Mares sin ley es un proyecto musical inspirado en el exitoso libro americano The Outlaw Ocean: Journeys Across the Last Untamed Frontier, escrito por Ian Urbina, periodista de investigación que colabora habitualmente con The New York Times. En él se presenta una visión cruda y fiel de los secretos que se ocultan en alta mar, centrándose, entre otros muchos temas, en la poca protección que existe cuando estás en ‘tierra de nadie’, en sus ambigüedades legislativas y en el desastre medioambiental que sufren nuestros océanos. Cheap Monk, músico malagueño emergente, se adscribe a este proyecto poniéndole música a tres de las historias que se narran en el manuscrito. El EP integra música envolvente que te traslada unas veces a escenas agitadas y otras a momentos más calmados. Todos ellos bajo la constante presencia del rumor del agua. Para conocer mejor cómo surge esta unión entre música y periodismo de investigación, será mejor que leas la entrevista que le hemos hecho a los autores.
Vamos a empezar con una puesta en común: ¿Cómo os ponéis en contacto para poner en marcha el proyecto?
Cheap Monk: Fue el propio Ian el que me contactó por email. El asunto era algo del estilo de “Pregunta rara de un reportero (no es spam y no soy un bot)” y recuerdo pensar “ya verás el spam que voy a leer”. Al final decidí abrirlo y resultó que su propuesta era muy interesante, desde el primer momento, y especialmente por ser de Málaga, me atrajo la idea de trabajar en un proyecto directamente relacionado con el mar; más tarde, conforme empecé a informarme más y leer el libro, me di cuenta del alcance y profundidad de este, me impresionaron mucho las historias y realidades que contaba. El mezclar música y periodismo fue una idea muy original de Ian, estoy muy contento de que decidiera darme la oportunidad de implicarme en la causa.
¿Cómo ha sido el proceso de estructuración y de elaboración de Mares sin ley?
Cheap Monk: Aparte del libro, Ian y su equipo se pusieron a mi disposición una librería de vídeos y entrevistas que realizaron durante los años de reportaje. Conforme iba leyendo el libro destaqué diferentes ideas que me parecieron interesantes y busqué dentro de la librería cualquier tipo de medio que tuviese que ver con estas; además, al tratarse de música instrumental, le di mucha importancia a la creación de paisajes sonoros que fuesen capaces de transportar al oyente a las historias, por lo que usé muchas grabaciones de ambiente (ruidos de barcos moviéndose, las olas del mar, etc.).
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¿Dónde lo habéis grabado y por qué habéis elegido ese sitio?
Cheap Monk: Al tratarse de música electrónica, todas las composiciones las hice desde mi propio estudio, aquí en Málaga. Para las grabaciones de Ian que aparecen en el EP leyendo fragmentos de su libro, trabajamos a distancia. Él me envió las grabaciones con los fragmentos que consideré oportunos y más tarde los edité para que encajasen bien con cada uno de los temas.
Habladme un poco del concepto general del disco y, en el caso de que existan, de las diferentes ideas que se han ido incluyendo en las tres canciones.
Cheap Monk: Mi objetivo a la hora de crear las canciones era resaltar diferentes aspectos que Ian relataba en su libro. Casi sin quererlo, cada una de las canciones resalta lo que creo que son los tres más importantes que se pueden apreciar en el libro: la grave situación humanitaria que está ocurriendo en los océanos, resaltada en ‘El Viaje De Mndolwa’, la propia experiencia de Ian a lo largo de sus viajes en ‘Susurros Del Alma’, y la precaria situación medioambiental de los océanos, destacada en ‘Océanos De Plástico’.
Con respecto a conciertos o giras de presentación del nuevo disco, ¿qué tenéis pensado hacer?
Cheap Monk: Debido tanto a la situación de pandemia global, como a la del propio proyecto de Cheap Monk, no se van a realizar eventos de promoción presenciales. El enfoque que le hemos dado ha sido puramente digital.
¿En qué formatos/plataformas os gustaría sacar el disco y por qué los habéis elegido?
Cheap Monk: El lanzamiento ha sido en formato digital. Creo que, debido al tamaño del proyecto que están llevando a cabo en “The Outlaw Ocean Music Project”, con tantos artistas de todas partes del mundo, ha sido lo más acertado.
¿Quién se ha encargado del artwork y por qué habéis decidido trabajar con ello?
Cheap Monk: La discográfica (Synesthesia Media) tiene diseñadores gráficos que se encargan de todos los artworks del proyecto. Para darle más consistencia, me pidieron algunas indicaciones estéticas antes de ponerse a ello. Creo que la totalidad (o al menos una buena parte) de las imágenes usadas vienen del propio reportaje de Ian durante estos años.
Nos encantaría que, a pesar de lo difícil que es, eligierais la canción que más os gusta del disco y nos hablaseis un poco de ella. ¿Por qué la habéis elegido?
Cheap Monk: La verdad que sí que es súper difícil elegir. A lo mejor me quedaría con ‘Susurros Del Alma’. Fue la primera canción que hice para el EP y creo que es un poco única respecto al resto de canciones. Pese a que el libro se centra mayoritariamente en otras personas, Ian aprovecha de vez en cuando para contar su propia experiencia. En este caso Ian comenta que, debido a la monotonía del mar, se veía a veces atacado por recuerdos y pensamientos que normalmente no tendría o entretendría. “Algunos son oscuros, otros no tanto, pero siento que todos son muy personales”, habla sobre cómo un marinero le comenta que “te vuelves muy bueno en hablar contigo mismo en el mar”, otro describe esos pensamientos como “susurros del alma”, dándole el título a la canción. Nada más leer esto supe que quería escribir una canción que evocase esta situación, el proceso que Ian describe me recordó mucho al que se experimenta cuando se empieza a meditar, notas que tu mente se “inunda” con pensamientos que parecen aleatorios. A la hora de componer y seleccionar los sonidos para la canción, quise que estuviera a medio camino entre la realidad y la mente, con los acordes principales recordando a las olas de un mar en calma chocando contra el barco.
De todas las historias que se narran en The Outlaw Ocean, ¿por qué habéis seleccionado esas tres en concreto?
Cheap Monk: El proceso de selección de las historias fue bastante complicado (excepto para ‘Susurros Del Alma’), el libro tiene un montón de historias muy chocantes y fascinantes, cada capítulo da para hacer al menos 5 canciones. Al final decidí hacer tres por falta de tiempo. Además empecé a notar que, como le estaba dando mucha importancia al proyecto, estaba siendo demasiado perfeccionista y me costaba mucho crear, cuantas más canciones hiciese más me iba a costar. Elegí tres temas que se alinearan bien con mi visión para mantenerme motivado y que resumieran de alguna manera la visión general del libro.
¡Perfecto! Yo creo que ha quedado más que claro el intríngulis de todo el proceso creativo. Ahora voy a hacerte algunas preguntas que tienen más que ver con tu propia carrera musical: En tu faceta como músico y aparte de este proyecto, ¿qué suele inspirarte a la hora de crear una canción?
Cheap Monk: No tengo un proceso concreto a la hora de crear, pero sí que he visto que hay dos a los que suelo recurrir o que se dan más a menudo: a veces, si uso samples en las canciones, es el propio sample el que me guía a la hora de crear la idea inicial; otras veces doy con una progresión de acordes o un ritmo que me parezca interesante. A partir de esas ideas iniciales intento crear una especie de “paisaje sonoro” que se inspire en una sensación o situación, al ser música instrumental es un poco más difícil concretar, ya que gran parte del significado lo aporta el propio oyente; aunque intento contar historias, sensaciones o situaciones con mi música, creo que al final es una especie de proceso colaborativo entre lo que yo veo y lo que el oyente escucha. La música instrumental, por lo menos la del estilo que suelo hacer, tiende a ser bastante abierta en ese sentido.
¿Qué significa para ti este nuevo disco en comparación con tu obra anterior?
Cheap Monk: Creo que es un paso más a la hora de afianzar mi sonido como artista, me resulta muy interesante combinar sonidos del Lo-Fi Hip-Hop, el Hip-Hop clásico y la Electrónica. Además, ha sido un ejercicio creativo bastante interesante, me gustaría seguir creando puentes entre las diferentes escuelas artísticas y narrativas con mi música, y creo que no he podido tener un mejor inicio con esta oportunidad.
Como bien dices, el “Lo-Fi”, entre otros, es un artefacto muy importante en tu producción musical. ¿Nos contarías el motivo?
Cheap Monk: El Lo-Fi apareció en mi vida en un momento en el que me encontraba artísticamente estancado, me pareció súper interesante lo bien que transmitían los artistas de este género con composiciones muy minimalistas, también me enseñó el potencial que tiene la percusión como un elemento más de composición. Cuando descubrí a artistas como Nujabes, J Dilla, Madlib y otros que habían creado las bases de lo que entonces era el Lo-Fi Hip-Hop, se me abrió un mundo nuevo de posibilidades. Creo que hay mucho potencial aquí en España para el crecimiento de este tipo de música, sobre todo teniendo ya a artistazos como Juan Ríos, Made in M, Manu Beats y Cookin Soul entre otros.
¿Te gustaría seguir en esta línea de colaboración entre diversas disciplinas, o este trabajo ha sido una forma de experimentar y de salir de los límites de la música para volver a ella?
Cheap Monk: Sin duda me encantaría ser partícipe de más colaboraciones de este tipo, creo que al final lo que nos define como artistas es nuestra visión y “sentido del gusto”, y eso trasciende las disciplinas. Creo que es un paso natural el colaborar con artistas de diferentes escuelas, y sin duda ayuda a que las ideas lleguen a un público más diverso y sobrepasen los límites que pueda haber entre cada una de las diferentes disciplinas, sería un placer seguir construyendo este tipo de experiencias.
Vamos a terminar con el testimonio del periodista y escritor Ian Urbina, al que le dedicaremos las últimas preguntas: The Outlaw Ocean es un trabajo de investigación brutal y muy peligroso. Esta pregunta te la habrán hecho muchas veces, pero: ¿Qué te lleva a embarcarte durante tanto tiempo en la profundidad de los océanos para conocer sus historias? ¿Sentiste miedo en algún momento?
Ian: He estado hechizado por el mar desde que era niño. El pasar tiempo en el mar siempre cautivaba mi imaginación. Me atraía especialmente la idea de coger un barco y pasar semanas cruzando este extraño y peligroso inframundo que parecía estar regido por sus propias leyes de la física. Una experiencia similar al viaje espacial, pero en la Tierra. Tuve mi oportunidad, o eso pensaba, cuando estaba de postgrado trabajando de antropólogo. Tomé un trabajo para un viaje de investigación en Singapur; pero, para mi disgusto, nunca salió de puerto. Como experiencia de viaje no me ofreció mucho, pero al estar durante largos días en el muelle, fui expuesto a la diáspora tribu de marineros y me sorprendió lo diferentes que eran. Eran coloridos, ingeniosos, toscos, irreverentes y normalmente alejados de lo que los marineros de agua dulce llamamos ley. Gracias a ellos supe que había un mundo verdaderamente extraño alejado de la costa y mi esperanza entonces —y más de una década después cuando convencía a mi editora de que me liberara para que pudiera producir la serie que se publicó en el New York Times— era explorar y escribir una crónica sobre estos personajes: los traficantes y contrabandistas, piratas y mercenarios, ladrones de naufragios y repo men, justicieros conservacionistas y cazadores furtivos escurridizos, proveedores de abortos en el mar, vertedores de petróleo clandestinos, esclavos encadenados y polizones abandonados a la deriva. Y, la verdad sea dicha, cuando fui expuesto al lugar y su gente, me enganché. El miedo fue sin duda un factor mientras estaba en el mar. No era tanto por la gente con la que me encontraba, sino por las condiciones en las que se encontraban los barcos pesqueros en los que pasaba tanto tiempo por lo que me preocupaba. Se trata de sitios industrializados donde se trabaja con maquinaria pesada. Olas de cuatro a cinco metros solían trepar por los lados de estas embarcaciones, golpeando suavemente a la tripulación (y a mi fotógrafo y a mí) por debajo de las rodillas. La espuma de mar y las entrañas de los peces hacían que la cubierta fuera tan resbaladiza como una pista de patinaje sobre hielo. Balanceándose erráticamente debido al duro oleaje y los fuertes vientos, la cubierta era una pista de obstáculos con aparejos dentados, manivelas rotando y altos montones de redes de doscientos kilos.
Además, los barcos de pesca, especialmente en países en desarrollo, no son sitios especialmente higiénicos. Amontona a docenas de hombres en un espacio húmedo, frío y cerrado durante meses, y donde se dedican a manejar miles de criaturas muertas y en decadencia día sí, día también; has de esperar infecciones. Para cuando llegué a Palau, ya había estado en docenas de barcos de pesca, y aprendí que, para mi propia seguridad, necesitaba ajustar algunos hábitos. Nada de comerse las uñas; no quieres que tus manos se encuentren en ninguna zona cercana a la boca. incluso los cortes pequeños se infectan rápida y gravemente. Dejé de usar lentillas, ya que quitármelas y ponérmelas era un proceso tambaleante y lleno de gérmenes que solía resultar en orzuelos. Las infecciones de oído eran una batalla constante debido a la humedad persistente. Gotas diarias de una mezcla de 50% vinagre y 50% alcohol etílico ayudaban a lidiar con el problema, pero normalmente picaba como un demonio.
También está obviamente el reto físico de viajar tanto y pasar mucho tiempo en condiciones bastante duras a bordo de estas embarcaciones e incluso el simple hecho de llegar a algunos de estos lugares tan remotos. Creo que el impacto emocional en una especie de alienación que ocurre no solo por el hecho de pasar tanto tiempo lejos de casa, también por pasarlo en lugares y circunstancias que son tan diferentes a tu estilo de vida. Cuando regresas a casa, es difícil conciliar ambos mundos y aparece una sensación persistente de esquizofrenia en la que sientes que nunca llegas a estar realmente ubicado en un lugar porque estás constantemente viajando entre los dos mundos. Es un reto con el que me cuesta lidiar. Creo que lo segundo es este inquietante sentimiento de que no estoy haciendo lo suficiente por la gente a la que visito y que trato de relatar. Me lanzo dentro de su mundo, veo boquiabierto sus problemas, y me voy. Esto siempre se me presenta con la preocupación de que estoy formando parte de un empeño explotador que usa su miseria, historias y voces para ganancias personales, y que no hago bien por ellos en intentar mejorar su situación de alguna manera o arreglar los problemas con los que me encuentro. Ese es el segundo mayor reto emocional de este trabajo. La anécdota de este segundo problema es la esperanza de que el reportaje de por sí traiga algún tipo de mejora. la mayoría de días de la semana pienso que lo hace, pero hay algunos días en que no lo creo.
Después de esta respuesta tan interesante (me ha dejado K.O.), vamos con la última pregunta, también para Ian: Así como le he preguntado a Cheap Monk, ¿sueles colaborar con otros artistas de diferentes disciplinas para crear nuevas obras?
Ian: Desde luego. Todos los aspectos del trabajo que hago requieren colaboración —ya sean cámaras capturando el reportaje visualmente o músicos como Cheap Monk capturando su esencia a través del sonido y la música. Sin ellos no hubiera podido darle vida a este reportaje.
CHEAP MONK IG
THE OUTLAW OCEAN BOOK