Si soy honesto, diré que el debut de Holy Bouncer no suena como esperaba. Pero esto no es necesariamente una crítica negativa. Después de haber visto a la banda en directo y de haber seguido su trayectoria gracias a esa ventana al mundo que es Youtube, me había creado la imagen mental de un debut completamente centrado en el rock hippie de aires 70’s, con esporádicas incursiones en territorios psicodélicos. Sin embargo, al pulsar play en mi reproductor digital, me he encontrado con que la propuesta del grupo de Barcelona invierte por completo esta ecuación “comercial” y que han facturado un álbum anclado en la psicodelia más arriesgada y en pasajes instrumentales que te hacen levitar en una nube… mucho más que bailar como un poseso con su groove adictivo (cosa que sí sucede en los conciertos). En una época en la que los discos han perdido su relevancia frente a los singles en streaming, es de agradecer que una banda tan joven recupere la tradición pretérita de grabar una colección de canciones que siguen un hilo conductor, que deben escucharse de principio a fin y que te adentran en una montaña rusa de emociones, cosa que añoramos en muchos lanzamientos de otras bandas actuales que la prensa alaba como salvadores del rock n’ roll. Y como sucedía con los grandes discos de la época dorada, este “Hippie Girl Lover” requiere de varias escuchas para adentrarse en su universo y apreciar completamente los hermosos detalles que salpican cada tema. Desde los aires surferos y Spaghetti Western de esa joya titulada “Madeland”, pasando por el single “Anticipation” (que en esta ocasión es una versión distinta y más cruda de la que circula en Youtube desde hace un año), hasta el corte homónimo que los acerca a sonoridades más pop o esa armónica blusera de “Wrong Raw Tongue, Rocks Wrong”. Por el camino nos cruzamos con delirios como “My Mother is a Yonkie”, apuestas más místicas como “Reading The Bible Without Eyes” y explosiones de rock n’ roll de alto voltaje como la enorme “I’m Back” que no esconde la influencia de Led Zeppelin en sus guitarras y en su cadencia. Porque si este trabajo destaca por algo es gracias a la compenetración de sus músicos (con decenas de shows desmadrados a sus espaldas) y a un cantante que se encuentra cómodo en esa encrucijada donde el rock clásico se encuentra con los iconos indies. En definitiva, un álbum de debut muy especial, que crece con cada escucha y que nos presenta por todo lo alto a una de las bandas más interesantes del panorama nacional actual. Y lo mejor de todo: esto es solamente el principio del camino. (9 de 10)