Joaquín Campos, autor de “Pedagogía”

21 June 2023 Texto: Manu Gálvez (escritor y articulista) . Fotografía: Pablo M Díez..


“Si con tus escritos no ganas dinero, te jodes”

Joaquín Campos es un escritor. Esto ya valdría como presentación a la entrevista que van a leer un poco más abajo, cuando un servidor deje de molestar. Pero, aunque parezca una simpleza, la palabra “escritor” hoy en día no se explica por sí misma. Escritor no es simplemente quien escribe, es algo que va más allá. Escritor es el que vive para escribir, que lo hace para poder contarlo por escrito. Todo es una excusa para llevarla a cabo. El escritor necesita hacerlo por placer, por enfermedad, por ego, para hacer de la vida algo mejor o peor según tenga el día quien lo lleva a cabo. Joaquín Campos es de la cosecha del 74, vino malagueño que tiene poco de afrutado y mucho de poético. En esa tierra maravillosa, sólo Manuel Alcántara, maestro del articulismo y de la poesía me hacen recordar esos mismos matices, ese retrogusto que deja la capital de la Costa del Sol cuando escribe desde la verdad menos dudosa. Pedagogía es todo esto y además el título de su último libro y de sus segundos diarios.

Dicen que la verdad duele, pero cuando esta se mezcla con la belleza de la escritura de Joaquín Campos, la cosa se pone seria y luminosa. Joaquín nos afeita o depila con su navaja reluciente, cuya hoja nos va laminando hasta hacernos trocitos. Una máquina de escribir y de picar carne. Poesía de hamburguesa gourmet. Prosas de albóndigas caseras, siempre redondas. Literatura para estómagos acostumbrados a hacer digestiones de palabras indestructibles.

Aquí nos encontramos con los pensamientos desnudos del autor. La vergüenza por la exposición de la piel escrita no entra en el ideario personal de Joaquín Campos. Un rompecabezas literal. A quién no le guste cómo dice las cosas, que vaya contratando a un verdugo. La verdad escrita de un autor como Joaquín, tiene el valor del zarandeo profundo provocado por ese estilo que se te pega tan dentro. Tanto que a uno solo le queda quitarse el sombrero, y mejor aún si es con la cabeza dentro. La cosa es descabezarnos. Eso es lo que quiere Joaquín Campos, y a fe que lo consigue.

En este libro nos encontramos con las notas escritas por un autor que embriaga la mirada del lector como el vino que se queda dentro de nosotros de manera estancada. En el mareo producido uno se deja mecer por la verdad del niño borracho, los únicos que dicen la verdad. Una verdad absoluta porque es la suya, y porque mentir es una cosa muy fea para dejarla por escrito, según ve la vida Joaquín Campos. Aquí se opina de todo lo que le interesa, tenga mayor o menor valor para el humano promedio. Pero es que este libro va dirigido al resto.

 

 

Hola Joaquín, lo primero que quiero preguntarte es la razón por la que dejaste de vivir en España y te fuiste a buscarte la vida por otros parajes.
Como en buena parte de mi vida, sobre todo la anterior, no hubo una causa exacta. Simplemente buscaba trabajo; y tras las posibilidades de la República Dominicana, Dinamarca y China me decidí por esta última sin haber olisqueado siquiera algo de su historia, geografía o actualidad de ese país. Ser temerario a los treinta aún no suele ser un problema grave. Luego me gustó eso de alejarme del epicentro, asumiendo que mi epicentro, si es que existe, ahora está en Asia. Pero en un futuro, espero que no cercano, me gustaría retirarme en Ferrol. Una ciudad ninguneada porque Franco era de allí, que en realidad, es un milagro arquitectónico y natural, que además no es caro y donde se pasea con vistas a su puerto, astilleros y el Atlántico: el mejor escaparate posible.

Ahora llevas un tiempo en Bali, ¿qué diferencia ves entre los nativos de allí y los que vivimos en España?
Aquí nadie habla ni de géneros, ni de no binarios ni de tantos y tantos asuntos que parecen estar a la orden del día en España. Tampoco se subvenciona a la población. Eso sí, el gobierno paga la mitad del precio de la gasolina para que los trabajadores que utilizan motocicleta –la inmensa mayoría– puedan seguir buscándose la vida. Aquí la gente sabe que depende de sí misma para salir adelante. No se engañan.

Pedagogía es el título de tus segundos diarios tras Ajuste de cuentas. En los primeros hablabas de todo un poco: de política, de literatura, de tu vida, del amor, del sexo, de las drogas, mientras que en estos segundos también aparecen esos temas, pero aparece también uno que se repite y que es el principal: los problemas que tienes con la multinacional Hilton por un despido claramente improcedente. ¿Podrías explicar un poco como se origina todo? ­
Bueno, reducirlo aquí sería imposible. Pero voy a tratar de acercarme al máximo a lo acontecido. Primero, se perpetúa un clarísimo caso de nepotismo que supuestamente Hilton detesta según sus códigos éticos que todos debemos estudiar cada seis meses: el director contrata a su mujer para que maneje el departamento de Recursos Humanos; luego, se manipula una situación por parte de esa señora hasta el punto de convertirse en la apertura de un proceso disciplinario de quince días de empleo y sueldo contra mi persona; desde ahí, decido contratar a una abogada, por lo que el director enloquece comenzando el vil acoso: cambios ilegales de mis horarios de trabajo, imposibilidad de dirigir por esa causa mi departamento, creación de nuevos procesos disciplinarios donde se coacciona a otros empleados para que digan que aquello que acaban de inventarse ocurrió y ellos fueron testigos… al final hasta el que ejerce de dueño del hotel, que en realidad es el empleado de los inversores, me amenazó. Pero bueno, contado así aparenta ser algo habitual y poco llamativo, pero te aseguro que esos meses fueron el mayor suplicio al que me he enfrentado. Sin duda. Estuve de médicos, bajo tratamiento y tuve que dejar la isla de Sal hasta que comenzaran los juicios por la excelsa presión. Más que a Hilton parecía que me estaba enfrentando a un cártel mejicano bien poderoso.

Y qué personas han sido las que peor te han tratado de esa cadena hotelera y sí puedes darme las razones, pues mejor que mejor.
Bueno, el libro está dedicado a Chris Nassetta, CEO de Hilton, el capo absoluto, al que envié un email suplicándole ayuda en medio de todo este acoso y que se negó a contestar cuando aún yo era empleado de la compañía. Luego está Jan Van der Putten, vicepresidente de la compañía y encargado de la región donde estaba mi hotel localizado: África y océano Índico, que sin investigar se decidió a defender al director y su señora cuando a mí no me envió ni un triste email preguntándome cómo estaba y qué había ocurrido. Claro que los artífices del acoso laboral fueron Alejandro Casamor, director en esos días en el hotel Hilton de la isla de Sal, su mujer Blanca Solé, y como parte de integrantes de la banda, todos los que participaron del plan e incluso cometieron perjurio delante de las autoridades judiciales caboverdianas: Adrián Ortega Cerro, responsable de las finanzas del hotel; Bruno Santos, en aquellos días encargado del departamento de F&B y que accedió sin rechistar a vigilarme por el circuito cerrado de televisión durante meses las horas en donde ejercía mis funciones laborales; Tánia Lopes, la otra de recursos humanos; y Anete Lopes, jefa de seguridad. Lo acojonante no es sólo todo esto que te cuento, sino que las personas que declararon la verdad ante el juez fueron despedidas (Ian Winters y Silvestre Brito Lima) cuando otras dos tuvieron que irse antes tras ser vilipendiados y presionados (Miguel Massanet y Norton Gomes). Negros nativos padres de familia, acosados y despedidos. ¡Bravo por Hilton y sus valores! Después del lanzamiento del libro, que está teniendo un éxito relativo, ya que no deja de ser un género complicado, como son los diarios, pero que se están vendiendo muy bien aunque no sea novela, me han ofrecido justamente escribir en inglés una novela sobre los hechos acontecidos cuando hasta un documentalista en España se ha interesado por los derechos de la obra.  Mira, no sé qué va a ocurrir después de estos diarios, pero una de mis metas es que mi caso se estudie en cada hotel de la multinacional Hilton –son más de 6.600 hoteles– con la idea de que no se vuelva repetir.

Cambiando de tema, la gente que no te haya leído hasta ahora se sorprenderá con lo descarnado de tu estilo, uno que no tiene filtro y es entonces cuando aparece tu poesía, aunque estemos hablando de un libro en prosa como suelen ser los diarios.
El estilo no se elige ni se cultiva. Yo nunca asistí a uno de esos cursos literarios donde aparte de no aprender terminas por escribir como todos los asistentes imitando al que impartía el curso. Creo que, en mi caso, tengo una mina de oro que escarbo sin cesar escribiendo como lo hago y de los asuntos que trato. La sociedad, en general, incluido el gremio de escritores, viven lobotomizados, desprovistos de esquinas. Todo es mesurable, certero, céntrico, encauzado, acolchado; casi todo cabe dentro de las leyes habituales. El riesgo ya sólo tiene que ver con lo que inviertas en según qué acciones que coticen en bolsa o con las tramas de las películas de Hollywood donde se dispara aún. Que un día también estará prohibido matar en el cine.

Que la verdad de uno puede ser escrita, lo demuestras en cada frase. ¿Es fundamental para ti hacerlo de esta manera?
Para mentir ya están las novelas. Y a veces ni eso. Mira, no es que la gente mienta en sus diarios, memorias, que imagino que no lo hacen. No sé, como mucho exagerarán. La cuestión es dejarte a posta cosas esenciales en el tintero por no levantar ampollas. La autocensura, nuestro nueva Biblia.

Leyendo los primeros diarios, Ajuste de cuentas, tengo la percepción de que este último es un libro más sosegado, sigues siendo crudo y violento cuando crees necesitarlo, escatológico, pero creo que en una intensidad algo más baja; puede que si ya se te ha leído antes, se pierda algo de la sorpresa que en tu caso es una hostia en toda la cara del lector, ¿o acaso tú ves otras razones? ¿O puede que el conflicto laboral y judicial que tienes con Hilton sea la razón de la misma?
Imagino que es un coctel a partes iguales de tratar el acoso laboral de Hilton y que me voy haciendo mayor. Ni Carl Lewis sigue corriendo los 100 metros lisos por debajo de los diez segundos ni a Rocco Siffredi lo llaman tanto de la industria del cine porno. Pero yo creo que la intensidad es la misma dentro de una densidad menor. Se concreta, por decirlo de algún modo.

 

 

Durante algunas de las anotaciones haces una crítica de lo “progre”, ¿qué es para ti ese concepto? ¿Es España un país progre?
Hace muchos años que no vivo ahí; sólo voy de visita y no por muchas semanas. Pero lo progre parece haberse institucionalizado por medio de la Agenda 2030. Mira, lo peor no es que la progresía exista o encuentre nuevos adeptos, porque lo auténticamente peligroso es que la inmensa mayoría de la población no lee filosofía. La filosofía no es esencial per se, aunque sí es una de las claves vitales justamente porque no está de moda, y perder horas y horas con algo que no aparece ni en la tele, ni en las redes sociales, cuando tampoco se habla de ello en los bares, y cuando es lo que más te hace pensar, es una de las claves para que justamente pensemos por nosotros mismos y dejemos de pertenecer, al menos durante unas horas, a la manada.

Además de una crítica socio-política a España, desde ahí lo utilizas para hacerlo a nivel mundial, has vivido en varios países, y por tus trabajos has conocido a gente de todos los lugares, ¿el ser humano es distinto según su procedencia u origen? ¿En qué nos parecemos todos y qué diferencias nos ves?
Pues cada vez nos parecemos más, indiferentemente de si uno reside en Shanghái y el otro en Murcia, si el uno es católico y el otro confuciano. Yo llegué a China en 2007 y Facebook, Twitter y muchos medios de comunicación estaban capados -siguen estándolo, o incluso más medios aún– cuando en China, como en Tailandia, Vietnam… decir en las redes algo contra el gobierno o los reyes (en Tailandia, esencialmente) te puede llevar de cabeza varios años al presidio. Pues bien, desde ese ya lejano 2007, donde en Occidente nos llevábamos las manos a la cabeza por estas prácticas ilegales, en España se mete a gente en la cárcel, o al menos se intenta, por ejercer su derecho a la libertad de expresión. Guste o no guste el chiste, porque a veces fueron sólo chistes lo que generaron las denuncias ante el juzgado, la libertad de expresión en España y buena parte de Occidente, y esencialmente por culpa de nuestros compatriotas que de un tiempo a esta parte se la cogen con papel de fumar, está en entredicho. Pero mira tú por dónde: el poder puede retirarte tu cuenta de Facebook por contar chistes de mal gusto o denunciar casos de corrupción pero sin embargo sí puedes ser alcalde de tu pueblo presentándote a las elecciones si has asesinado a gente y no te has retractado de ello, y además, promocionarlo a través de Facebook. España, sin más. Un puto chiste. Por no decir que en Youtube los que defienden que la Tierra es plana tienen sus videos subidos desde hace años mientras que los que ponen en entredicho la pandemia de COVID o el cambio climático tienen graves problemas para subir sus videos cuando tantas veces son censurados por la moderna y libertaria compañía estadounidense, ya espejo de la China más hostigadora.

Para mí sobre todo eres un escritor. Hay crítica literaria, hablas de editoriales, de autores, ¿es este mundillo literario más asqueroso que el político o el económico? ¿Da más navajadas el hambre o el ego de los distintas partes que mueven este mundillo?
El mundillo literario no es más asqueroso que el político, porque ese es peligroso, pero sí que lo es más estúpido. La corrupción, claro está, ejerce repartiéndose los premios y las sillas de los jurados los mismos de siempre. Si eres mujer, más posibilidades; si eres transexual y escribes, ojo al dato; y si eres hombre, te gustan las mujeres y lo cuentas con pelos y señales, estás proscrito. Mira, el otro día concedieron el premio Mariano de Cavia de periodismo a Manuel Jabois. ¿Cuál fue la sorpresa? Ninguna. ¿Quiénes eran los miembros del jurado? Directores de medios: los de siempre. ¿A quién le va a tocar el año que viene? A alguien muy parecido, en este caso a ella. ¿Por qué los periodistas se postulan a esos premios? Por puro ego, porque la cuantía del mismo, 10.000 euros, no creo que sea mucho más que una de las mensualidades del recién premiado. ¿Y con qué intenciones lo desean? Como comentaba, subir su ego y caché. Jabois, por cierto, escribe muy bien. Pero, ¿no os habéis dado cuenta de que la inmensa mayoría de los columnistas o periodistas con ínfulas escriben igual y sobre los mismos temas?. Es como si se copiaran los unos a los otros. Nadie quiere salirse del tiesto, o en este caso, de la foto. Periodistas, columnistas y escritores que se personan en saraos donde hay políticos y todos, como mínimo, se dan la mano. Pura blasfemia. Además de que el periodismo está herido de muerte no sólo porque el periodista tal o el columnista cual se alinee con la línea editorial del medio en cuestión. No es sólo eso. Es que hoy día los medios subsisten, no a través de las suscripciones de particulares, como quieren hacernos ver, si no por medio de la publicidad institucional y de grandes empresas con claras relaciones con el poder político. Tú pregúntale a Jabois si va a escribir sobre el escándalo de Indra en China. Indra, los que, por cierto, escrutan los votos en nuestras elecciones. ¿Y quiénes les vigilan a ellos?

Luis García Montero. Desarrolle, no hay más que decir.
Un político que escribe poesía, y sobre todo, ejerce de capo en el mundo literario. ¿Se imagina usted a Charles Baudelaire de ministro de Cultura? Pues eso.

Que le dio el Unionistas para hacerse de ese equipo de fútbol.
Pureza. Un club que depende de sus socios, no de un jeque o de un listillo que desea lavar dinero o hacerse alcalde. Una afición que acompaña al equipo hasta a Ceuta y anima sin cesar incluso cuando caen derrotados. Un ejemplo a seguir, sin deuda (ni duda) alguna. Y además, Unionistas no para de crecer y juega muy bien. A Dani Ponz, nuestro entrenador, le restan dos telediarios para que lo contrate un equipo de Primera División. Si es que no acabamos nosotros subiendo a Primera con él.

Y la última, ¿cree que el escritor está bien tratado en la actualidad? ¿Tiene lo que se merece? ¿Qué cambiaría y en qué cree que sí que se le respeta?
Escribir es algo personal, es tu pulsión. Hablo de literatura, no de periodistas con contrato laboral y horario al que atenerse. Por lo que nadie tiene que tratar ni bien ni mal a un escritor. El que decide serlo debe acarrear con todas las consecuencias, y luego no ir de maldito, de pobre, de abandonado por el gremio. Si con tus escritos no ganas dinero, te jodes. Es tu culpa. Otra cosa es que existan editoriales que no paguen regalías. Pero si el escritor lo acepta, no hay nada que decir. Me sorprende la cantidad de escritores que se quejan de sus condiciones, como si trabajaran en la mina o alguien les obligara a contarnos sus pajas mentales, amoríos, escarceos, sueños. Uno escribe libros que se publican o no. Y si luego no se venden lo suficiente, no deben reclamar nada. Es la puta ley del mercado. Y yo la acepto tal y como es.

 

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