Lagartija Nick “Crimen, Sabotaje y Creación”

8 March 2018 Texto: Angel Ignacio . Fotografía: Archivo.

Tuvo que ser hacia 1989 cuando me encargaron mi segunda -o primera- entrevista para un medio de comunicación legal (de los que sí se venden en kiosko). Se trataba de una banda granaína sin bagaje. Hacían bellos ruidos que no estaban de moda, y que luego llamarían -y manosearían- cyberpunk. Un buen encuentro, en el que hablamos mucho de las músicas y también un poquito de Andalucía. Eramos mu chicos. Analizamos las condiciones de un contrato discográfico para la multinacional de turno. La firma implicaba la aceptación de condiciones sin duda inaceptables. Ya sabes: “…el contratante se reserva el derecho de alterar la melodía, el tempo, el ritmo, la instrumentación (…) de las canciones grabadas…”. O dicho de otro modo: “Muchachos, haremos lo que nos de la gana con vuestras coplas y punto”.

Otras veces, a vuelta de maqueta, podían contestar: “nos gustan vuestras canciones. Mandad otra maqueta que suene más a HombresG o Aerolíneas Federales”. Nos partimos de la risa y luego recordamos a Robert Johnson en el cruce de caminos, vendiendo su alma al diablo…. Nos cagamos en la prepotencia y en la falta de respeto de los directivos. Comentamos haber leído que el negocio de la música, después de la banca y las farmacéuticas, resultaba el más corrupto, retorcido y siniestro. Eramos mu chicos… Pero ese contrato nunca se firmó.

Porque Lagartija Nick tenían una idea clara de lo que querían, y el tiempo les ha dejado disfrutarlo. Libremente, con lo suyo y sin plegarse. Además, siempre asumiendo riesgos. En la cima de los cuales está el legendario encuentro con el maestro Enrique Morente que ha dejado un trabajo para la historia: “Omega”. El mismo tiempo –el que pasa cada día, cada año- es el gran riesgo. Pegados a los aplausos y a la creación llegan los bajones desencuentros y resacas… las separaciones. Por eso es muy celebrable que en 2018 también vuelve a unir fuerzas la primera y mejor formación de la banda: Antonio Arias (bajo y voz), Juan Codorniú y MAR Pareja (guitarras) y Eric Jiménez (batería). Y de refuerzo, el teclado de Lori Meyers, JJ Machuca.

Leía hace unos ratos que Antonio consideraba este nuevo disco como lo más cercano a dar continuidad a aquella obra maestra. No debe ser fácil mantener una banda tan personal después de aquel salto mortal-musical. Pero si hay una posibilidad de dar seguimiento a “Omega”, salvando las distancias, esa pasa por “Crimen, Sabotaje y Creación”. Me puedo atrever a decir que es el mejor elepé de la banda… pero tendría que tener la oportunidad de discutirlo. En cualquier caso se trata de un espléndido manojito de canciones, que empieza en plan “como decíamos ayer”, con un vertiginoso arranque llamado “Mapa De Canadá”, que tiene continuidad en “Agonía, Agonía” (brutal Eric a los parches). Dos temarracos. “Analema” aporta pausa y buen gusto, haciendo entender por qué las teclas de JJ Machuca se han vuelto importantes en las nuevas grabaciones y en los bolos de la banda.

Para volver a la rabia contenida en el más puro sello Lagartija Nick con “La Ira De Noviembre” y su majestuoso enjambre de guitarras distorsionadas. Ruidosa personalidad para otro tema que pasa a ser imperdonable hit, junto a “Harlem” o “Satélite”. Y que es preámbulo perfecto para entrar en una parte del disco, donde rabian las letras comprometidas y críticas, contra el inevitablemente desnortado rumbo de la globalización; “La Soledad Es Política”, la muy lorquiana “El Teatro Bajo La Arena”… O “Europa, Europa”, afinada expresión del desencanto por un espacio común que resulta un monstruo sin vergüenza ni sentimientos. Pero el climax reivindicativo se alcanza en “La Leyenda de los Hermanos Quero”, maravilla de fusión flamenca que rescata del olvido una historia de maquis. La de una familia antifascista y libertaria que protagonizó una de tantas guerras de la guerrilla y resistencia andaluzas contra el dictador. Ya era hora, carajo.

En estupenda continuidad, el medio tiempo “La Canción Del Tiempo” y la intemporal y atmosférica “Nuda Vida” nos dejan avanzar con cierto sosiego tenso hacia un apoteósico final de descarada impronta andalusí. En “Soy De Otra Andalucía” escucho:

“Sigue sangrando la herida que la historia no cerró

Siguen dos Andalucías siendo una misma nación

Siendo una misma nación

Una es la del señorito, chaqueta corta y sajón

La otra suda la era, la herencia que le quedó

Siendo una misma nación”

 

Recuperado del repertorio de Gente Del Pueblo -un grupo de sevillanas-protesta surgido en los setenta- evoca en música y cantos, las ideas de Blas Infante, padre de la patria andaluza. Todo un himno que, entre castañuelas, culmina así:

“Esta es la otra Andalucía

la que mu pocos proclaman,

la que mu pocos proclaman.

No es tema de poesía ni de cantar sevillanas”.

 

Y con “Exilio”, que lleva adosado un “Adagio Súbito”, cierra un disco con insistentes evocaciones; al largamente sojuzgado y analfabetizado pueblo llano de Al-Andalus, al rojerío antifranquista, a Lorca y a Dalí. Pero cierra también un plástico que rezuma el recuerdo y canciones de Jesús Arias, el hermano de Antonio que se fue pero sigue siendo fuente inspiradora. Un tipo de inagotable capacidad para explorar, transmitir y contagiar pasiones, con Enrique Morente o Joe Strummer. Aunque estamos en marzo, creo que “Crimen, Sabotaje Y Pasión” es ya una de las novedades más importantes en el rock nacional de 2018. (9)

 

 

 

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