobre una tribu a cuyo jefe le llamaban Dios del sol, Kun tiqsi Viracocha. Era una tribu de gente blanca, de barba larga y que había llegado con veleros desde el norte. Posteriormente, tuvieron conflictos con otras tribus de la zona y acabaron abandonando el continente en barcos de madera de balsa y poblando las islas de Pascua. Por esto elegimos el nombre. Por el vínculo con la madera de balsa, que los barcos suyos la tenían también, y con el continente.

Cuando hablamos de productos ecológicos siempre tenemos en mente que estos conllevan una serie de inconvenientes para sus usuarios que, por ejemplo, no tienen los que emplean los productos convencionales. Me vienen a la cabeza las motos o los coches eléctricos que tienen menos autonomía, menos velocidad, potencia. ¿Crees que con las maderas de balsa existen también estos pensamientos, que los surfistas damos por hecho que son menos veloces o maniobrables que las de foam o epoxy?
Hay bastante prejuicio. Por el taller pasa mucha gente interesada en las tablas de madera. Te dicen que sí, pero luego te dicen que una tabla de madera es para un estilo más clásico, más redondo, menos radical. Luego, les preguntas con cuántas tablas de madera han surfeado y te responden con ninguna. ¿Y cómo lo sabes? Lo he leído, me lo ha dicho un amigo… Hay un prejuicio muy grande contra el que es muy difícil luchar. Incluso es difícil convencer sólo a la gente a probarlas. Yo aquí tengo tablas de balsa en alquiler y hay muy poco uso.

 

 

Existe este prejuicio sobre la menor versatilidad de las tablas de madera de balsa, pero también una de las cosas que frena a la gente a la hora de consumir productos ecológicos es su alto precio. ¿Ves en el precio un inconveniente a la hora de que la gente emplee alternativas más ecológicas para surfear?
Claro que influye. Pero hay que tener claro que si a un producto no sostenible, una tabla de poliuretano y resina de poliéster, se le incluyese el precio del daño que generan al medio ambiente, estas tablas saldrían más caras. El problema es que en estas tablas el daño medioambiental nunca está incluido. También hay que decir que nuestras tablas no son desechables, pueden durarte toda la vida si la cuidas. En el taller, también arreglamos tablas convencionales y vienen tablas que tienen una semana y se salen los tapones de las quillas, en el deck está la fibra crujida; o al lado del alma, hundida. La gente sólo ve el primer coste, pero tiene que tener una perspectiva más duradera. Al final tienes que preguntarte qué te sale más caro: ¿la tabla convencional que se te rompe la primera semana o la ecológica y sostenible que bien cuidada puede durarte toda la vida?

Para alguien que no ha usado nunca una tabla de madera de balsa, ¿cómo le dirías que es su comportamiento dentro del agua?
Es más estable en el agua. Coge buena inercia; y en condiciones como las que tenemos en el Atlántico, en las que hay corriente en la ola o hay viento, absorbe mucho mejor los baches de la ola; la madera los absorbe.  El foam no los absorbe tan bien y es más difícil de controlar.

 

 

¿Cuál es el perfil de un surfista que compra una madera de balsa, un surfista con inquietudes ecologistas o alguien que busca una forma de deslizarse concreta al margen del respeto del medioambiente?
Hay distintas personas. Unas sí que lo compran por la vía de la Ecología; otros, las compran porque las ven extremadamente bonitas y las tablas de balsa tienen un aspecto muy especial; también hay quien valora que están hechas a mano, todo el proceso; y otros están plenamente convencidos de su comportamiento en el agua.

Con el mundo de las tablas pasa una cosa muy curiosa: un surfista profesional gana el campeonato del mundo y ese año el shaper de la tabla que emplea el campeón multiplica sus pedidos y se hincha a vender. ¿No sería necesario que alguna figura de primer nivel emplease tablas de madera para ver si así se le da un empujón a sus ventas?
Claro; pero el surfing es negocio y nosotros no nos podemos permitir patrocinar a un surfista pro. Lo que tenemos que pensar es que los surfistas profesionales están esponsorizados y cuando dicen que una determinada marca de quillas o tablas son las mejores son opiniones compradas.  Las tablas que usan los pros, son tan ligeras, están tan laminadas, que en nada se rompen. Son tablas desechables.

 

 

¿Crees que la crisis económica que hemos sufrido ha hecho que nos preocupemos menos por el medio ambiente y hayamos buscado más el low cost?
Cada vez se están buscando productos menos duraderos. Estamos llegando a techos de crecimiento, y para generar más ingresos están abaratando costes, y para crear más demanda, se producen productos mucho peores que se rompen antes y fuerzan a la gente a comprar más. Somos libres de elegir lo que compramos. Los consumidores tenemos el poder. Si compramos esto, lo estamos apoyando.

Nos hemos centrado mucho en las tablas, pero esta sostenibilidad… ¿Es aplicable a otros productos que empleamos los surfistas en nuestra rutina?
(Aclaración) Cada producto que se produce  tiene un impacto medioambiental, pero hay productos que dañan menos que otros. En el mundo del surfing hay productos, desde la parafina, hasta el neopreno, pasando por los inventos, que son ecológicos  y la gente tiene la posibilidad de elegir. Hoy en día puedes comprar inventos ecológicos que dan la posibilidad al romperse de comprar una de las piezas que se hayan roto y cambiarlas, en lugar de tener que comprarte un invento entero nuevo.

 

 

Aunque haya por ahí algún que otro negacionista, ¿qué le dirías a un surfista que está preocupado por el calentamiento global y por el cambio climático?
Cada uno tiene más poder del que cree para actuar en favor del Medio Ambiente, empezando por el traje de surf, por la tabla. También en nuestra forma de movernos para surfear, elegir la playa más cercana, en lugar de ir mucho más lejos. ¿Qué podemos hacer? Compartir el coche para ir a coger olas, no ir solo. Los viajes en avión también dejan una huella en el Medio Ambiente.

¿Y no existe por parte de la comunidad surfera cierta ceguera a la hora de creer que realizamos una actividad inocua que tiene cero impacto en la naturaleza?
Eso depende de cada surfista, no se puede generalizar.  Pero es una actitud muy humana el creer que no se puede hacer nada para cambiar y yo me incluyo. Buscamos siempre la excusa en el otro: La fábrica aquella tiene tanta emisión, y yo me puedo hacer tantos viajes a Indonesia, Tahití… Que lo mío es tan insignificante, en comparación a lo otro… Siempre se intenta justificar un mal comportamiento buscando a alguien peor para no sentirte culpable. Es una actitud muy humana… Al menos en nuestra sociedad.

 

 

 

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