Han vuelto, ya están aquí los ¿jovenzuelos? de Dallas con su segundo disco y se imponen con un soberano puñetazo sobre la mesa (y si pueden, también en tu cara). En poco más de media hora despachan ocho temas de auténtica rabia y buen hacer por el que más de un músico daría lo que fuese por firmar esos riffs.
Su anterior ‘Manifest Decimation’ fue uno de los debuts más prometedores en mucho tiempo: salvaje, alocado y lleno de mala baba. Dejaron claro que no había que perderles las pista, y vaya que no. Con Nightmare Logic han dado un paso adelante para firmar un álbum que lo tiene todo para triunfar. Aúna lo mejor del thrash old school, retorciéndolo y actualizándolo hasta hacerlo propio bajo el espíritu de los mejores Cro-Mags y una pizca de Slayer.
Más allá de ser un ejercicio de estilo, el disco destaca por su trabajo coral. No hay nada que desentone, nada mal sonante o que se imponga al resto de instrumentos. Han construido un bloque sin fisuras, sólido y compacto de perfecta estructura que se mantiene en todo momento arriba, sin ningún altibajo. Un sonido real, natural y sin sobreproducción gracias a la labor de Joel Grind y Arthur Rizk. Todo ello acompañado de letras bastante mordientes que aluden, como las bandas primigenias del estilo, a la angustia, la muerte y el terror.
Muchos dirán que no aportan nada, pero temas como ‘Executioner’s Tax’ hacen que esta nueva entrega de Power Trip se convierta en un clásico contemporáneo de forma instantánea. (9)