Nuestra chica de Tennessee madura como el bourbon y suena más consolidada que nunca en su tercer disco para Matador. Ha ido creciendo desde su debut y aunque continua mayormente acústica e introspectiva deriva por momentos hacia el pop más actual. Su piano, acústica y cálida voz siguen mandando en los nuevos temas pero evoluciona en la profusión de teclados de una ‘Hardline’ que abre con inquietud el disco. Un lento con gancho con mucha emoción en su voz y una gran melodía vocal.
Se lo vuelve a cocinar prácticamente el trabajo al completo. Le ayuda con algo de instrumentación Calvin Lauber. Luego está la colaboración de Lucy Dacus y Phoebe Bridgers, compañeras en BoyGenius, con sus voces en ‘Favor’. No tiene miedo a utilizar instrumentos como el banjo en una sorprendentemente alegre ‘Heat Wave’, aunque la melodía ahora la lleven sus teclados. Tampoco a utilizar guitarras distorsionadas como las de ‘Ringside’. Sigue manteniendo algunas emotivas baladas al piano como la excepcional ‘Song In E’, que puede gustar a los fans de Adele y sigue facturando algunos estribillos llenos de emo-ción como los de ‘Crying Wolf’, un precioso lento hasta con un toque A Kate Bush. Ritmo electrónico y luminosidad como los OMD de “Architecture & Morality” en ‘Bloodshot’.
Me encanta ‘Highlight Reel’ con su ritmo gélido al estilo del ‘Vienna’ de los Ultravox. Sigue combinando su particular embrujo y dulzura con momentos más dolorosos y melancólicos en los que parece querernos hacer sufrir. En cualquier caso, y eso siempre es bueno, la emoción siempre está sobrevolando la mayoría de sus personales canciones. (8)