Romy Soda es una artista argentina que combina la fotografía clásica analógica y digital. Uno de sus temas más recurrentes es el Surf y lanza su último proyecto en Fuerteventura de la mano de Lomography. “Stay Inspired” una secuencia de imágenes experimentales para mantener siempre viva la inspiración.

● Cuéntanos, ¿cómo empezaste con la fotografía?
-> Siempre me llamó la atención la fotografía, ir a buscar carretes revelados me llenaba de ilusión desde pequeña. Pero teniendo en cuenta que soy otra generación, la primera vez que tuve una cámara digital se abrió un mundo diferente de posibilidades. Ver la imágen en el momento y que sean casi ilimitadas me posicionó en otro lugar. Recuerdo que me fui de viaje sola, con 15 años y sin querer, jugando, empecé a entender sobre la composición y sobre cómo captar todos esos detalles que siempre me cautivaron. A partir de ahí empecé a desarrollar una sensibilidad por las imágenes y me fui especializando tanto en la fotografía analógica como en la digital.

● ¿Cuál es tu definición personal de la fotografía?
-> Para mi la fotografía es un arte, el de captar el momento y guardarlo para siempre. A mi, me encanta todo lo que es la experimentación y jugar con los colores, con las velocidades, con los enfoques. Me gusta pensarlo como un proceso 100 % artístico, vivirlo a través de la inspiración y centrarme en lo que me llama la atención, como la naturaleza, los contrastes, las texturas. Personalmente pienso que incide mucho la visión personal de cada uno, la mirada propia, porque incluso ante una misma situación dos personas observan y obtienen cosas únicas y diferentes.

● Hablando de visiones personales e inspiración, también estás por presentar un proyecto personal, cuéntanos un poco más.
-> Si el proyecto se llama “Stay inspired” y es una colaboración con la marca Lomography. Nació de una búsqueda personal por volver a las bases de la fotografía analógica y de unir mis pasiones, el surf y la experimentación fotográfica, desde un lugar lúdico y de libre expresión. Me considero una persona muy inquieta y necesito siempre estos estímulos justamente para no perder la inspiración y que mi arte no se me vuelva rutinaria a mi misma. En el camino he utilizado muchas cámaras diferentes, técnicas y carretes de todos los tipos, para conseguir imágenes que se salgan un poco de lo establecido.

● ¿Y en qué consiste el proyecto?
-> El proyecto son primero retratos de 8 personajes, cada uno con sus particularidades y luego ellos mismos en el agua, surfeando, donde el océano siempre los iguala todos. También se trata de no buscar la excelencia y soltar un poco el control que nos da ahora lo digital. Por eso la búsqueda no es intentar encajar en una perfección técnica ni social, es más dejarse sorprender por el momento y por los resultados después.

● Elegiste la marca Lomography, ¿qué es lo que te ha llamado la atención de este brand, para seleccionarlo como aliado para un proyecto tan personal?
-> En particular es una marca que me conecta de alguna forma con mi niña interior. Con esa parte de mi que se olvida de las reglas a seguir, juega y dispara con los sentidos encendidos. Además, ellos apoyan la experimentación y los artistas independientes así que fue un perfect match.

● ¿De dónde te salió la idea para los 8 personajes y cómo fue el proceso de creación?
-> Al ser un proyecto de desarrollo personal, el proceso de creación fue un poco diferente, porque tenía más que ver con fluir y ver a donde me iba llevando mi intuición. Los personajes son amigues y quería expresar un poco lo que me transmitía cada uno, pero desde mi punto de vista subjetivo y un tanto bizarro. Por ejemplo el postureo más absurdo, es uno de los personajes vestido con saco marinero y una tabla de surf en una zona industrial, al lado del desguace y del aeropuerto, donde el mundillo del surf no pega nada. Incluso tendríamos que haber hecho un proyecto en paralelo de la gente ahí pensando que estábamos perdidos.

● ¿Cuál fue el mayor reto y cuál la mayor sorpresa del proyecto?
-> El mayor reto fue entrar de nuevo en el mood de la fotografía analógica que tiene otras posibilidades y otras limitaciones. De entrada pensé que lo más difícil sería la foto en el agua de surf, ya que conseguir el momento sin la tecnología digital y la famosa ráfaga, requiere un timing muy concreto. Pero al final fue una sorpresa, porque tenía que estar más presente en el momento y disparar con conciencia lo que me hizo disfrutar más de toda la experiencia. Esto reforzó mi idea inicial de abrirse a la experimentación y alejarse del perfeccionismo.