El Weekend más disfrutón del año en El Puerto de Santa María
Monkey Weekend, es el monito shico, el hijo pródigo del célebre festival Monkey Week, que ya cumple tres años en el lugar que los vio nacer, El Puerto de Santa María en Cádiz. Y es que esta cita sureña con la música es especial por muchas razones, empezando por los tipos que la liaron desde el principio, los hermanos Guisado, Jesús y Cesar y el compadre indispensable, talismán de esta algarabía, Tali Carreto. Un festival, como ellos defienden con mucho corazón y el disfrute de un niño. Bajo el sello de La Mota Ediciones, la cita del fin de semana del 14 al 16 de junio de 2019 se expande entre fieles y acólitos de boca a oreja, de móvil a móvil, de recomendación a compra agotando los bonos a diez días del evento. Y es que es una fiesta que tiene por escenario el casco histórico de un lugar mágico que recuerda La Habana o cualquier ciudad de indianos en tristes momentos de exaltación y explotación turística. Y a esta jungla vienen de todas partes los que saben donde está lo güeno.
Es viernes por la tarde y estamos enfrente del Bar Bugalú recogiendo las entradas y recibiéndonos unos y conociéndonos otros. Porque aquí puedes venir completamente solo que solo completamente no te encontrarás. Bien pronto veo a Juan Santaner de los Vancouvers que tocarían el sábado en el bar Guateque un conciertazo-y-amény a Alberto Acinas, quien siempre en clave de jota delirante y necesaria para las almas acartonadas también tocaría el sábado en la Casa Monkey. Luego hablaremos de los escenarios, pero siguiendo con la mandanga del viernes aparecen entre abrazos los Derby Motoreta’s Burrito Cachimba que sonarían esa noche con su épica rock sureña de parecidos razonables y autoridad incuestionable, entre las luces del patio del Castillo de San Marcos como colofón a un descubrimiento personal María Guadaña y al elegante bolo de los abuelos del power pop, los Flamin’ groovies, que pese al accidentado Roy Loney, hospitalizado antes de salir de los Estados Unidos, girarán por Europa sin faltar a sus citas y esperemos con buena acogida. Pero como os decía el Monkeyes música, amistad y buena vida y comerse una melva en adobo en el Bar Gonzalo, es otro acierto que tampoco vacía mucho la cartera y calienta motores de lo lindo.
Alberto Acinas
El sábado empezó con unos molletes de jamón con tomate y chicharrones, café y zumo de naranja, en el Bar Antonio, preparando la máquina para la elegancia de las canciones jotescasy más íntimas de Los hermanos Cubero en una antigua bodega de Osborne. Pongamos que entras en una casa desvencijada abarrotada de gente donde todo es Historia y suena Kiki D’Aki en medio del salón, acompañada por su incondicional guitarrista y que entre el público hay abuelos, nietos y pasaosde roscaguardando el tipo. Pongamos también que, tras un descanso necesario en uno de los sofás del patio de esa casa maravillosa, me despierta un quejío engorilaode un cantaor fascinante, Álvaro Romero bien acompañado por unas bases oscuras muy motivadas que creaba Toni Martín. Este binomio bien podría entrar por la puerta grande en los antros de mas tirón de Berlín o por la rendija mas arriesgada de la sede de Génova. Son ARTE y los que los vimos lo sabemos, darán mucho que hablar.
Salí pitando al puerto, escribí a unos amigos ¿dónde estáis? Entre La Cristalera -donde estaba tocando José Domingo en un plantel humano abarrotado con un sonido algo perdido por el viento- y el Bar Santa María. Llego allí y la música atravesaba los oídos en estéreo y es que en el primero sonaba a rock tropical lejano y en el otro Amparito metían una tralla que a mí me llenó de alegría mientras los oía desde fuera sentadita al sol. Por un momento no sabía a donde ir, pero eso me puso más contenta aún porque pensé ¡qué bien!, aquí todo el que quiera escuchar lo que más le apetezca, puede.
Un festival para ir solo y encontrarse con amigos
Entonces decidí al escribir esta crónica tirar de mis amigos, a los que apenas vi por tratar de llegar a más conciertos, para que me comentasen sus grandes momentos. Y con estos dos señores en música me entiendo. Así pues para David Superlux el triunfo del fiestón lo dieron, con mucha ventaja, la clase old school de Space Surimi, en un escenario homenaje a lo Lo-Fi el garaje Bugalú; bajo un calor de muerte y con la gracia de un riego de ducha que caía bendiciendo el Rap de los jerezanos. Con este panorama Chico de Loja disfrutó en su melomanía del divertido Karaoke Los Jaguares en la Pizzeria Da Guerry. Mientras Candela y Araceli se deshacían con devoción por el trap de Antifan en la Sala Gold yo empezaba a ver el tan esperado homenaje a la Leyenda del Tiempo de Camarón en la plaza de Alfonso X el Sabio que reuniría a muchos artistas que sin duda trataron, con respeto y ganas, de hacer lo necesario para estar a la altura de semejante obra legendaria. Pero la Jarana de la amistad no pudo adornar algunos derrapes y el concierto gratuito no lo terminé y me fui a ver a los Exnoviosque grababan estos días con Paco Loco y que con discreción hicieron un bolo para recordar. Y como quien mucho abarca…(no me odiéis por puñetera mujer refranera) poco aprieta, no llegué a dos de mis citas de este festival, escuchar el sexy álbum de Aaron Rux y conocer el directo de las shogazers Uniforms que me perdí con un buen mosqueo. Pero con la sesión de Los Dominguito en el Milwaukee como en cualquier buen festival que se precie acabamos encontrándonos los amigos en la pista bailando lo que se pusiera por delante que, de hecho tenía toda la gracia de concatenar grandes éxitos que aún no son mainstream. Y ahí nos dio la mañana y el crotorar de las cigüeñas de la Catedral entre grandes dosis de risas y buenísimos recuerdos.
En Noviembre su hermano mayor el Monkey Week, el que se fue a la capital, convertirá Sevilla de nuevo en una jungla con otros escenarios y yo no quisiera perdérmelo ¡Larga vida a la familia Monkey!
Amparito
Vancouvers
Space Surimi
Maria Guadaña
Kiki Daki
Jose Domingo
Homenaje la Leyenda del Tiempo de Camarón
Hermano Cubero
Flamin Groovies
Los Derbys
Bronquio
Antifan