Más que curiosa es la historia de Olga Bell. La chica es nacida en Moscú, pero está criada en Alaska y actualmente reside en el centro del huracán, en Brooklyn. Es una prodigiosa pianista clásica de conservatorio pero su inquietud le ha llevado a mezclar estos sonidos con electrónica y cualquier otro sonido que se le ocurra. Es además muy ecléctica y variada. De hecho es la mitad del dúo de música dance, Nothankyou, junto al británico Tom Vek. Además desde hace un par de años forma parte también del gran grupo que es Dirty Projectors.
Pero aún le han quedado ganas de hacer este “Krai” en su idioma, el ruso, y evocando esos recuerdos imborrables de su niñez. No es folk ruso, pero tiene algunos toques de él. También añade música de cámara que fue con la que se formó y lo adereza con formas de art rock o avant-garde. Quizás por todo ello han surgido comparaciones con los mejores y más abstractos The Knife. Si te gustó su maravilloso “Shaking The Ritual”, uno de los mejores discos del 2013, te puede gustar este “Krai”. El disco comienza con “Krasnodar” envuelto en misterio y tradición y recordando un poco a Las Grandes Voces Búlgaras. Continúa con “Altai”, repleta de cuerdas, sonidos extraños y minimal percusión, pero con una apreciable melodía. Mi favorita es “Khabarovsk Krai”, una preciosidad coral con multitud de voces, teclados y percusiones. En el cierre con “Kmachatka Krai” destaca el violín por encima, de nuevo, de esa amalgama de voces y percusiones. ¡Denso y experimental!
Txema Mañeru