Algo que podría haber parecido impensable hace tan solo unos años está sucediendo: nuestras ciudades se llenan de bicicletas. Como medio de transporte, para dar un paseo con un amigo o para relajarte y adelgazar al mismo tiempo. No importa, cualquier excusa es buena. Mientras la ciudad se adapta y se reconstruye para darles cabida, peatones van aprendiendo el nuevo carril que no deben invadir y conductores van asimilando que hay un compañero más entre ellos. Y, entre todas las bicicletas, una que destaca por sí misma: la fixie, que recobra la importancia de la que gozó hace décadas las personas de vida sana y mensajeros de las grandes urbes. ¿Resulta fácil esta convivencia? ¿Cuánto hay de demanda emergente y cuánto de moda pasajera en este medio de transporte? Reflexionamos sobre estas cuestiones y algunas otras junto a Alex Trudeau Viriato, director de Fixation, su documental sobre las diferentes visiones y formas de vivir el ciclismo que cohabitan en New York, San Francisco, L.A….
Antes de ver el documental lei su ficha de presentación para conocer un poco mejor qué pretendías con todo ello. Recuerdo que explicabas con bastante insistencia que el motivo principal que te había llevado a grabar este documental era conseguir las respuestas de las preguntas que nunca nadie se había hecho con anterioridad. Respuestas sobre qué tipo de gente está interesada en las fixies y por qué las eligen. ¿Conseguiste las respuestas?
¡Por supuesto! Estoy muy contento porque creo que he conseguido obtener todas esas respuestas gracias al documental. Cuando hace años trabajaba en una tienda de bicicletas había muchísimas connotaciones negativas hacia el mundo de las fixies del mismo modo en que los había sobre los ciclistas al pensar que eran jóvenes imprudentes. Con el documental he logrado derrotar esas antiguas creencias y mostrar cómo todo tipo de gente monta en bicicleta y cómo las diferentes modalidades de ciclismo no engloban a grupos cerrados de personas, sino que conviven pacíficamente entre ellos. Entrevisté a personas de negocios, padres y atletas olímpicos entre otros y todos coinciden en que montan en bicicleta simplemente porque lo adoran y que además, precisamente por ese amor al ciclismo, no se limitan a montar solo en fixie, sino que lo combinan con otros modelos de bicicleta.
Entre todas las preguntas que te propusiste hay una que me llamó especialmente la atención, más que nada porque es algo que también me he planteado yo en más de una ocasión. La pregunta en sí era si el movimiento fixie no es más que algo que responde a una moda pasajera. ¿Qué conclusiones has sacado sobre ello? Las fixies tuvieron su momento álgido entre los años 40 y 50, pero después desaparecieron. Hoy en día, sin embargo, han vuelto a irrumpir entre nosotros y bastante fuerte ¿Crees que el porcentaje de gente que anda comprando fixies estos meses por moda es mayor al de gente que las compra porque adoran montarlas sin más?
Es un tema complicado. Sinceramente, creo que hay un poco de todo. Hay personas que tienen una razón muy específica para tener una fixie y otras lo hacen por diversion, porque lo probaron y se engancharon. No hay razones buenas o malas a la hora de montar en bicicleta, hay razones diferentes. Prácticamente todos los ciclistas con los que he hablado se alegran de encontrarse cada vez con más gente pedaleando por las calles independientemente de las razones que les impulsen a ello, eso es bueno. En cuanto a las fixies, no ha sido siempre fácil. Me cuesta pensar que haya gente que las monte tan solo porque son cool, hay mucho esfuerzo y trabajo detrás de cada bicicleta como para montarla si es algo que no te gusta. Creo que la moda como motivo de compra está superado por el fácil acceso y la simplicidad que tienen, son razones con más peso.
Las fixies tienen una sola marcha y no tienen frenos. La simplicidad de este tipo de vehiculo es lo que todas las personas del video coinciden en resaltar entusiasmadas. ¿Realmente son tan fáciles de montar o hay que acostumbrarse a un nuevo tipo de conducción?
Bajo mi opinion, montar una fixie no es más difícil que montar otro tipo de bicicleta, es diferente y lleva un poco de tiempo hacerse a ello, nada más. Tienes que re-educarte a tí mismo unos principios nuevos sobre cómo pedalear. No puedes usar la inercia en las curvas ni dejar tus pies calvados y dejarte llevar. Lo de conducir una bicicleta sin frenos, sin embargo, sí que requiere un planteamiento más complejo, es distinto y necesitas mucha fuerza. En el documental, los ciclistas que no usan frenos explican cómo se preparan para manejar bien la situación cuando se encuentran con obstáculos y cuestas. El secreto está en adelantarte a las cosas, mirar al frente y tener planeado siempre el siguiente movimiento. Para ellos, es mucho más fluido sentir cómo deceleran usando los mismos músculos que utilizan para acelerar. De todos modos, el tema de los frenos es algo muy personal, la fixie original no lleva pero, gracias a su alto poder de personalización, eres tú quien elige si ponérselos o no. La mayoría de los entrevistados en el documental no los usan, son ellos quienes deceleran por sí mismos. A diferencia de ellos, yo sí que uso freno, pero solo en la rueda delantera, la rueda trasera la freno con mis piernas.
Respecto a la simplicidad, creo que usan el término con un matiz especial porque conducir una fixie no siempre es fácil, hay muchas personas que usan la fixie del modo más puro, lo que les obliga a estar pedaleando constantemente y eso, no es algo precisamente sencillo.
Velocistas en el origen, mensajeros poco después. Parece que la necesidad de estar en muchos sitios en un espacio de tiempo limitado ha estado siempre con nosotros. Hoy, la falta de tiempo y la creencia de que cada minuto es valioso vuelve a estar presente y esa exigencia de rapidez y agilidad se ha incrementado. ¿Piensas que esto es clave a la hora de entender el por qué del exito actual de las fixies?
Absolutamente. Todo el mundo tiene prisa y las fixies son sencillas y rápidas. ¡Las coges, te subes y te vas! Mientras entrevistaba a gente en San Francisco, uno de los comentarios que más escuché fue “si tengo que salir a por algo realmente rápido la única opción que me planteo es coger la fixie, es la más rápida”. Gracias al grupo tan grande de riders de allí aprendí de primera mano lo rápido que pueden llegar a moverse por la ciudad. Hicimos el intento de seguirles con el coche y era imposible, nos quedábamos atrás una y otra vez. Si algún paquete necesita ser transportado de un extremo de la ciudad a otro en hora punta, coger una fixie disminuye el tiempo de entrega a niveles brutales. Además, el gasto de mantenimiento y el tiempo que se necesita para ello también decrece, ya que no tiene un funcionamiento complejo que se desajuste o que necesite ser mantenido excesivamente. Como ya dije antes, es la forma más sencilla de montar en bici.
Existe un punto en común entre todos los amantes de las fixies bastante romántico: el hecho de que todos ellos ven el acto de montar en bici como algo muy especial, como un acto de unión en el que la bici y ellos dejan de ser dos cosas diferentes y se convierten en una sola. En ese instante, todo el poder reside en sus piernas. ¿Qué les da la fixie para que sientan esto? ¿Crees que esa sensación solo se puede obtener con este tipo de bicicleta?
Creo que los ciclistas que hacen esos comentarios están movidos por el hecho de que todo el impulso y la fuerza depende y viene de sus piernas. Ir rápido, frenar, parar. Todo procede del mismo motor. Esa es la clave y el encanto de la fixie, y es justo lo que no pueden decir los ciclistas del resto de bicicletas.
Las fixies son las únicas bicicletas con las que frenas usando tus piernas, cosa que le da todo el poder al ciclista. Aún así, no todas las personas que montan en fixie son unos apasionados de ese acto de unión, ya dije antes que hay gente que las montan simplemente porque es divertido. Me resulta imposible generalizar con la gente que monta fixies y definir un modelo de ciclista concreto. Lo que sí puedo decir es que casi todos a los que entrevisté coincidieron en el sentimiento de libertad y en la existencia de una conexión especial entre sus bicicletas y ellos. Un ciclista incluso comparó su rodaje a través de la ciudad con el modo en que un artista pinta sus cuadros. De forma un poco más general, pedalear sobre una fixie va de simplicidad, control y pasión por montar en bicicleta. Desafortunadamente, no todo el mundo comprende estas razones.
“Libertad” y “vuelta al origen” son conceptos que estamos escuchando constantemente. Apagar tu mente y, simplemente, sentirte libre y evadirte. ¿Cómo es posible que una bicicleta te haga sentir eso? ¿Es adictivo? ¿Crees que existe una actitud social que nos está haciendo querer volver a la vida sencilla en estos momentos?
Esas sensaciones están presentes en todo momento cuando ruedas sobre una fixie, pero también puedes encontrarlas corriendo, conduciendo o yéndote de excursión. La cosa va de despejarte y de hacer algo con lo que disfrutes. En todo eso, la fixie no es más que un medio más a través del cual conseguirlo. Muchos ciclistas fixie insisten en que lo que más les gusta es que se sienten en paz con ellos mismos cuando conducen, no mencionan el hecho de ir más rápido que nadie (aún así es algo con lo que también disfrutan). Marc Marino, por ejemplo, comentó: “Es un momento en el que me evado por completo, es mi tiempo”. Creo que el hecho de que la bicicleta que monta Marc sea una fixie juega un papel fundamental en que tenga ese sentimiento porque es lo que le permite no tener que preocuparse por cambiar las marchas en función del sitio en el que esté rodando o porque alguna de las piezas de la bici no funcionen bien. Marc usa su tiempo de bicicleta en montar la bicicleta, nada más, y por eso disfruta tanto de ese momento. Hay tanta gente estresada en el trabajo y con complicaciones en casa que montar en bici es, a veces, la solución más tranquila. Son justo estas personas las que eligen rodar en fixie.
Tal y como has dicho, además de ese sentimiento de paz, es innegable que los ciclistas disfrutan también con la velocidad. ¿No es algo contradictorio? ¿Cómo se mezclan esas dos sensaciones para crear algo con lo que los ciclistas disfrutan?
No creo que sea algo contradictorio, hay espacio de sobra en cada uno de nosotros como para albergar ambos sentimientos cuando montamos en bicicleta sin crear ningún tipo de conflicto.
A veces pedaleas rápido por gusto o porque necesitas llegar a algún sitio a tiempo, otras puede ser totalmente distinto, algo más social y relajante. En cualquiera de los casos, todos los ciclistas a los que conocí podían ir rapidísimo si lo deseaban. Son tan expertos en ello que hacen de algo tan vertiginoso como la velocidad algo calmado, consiguen simultanear ambas sensaciones a la perfección.
Aún así, ninguno de ellos centra sus esfuerzos únicamente en ir rápido, hay muchos otros sitios y disciplinas para ello. La fixie no va por ahi, es otro concepto.
Todos ellos coincidían también en que hoy en día la gente en general es más consciente de la bicicleta como un elemento más de la ciudad. Obviamente, este hecho no está igual de asimilado en todas las partes del mundo. ¿Cuáles crees que son las razones que llevan a una buena convivencia entre bicicleta y ciudad? ¿Es posible que ésta exista en todos los rincones del planeta? ¿Qué sería necesario para conseguirlo?
Como director del documental, no pretendo saber qué se necesita para dar con esa convivencia entre ciclistas y conductores. De todos modos os puedo asegurar que he tenido la suerte de estar en muchas ciudades en las que esta convivencia existe y en las que se comprende por qué los ciclistas están ahi, por ello montar en bici es legal y pasear puede ser un acto compartido entre muchos. También sucede que no todas las ciudades están construidas como para soportar una cantidad elevada de tráfico, las areas demasiado masificadas no pueden mantener una buena fluidez entre toda la gente que intenta desplazarse por ellas.
En relación a esto, una de las cosas que sí me propuse con el documental fue comprender las diferencias entre San Francisco y L.A. en este asunto y los resultados son curiosos. Conseguí saber que en San Francisco la gente tiene asimilado por completo la coexistencia entre bicicleta y ciudad pero no hay espacio real para que ésta tenga lugar; en L.A., sin embargo, los ciclistas tienen espacio suficiente para rodar sin problemas pero es la gente quien no los concibe como un elemento más. Los ciclistas de L.A. son vistos como un estorbo, sobre todo para los conductores. Aún así, ambos lugares trabajan hoy día para ayudar a los ciclistas generando leyes al respecto y construyendo carriles específicos.
En cualquier caso, creo que lo ideal sería que los conductores se pararan por un momento a pensar y a comprender por qué la gente monta en bicicleta. Sería así como realmente podrían dejar atrás el enfado que tienen con ellos y dar lugar a la convivencia perfecta.
El DVD del documental saldrá a la venta el 17 de Julio. Mientras tanto, puedes echar un vistazo en la web: www.fixationdocumentary.com
Fixation official trailer: