Si has comido una hamburguesa en Noviembre, unos tacos con cerveza en el Recyclo, un brunch estupendo en DeSal. O incluso si has pasado unas vacaciones en algunos de los apartamentos turísticos de calle Carretería, has entrado en un lugar con Vitamina. Para Helena Schneider, madrileña afincada y con familia en Málaga, es primordial que reutilizar tu mueble salga siempre más barato que comprar uno nuevo.
Vitamina, una vez palabra de amistad y saludo mañanero entre dos personas, tiene una bonita historia de origen que comienza con un presupuesto de no más de 1500€ y unos cuantos muebles heredados. La obsesión de su abuela, enferma de Alzheimer, era que sus vecinas no vieran sus muebles en la basura, que alguien se quedara con esos muebles. Helena es pequeña, risueña y fuerte como roble. No se doblega y tiene el presente cristalino lo que le permite afrontar el futuro con decisión.
¿Cómo surge Vitamina?
Surge en 2016 en plena crisis, trabajaba en Madrid en una empresa de gran consumo. Tenía mucho dinero, salía a las cinco de la tarde y era muy infeliz. Era un curro guay pero había varios factores que me hicieron decidir renunciar a este puesto en una empresa farmacéutica por irme de encargada a un chiringuito de La línea de la Concepción. Helena ríe mientras recuerda su conversación con el que era su jefe, el director de marketing. Cuando me senté enfrente de aquel hombre para decirle “soy muy infeliz y me quiero ir de aquí”, pasé muchísima vergüenza, me puse a llorar y me dijo “más gente de la que te imaginas te envidia la decisión que estas tomando”. Helena tenía apenas 26 años, esa edad en la que caminamos entre la valentía, la inconsciencia y el superpoder de pensar que nada podrá contigo. Siempre supe que quería montar algo mío pero en ese momento no sabía qué; he dibujado, he restaurado muebles… así que trabajé, viajé y volví a La Línea pero dije, aquí no puedo quedarme. Mi madre ya vivía en Málaga y en ese año hubo un repunte importantísimo cultural en la ciudad. Empezaba un movimiento como el de Las buhoneras, se empezaban a abrir museos, la ciudad terminó de mutar, Muelle Uno, incluso conciertos en directo. Entonces Málaga era una ciudad muy barata en alquileres y si buscabas encontrabas. Era perfecto para iniciar cualquier tipo de negocio porque había casas derruidas, porque había espacios que nadie quería todavía y podías permitirte vivir en el centro y tener un local en el centro por menos de 1000€. Yo empecé pagando 350€ por el local de 45m en calle Madre de Dios.
Málaga estaba efervescente, ¿cuál era tu proyecto en la ciudad?
La razón inicial de emprender algo en Málaga era que quería montar un multiespacio cultural, yo vengo de Madrid donde esa fórmula ya está muy implantada pero aquí no. Lo que pasa es que el eje fundamental y el sustento fundamental de ese espacio era la hostelería y para montar un sitio hostelero necesitas una inversión gigante y una experiencia que no teníamos. Estaba empezando el boom de los apartamentos turísticos, no había casi, pero algo se empezaba a mover en el 2016 y entonces bajo petición de Karim cogí un apartamento que tenía un montón de muebles y me tiré 3 días. Cuando finalicé esa decoración y habiéndonos gastado 70 euros en pinturas y lijas cerramos la puerta y dijimos: esto vale dinero.
Sin duda el dinero invertido aquí no eran solo los 70 euros de materiales sino el valor añadido de toda esa creatividad, de esos tres días de diseño y mano de obra y de la capacidad de darle esa segunda vida a unos muebles. A una realidad con tan mala fama, como es el alquiler vacacional, has sabido darle la vuelta y sacar algo muy positivo.
Porque era plena crisis, yo estudié una carrera en plena crisis, sin saber si ibas a tener trabajo, sin saber si … en plena incertidumbre. En los 90 se tiraba todo, o sea se tiraban todos los muebles buenos, creció Ikea y todo el mundo tendió a comprar sus muebles, pero cuando llegó la crisis nuestra generación se dio un batacazo, nos dimos cuenta que ese consumo sin cuidado no podía seguir existiendo. Al final la creación de este negocio y que fuera en Málaga fue coyuntural, fue la crisis y haber dado con un punto rojo al que muchos hijos de esa clase media de los 80 y 90 no le habían prestado atención. Sí, reutiliza tu mueble de maderas nobles, le puedes dar un diseño único y además es artesano, al final mezclas la artesanía y trabajar con las manos, un mueble único, pintado a mano, reutilizas y colaboras un poco con ir en contra de ese consumo… todo salió así por eso, por el tema del alquiler vacacional también.
¿Y de esa experiencia salió el negocio?
A los 2 días ya teníamos local, a los 5 días estábamos ya bajando en furgo a por los muebles de mi abuela, cogimos y le pedimos a todo el mundo que conocíamos herramientas y nos pusimos a aprender. Entonces yo curraba en Drumk-o-rama por la noches y me levantaba a las 9, iba al taller hasta las 6 de la tarde que entraba en el ‘Drunko’ y me acostaba a las 3 de la mañana, me levantaba, me iba al taller y así todo el rato. Estuvimos con esa dinámica como 6 meses, solo produciendo, aprendiendo, lijando y tal. ¿Qué pasó? que como aquello era muy bonito, porque Vitamina era una ventanita, no tenía acceso comercial, nosotros abríamos las puertas del portal, colocábamos todos los muebles en la puerta del portal y tu veías el taller. Lo que en un inicio fue un desventaja, es decir no tenemos acceso comercial, se convirtió en una ventaja, porque solo se acercaban los curiosos, solo se acercaba la gente que realmente estaba interesada, la gente que le gustaba trabajar con las manos, la madera…. Y los primeros que vinieron a contratarnos fueron las empresas de alrededor, Noviembre y el Reciclo, ¿por qué? porque nuestra propuesta era “reutilizamos tus sillas, tapizamos tus sillas, las pintamos” La propuesta suponía poca inversión y un resultado creativo y moral muy elevado Eso es, y cuando empezó el boom del alquiler vacacional, Vitamina era el concepto perfecto, porque la gente tenía su apartamento de toda la vida, con un montón de muebles castellanos con los que los guiris flipan. Aunque sé que no me voy a hacer millonaria así, pero una de las cosas más importantes para mí de Vitamina, es que siempre tiene que salir más barato reutilizar tu mueble que comprarte uno nuevo.
La fórmula de Vitamina para competir con el gigante Sueco de los muebles: diseño a buen precio y transportable, ¿está reñido con la calidad?
Vitamina tiene varias líneas de negocio, una es la producción propia que es, yo le digo, creamos a nuestro antojo. Yo soy fanática de los muebles de los 60 y de las luminarias de los 60, porque luego Vitamina ha derivado en decoración, en cristal, a mí me flipa el cristal de los 60, el cristal cromado, las lámparas de los 60, o sea, yo ya me he ido un poco a lo que a mí me gusta solo trabajo prácticamente todo mobiliario de esa década, me he especializado un poco.
Mira, la madera maciza que es más típica de los 50 y de los 40, son maderas que pesan más, pero realmente la chapa que se utiliza en los 60 y en los 70 son chapas de madera, o sea lo único que hacen es que cogen un tronco circular, lo cortan y lo convierten en chapa, o sea, esa chapa es roble. Pero ¿qué tiene?, no pesa, si decimos que vivimos en una sociedad efímera, tú no puedes andar cargando con un mueble que te pesa un tonel. Si vendo online necesito vender muebles que yo los pueda mover de aquí para allá.
Luego también las patas y los travesaños siempre son de madera maciza, son de haya, para mí son la mezcla perfecta.
Arregla y convierte tus muebles en nuestro taller, es otra de vuestras líneas de trabajo.
El poder económico hasta los treinta y largos, hoy por hoy, en la sociedad en la que vivimos es prácticamente nulo, es muy poca gente la que puede decir toma 100 euros para arreglar la silla. Ahora mismo lo que nos estamos planteando para facilitar eso es “trae tu mueble y nosotros te supervisamos la restauración como tú quieras” Por el precio medio de cualquier actividad, en Vitamina se crea consciencia de consumo, conocimiento y satisfacción personal. Son muchos valores añadidos.
Trae tu mueble y tú misma colaboras en la mutación de tu pieza, de esa manera reduces el precio, coste de la restauración por no hablar del olvidado placer de trabajar con tus manos.
La otra rama por la que se busca el savoir faire de Vitamina es el Interiorismo.
Nosotros reutilizamos todo el mobiliario existente que hay en ese espacio. Esto es algo que prácticamente ningún decorador, ni ningún interiorista hacen, por regla general llegan y todo fuera, todo nuevo, no, vamos a parar. La idea es volver al origen. Es un ciclo. Hay un punto dentro del interiorismo y la decoración que se está perdiendo que es el arte. Las casas tienen que estar llenas de arte, hay que apostar por arte y hay plataformas donde adquirir Arte más único. Ikea, en eso sí que está haciendo daño, te vas a Ikea y te compras una lámina por 7 euros, pues aquí hay láminas por 7 euros son de artistas y no las vas a ver en cualquier casa.
¿En qué cambió la ventana del espacio Vitamina en calle Madre de Dios con la puerta de la calle Victoria, 50 en Málaga?
Esto permitió conseguir que se dieran las otras dos líneas de actuación, este espacio más grande trajo la oportunidad de esa idea primigenia del multiespacio y la obtención de la licencia de tienda que te da una puerta a pie de calle. Hasta hace poquito en el espacio también estaba Arcilla, el taller de cerámica de Isabela Haro, que ahora ha crecido y tiene un local más grande y solo destinado a su proyecto de clases y taller. Pero ahora me acompaña Bea trabajando conmigo en la restauración y Paloma, que acaba de entrar y se encargará de dar un buen chute de vitamina en todos los sentidos.
Hay gente que se pasa toda la vida, con ese espíritu emprendedor, intentado encontrar una idea.
Pues yo me siento súper afortunada cuando me despierto todas las mañanas porque, no solo encontré la idea sino que, estuve en el momento para implementarla.
Ya me has contado que empezaste con muy poco dinero y sin gran inversión, pero para crecer ¿has tenido alguna ayuda económica o de consultoría de alguna entidad pública?
He pedido todas las ayudas que se pueden pedir. Todas me las han echado atrás, siempre me he quedado en la número 3, la número 1 en proyectos, pero luego te empiezan a pedir requerimientos, papeles… y te tiran, te sacan de la lista. Al principio muchísima decepción, muchísimo dolor porque tienes unas expectativas, te dicen “has quedado la número 2 de toda Andalucía, te vamos a dar 30000 euros… Esto fue en el CADE, Centro Andaluz De Emprendimiento. Esto es a nivel de toda Andalucía. Al final inviertes más tiempo del que te pueden dar y luego eso tiene mil letras pequeñas. Lo que sí que hice cuando monté Vitamina en este local es pedir un crédito, un microcrédito. Eché cálculos y con 10000, 15000 euros me llegaba. Como yo estudié marketing me fui al IMFE, Instituto Municipal para la Formación y el Empleo, e hice yo el plan de empresa y con ellos de la mano lo presentamos a tres bancos para apostar. Me dieron un sello garantizando que mi plan de empresa era viable.
Era viable y me acompañaron a Unicaja, que me pedían un aval y un tipo de interés de locos. Y de repente le llegó a oídos a una asesora financiera de La Caixa el proyecto y yo la única condición que puse para que me dieran el microcrédito es que no quería avales, que yo llevaba 4 años con mi empresa, que tenía 30 años y que yo no quería aval, que si necesitaba el aval de mi padre no montaba Vitamina. Creía en mi plan de negocio, me había currado mi plan de negocio y que ahí estaba la viabilidad. Si querían apostar por mí que me lo dieran. ¡Y me lo dieron! Lloré. Me saqué un seguro de vida, por si me muero ese seguro de vida cubre los gastos de esos 15000 euros y ya está, pero yo no tengo aval.
Vitaminosis es el reclamo cultural que desde el principio ofrece este espacio como un escaparate para los proyectos culturales y artísticos de pequeñas dimensiones.
La programación, dirigida por Saul West, ha traído en lo que llevamos abiertos a muchos nombres de la escena malagueña con música, teatro y libros, Kala Kalé, Marity Manzaneda, Lula Amir, Pablo Contreras Triunfador, Rebeca Carrera, María Argüelles, pero en Vitamina Workroom también tenemos proyectadas futuras exposiciones de artistas no solo malagueños, como la que tendremos en colaboración con el Festival Moments en noviembre. Hay muchas ganas de hacer una expo con Inmarcesible y Pecabel, la ilustradora del Kanka y de fotografía con Ana Becerra. En fin hay mucho por hacer y aquí tenemos muchas ganas.
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