Autor: Harry Callahan
Editorial: Black Dog Publishing
Harry Callahan (1912-1999) ha sido uno de los más influyentes fotógrafos de la segunda mitad del siglo XX. El volumen “Harry Callahan|The Street” [Harry Callahan|La Calle], explora la colección de la Vancouver Art Gallery –que reúne 600 fotografías de todas las etapas de su producción– para mostrarnos más de 120 imágenes realizadas en el entorno urbano y seleccionadas entre las menos conocidas, imágenes que muestran a su vez el amplio espectro de técnicas que usó, desde las multi-exposiciones de principios de los 40, a las multipanel de la segunda mitad de los ochenta o las impresiones de vivo color realizadas con el sistema dye-transfer.
Fotógrafo autodidacta, Callahan fue entre 1946 y 1961 profesor en el Chicago Institute of Design (la New Bauhaus) a invitación de László Moholy-Nagy, quien vió en él al fotógrafo amateur libre de ataduras, explorador de nuevas técnicas y comprometido en la búsqueda de nuevas maneras de mirar; ya en los sesenta, Callahan enseñaría en la Rhode Island School of Design, en la que estuvo al frente de uno de los más respetados e influyentes programas de fotografía de los EE.UU.
En Callahan, como es usual en la fotografía de creación, varios proyectos se desarrollan en paralelo, y junto a las imágenes documentales de la calle, directas y sin artificio alguno, se encuentran también las que inciden en la exploración de las técnicas fotográficas -las imágenes de alto contraste, pero sobre todo las exposiciones múltiples-, las que son fruto de una escenificación, o las imágenes más íntimas de su vida familiar, como los retratos de su esposa Eleanor, que en una etapa de quince años fue su principal tema de trabajo.
Pero a lo largo de más de cinco décadas, Callahan fue sobre todo un fotógrafo “de la calle”, a la que fotografiaba de manera constante, exigente consigo mismo en la búsqueda de imágenes que para él fueran definitorias; sus fotografías muestran cómo ha ido evolucionando el espacio público en las ciudades norteamericanas, desde esas calles en los 50, llenas de paseantes y con atractivos escaparates, a las de finales de siglo cuando son ya el espacio de los excluidos de los privatizados espacios del comercio.
De esas calles que recorría por las mañanas para “descubrirlas” cada tarde en el laboratorio, a la constante presencia en el tiempo de su esposa, a la que fotografía con delicadeza y cariño, todo ello confiere a su obra un carácter en gran medida autobiográfico: “un registro literal de la vida del fotógrafo, vivida a manera de un paseo perpetuo” tal como señala John Pultz en uno de los ensayos que incluye el volumen. Para Harry Callahan “la fotografía es una aventura, como la vida misma” y tan solo “se trata de querer ver más, [porque] eso es lo que te hace crecer como persona”.
El volumen, impecablemente impreso y editado (en inglés) por Black Dog Publishing reúne dos ensayos de expertos en la obra de Callahan, el ya citado John Pultz, profesor de la Univ. De Kansas, que organizó en 1990 la gran exposición sobre el artista del Center of Creative Photography de Arizona, y Grant Arnold, curator de la exposición en la Vancouver Art Gallery que ha dado pie a la edición del presente volumen.
Entre las fotografías incluidas en “Harry Callahan|The Street” encontramos las multi-exposiciones de los años 40 de Detroit y Chicago, formadas por ocho o más imágenes, los planos generales de altas luces y largas y potentes sombras en los que la ciudad –sus cruces, las avenidas– aparece como un escenario en el que una obra se representa de continuo; o los primeros planos de 1950 tomados ya con un teleobjetivo, casi siempre de mujeres de clase media recorriendo en el centro urbano. Todas ellas encajarían en la etiqueta de lo que se conoce como “fotografía de calle”, esto es, imágenes que muestran a paseantes y que son tomadas al descuido sin que el sujeto sea consciente de ello.
El volumen muestra paisajes urbanos en los que el autor introduce la presencia de Eleanor y Barbara (su hija, nacida en 1950) con las que resitúa la escala de la imagen, ambas mirando a cámara y dándole sentido a la toma, en las antípodas del uso tradicional de la fórmula, y también importantes y muy poco conocidos trabajos en color, como los realizados en Egipto, Irlanda, Marruecos, México y Portugal en los años 70 y 80, o las multi-exposiciones de Atlanta y Providence. Por último, es destacable la selección de imágenes que se muestran de la importante serie “Peachtree Street” realizada entre 1987-90, en la que la figura humana ya no aparece sino a través de sus huellas y trazos, en forma de todo tipo de marcas en un espacio público dado: carteles, grafitti (o sus restos); y la presencia de otro invisible, el tiempo, que vemos en la degradación de una fachada fotografiada una y otra vez.
De eso trata la fotografía, de tiempo –un breve paréntesis, un instante, como se suele decir– y de “ver más”, como señalaba Callahan: ver más y querer verlo.
Black Dog Publishing



