Cuesta separar el análisis de algunos conciertos del marco en el que se celebran. Y, sin duda, el paisaje en el que tiene lugar Alhautor –el auditorio municipal Finca El Portón de Alhaurín de la Torre–, suma mucho a la experiencia. Sin embargo, aquí venimos a hablar de música y lo cierto es que, tanto el tándem formado por Los estanques y Anni B Sweet como los británicos Temples, dieron sendos conciertos a la altura del bucólico enclave. De entrada, son pocas las alianzas entre músicos o grupos que me convencen. Pueden gustarme mucho dos artistas por separado que, cuando se juntan, el cóctel casi siempre me empalaga; en cambio, en el caso concreto del trabajo firmado por Los estanques junto a la malagueña, el fruto se me antoja compacto y natural. Me atrevería a decir que se trata de una criatura nacida de un amor mutuo y eso se nota. La dulzura y melancolía de ella matiza y colorea el paisaje sonoro más agreste que dibujan ellos, mientras que la dosis de punk y desenfreno de los autores de ‘Soy español, pero tengo un Kebab’ refuerza la propuesta de Anni. Dieron un concierto impecable, muy rico en atmósferas e intensidades.
Anni B Sweet y Los Estanques
Y luego llegaron Temples cuya actuación me ha reafirmado en la idea de que, esta banda, debiera ser aún más popular. Bien es cierto que se formaron en 2012 y que, por tanto, son jóvenes y tienen una larga carrera por delante (esperemos que, como mínimo, tan longeva como la de los Rolling), pero es que las maneras del cuarteto sobre el escenario, la cantidad de ases que guardan debajo de la manga, y lo que consiguen contagiar al oyente es sencillamente arrollador. Es inevitable la referencia a Tame Impala pero, al mismo tiempo, los británicos han sabido darle a esa fórmula psicodélica heredera de los 60 y 70 un toque personal que, muy posiblemente, tenga que ver con sus orígenes. Se han mantenido en una especie de tono más crudo, más garajero. Para mi gusto les ganan en elegancia y no le andan a la zaga a la hora de facturar estribillos pegadizos y con guiños beatlemaniacos. Sonaron impecablemente y, canción a canción, fueron metiéndose al público en el bolsillo. La gente se levantó, bailó, coreó los estribillos. Podría poner muchos temas como ejemplo de lo que comento, pero voy a mencionar solamente ‘Certainty’ que, a mi modo de ver, representa a la perfección lo que es capaz de hacer el grupo fundado en Kettering y, además, propició uno de los momentos más álgidos y épicos de la actuación, amén de que todos hablaban todo el rato del look del batería y del estilo tan cool que tenía tocando. Lo único malo que se podría decir del concierto de Temples es que no duró el equivalente a tres o cuatro canciones más y, quizá, la culpa la tuvo que las actuaciones no empezaron a la hora estipulada, hecho al que estamos acostumbrados por estos lares, hasta el punto de que es frecuente entre los malagueños de mi generación que asistimos desde siempre a conciertos, reírnos de los horarios.
Temples
Por lo demás, Alhautor es un festival con una personalidad marcada que viene dada, tanto por la potencia y lo evocador del enclave, como por la selección tan coherente llevada a cabo por los programadores, un festival que se sustenta sobre un sólido concepto y cuyo tamaño y distribución de la programación a lo largo de varias jornadas me parece ideal. Le deseamos una larga vida también a esta cita y nos gustaría ponerla como ejemplo de alternativa a los macrofestivales demasiado eclécticos e impersonales, en los que la música se ofrece a granel, y que tanto se estilan en estas fechas. No digo que no sean necesarios ni que no respondan a una demanda concreta, pero, en lo que a mí respecta, si queréis buscarme, hacedlo en Alhautor, festival que, junto con el de jazz y flamenco que ya son referentes a nivel nacional, sitúan a Alhaurín de la Torre como uno de los indiscutibles epicentros de la oferta musical de la Costa del Sol.
Temples
Anni B Sweet y Los Estanques
Temples
Anni B Sweet y Los Estanques
Temples