Cuando vas a un sitio por primera vez y te marchas de allí con morriña, sabes que vas a volver. Eso es justo lo que sentimos cuando visitamos el Camping Almagro por primera vez. Y por eso hemos vuelto, pero esta vez para contároslo.
Este lugar está situado en el Municipio de Montecorto, en plena Serranía de Ronda y a los pies de la Ciudad Romana de Acinipo o Ronda la Vieja, como también era conocida. Se trata de una finca de unas cuarenta y tres hectáreas que da nombre al camping –aunque en realidad hablemos de un glamping en toda regla–. Sus creadores: un matrimonio de granjeros holandeses que deciden poner rumbo a España y establecer aquí su lugar de retiro al más puro estilo campestre andaluz. Mariela y Toni llegaron desde su país de origen tras haberse enamorado de la Serranía de Ronda. Aquí han creado su paraíso, entre gente autóctona, montañas, noches de ensueño e historias fascinantes de la época nazarí. Personas como ellos dan esperanza a nuestra tierra y son los que trabajan cada día demostrando que debe haber otro camino a la hora de labrar la tierra y usar los recursos que nos ofrece la naturaleza.
Mariela y Toni son también grandes amantes del trabajo en el campo, los animales y la naturaleza y han logrado integrarse en la zona como uno más, siendo queridos y respetados por sus vecinos, a los que ya consideran más que amigos. Y es que cuando la cabra tira pal monte, poco más puede hacerse para cambiar su rumbo. Poco después de mudarse a Montecorto, su hija, Clara, también decide instalarse aquí. Al igual que sus padres, Clara quedó cautivada con estas tierras durante unas vacaciones de verano. Nace así el Camping Almagro.
El municipio más cercano a esta fantasía de lugar es Montecorto, que limita con el municipio malagueño de Ronda y con los municipios gaditanos de Olvera, El Gastor y Grazalema. De hecho, una parte del término municipal se encuentra dentro del Parque Natural Sierra de Grazalema. En Montecorto concurren una serie de características peculiares de orden histórico que se remontan al Neolítico, asociado a pequeñas comunidades agrícolas que se asentaron en el lugar por la fertilidad de sus tierras, la abundancia de agua y la existencia de metales, empleados desde la prehistoria para la fabricación de útiles y herramientas. Por aquí han pasado un crisol de culturas: romanos, bereberes, nazaríes, castellanos, para ser finalmente conquistados por los Reyes Católicos. Dicen los documentos históricos que el origen del nombre de este municipio es bereber y que su significado es Monte de las Peñas.
Naturaleza, historia y un clima templado son solo algunos de los factores que empujaron a esta pareja a mudarse al sur de España. Quizás, lo más interesante sea cómo se han integrado con el resto de sus vecinos, participando de la vida agrícola como uno más. A lo largo de estas cuarenta y tres hectáreas, Mariela y Tony han sembrado cebada, con la que alimentan las ovejas que dan leche para el queso que se elabora en la zona. Un manjar, entre otros tantos de la zona que no podéis dejar de probar.
Otro de los aspectos que caracteriza este lugar es su amor por los animales, ni que decir tiene que los perros son más que bienvenidos. La finca es también un refugio para tres burros: Romeo, Laurenz e Israel, que fueron adoptados del refugio de Mijas (Málaga), “Donkey dreamland”. Pasar la mañana con ellos es una actividad muy recomendable, especialmente para hacer en familia. Asimismo, dormir aquí es toda una experiencia. Olvídate del saco de dormir, porque sus exóticas tiendas safari y tipis son el modelo de alojamiento perfecto si lo que buscas es la experiencia de estar en el campo, pero con todo el confort, el diseño y la belleza. Es por eso que también disponen de una hermosa cocina exterior perfectamente acondicionada para hacer lo que te apetezca. A nosotros nos encantó la barbacoa, porque sí, somos muy fans de las brasas. Eso sí, prohibidas desde el 1 de junio al 15 de octubre. Pero igualmente cuidado en estos tiempos que corren de sequía.
Como amantes del senderismo y las actividades al aire libre, para nosotros, pasar unos días aquí fue todo un acierto. Tras la primera noche, y ya bien descansados, nos disponemos a hacer la ruta de “El puerto de las presillas”, en la Sierra de Grazalema, una ruta de dificultad media, que pasa a su vez por otra: el Llano del endrinal. Grazalema está repleta de rutas senderistas, aptas para todos los niveles y edades, lo más importante es tener ganas de calzarse las botas y andar. Se trata de un lugar especial, por su orografía es el pueblo donde más llueve de España, y conserva la mayor reserva de pinsapos de toda la geografía. Realmente un lujo al alcance de todos.
Tras acabar la caminata, visitamos el pueblo, considerado uno de los pueblos más bonitos de España y sí, lo corroboramos. Pero una de las cosas que nos encantó fue poder darnos un spa tras la caminata. El spa wellness de Grazalema se ubica en el centro del pueblo a mano de los servicios de hostelería y cuenta con unas instalaciones de lo más variadas, en las que podrás relajarte en sus aguas e incluso tomar un masaje. Su creador Francisco, nos recibe amablemente y rápidamente nos sentimos en casa. Todo un acierto para acabar un día de senderismo.
Volvemos felices y relajados al Camping Almagro, donde por segunda noche el viento amaina y nos deja prender la barbacoa para cenar al aire libre, estamos encantados. No sé si alguna vez habéis experimentado esto de la observación de las estrellas fuera de la ciudad, pero si no es así, ya estáis tardando porque puede llegar a ser una de las experiencias más hermosas y románticas que jamás hayáis tenido.
La sostenibilidad es muy importante en el Camping Almagro, es por ello que su objetivo es contribuir a frenar el cambio climático. Con un modelo de eficiencia energética han creado un plan para aprovechar los recursos locales, reducir al mínimo la huella de carbono y utilizar materiales modernos y naturales. En este sentido, favorecen y promueven el ahorro de energía, el ahorro de agua y la reducción de residuos y emisiones.
Este lugar tiene la intención de crecer, siguiendo su actual línea y también con un concepto más salvaje, invitando a los más atrevidos a vivir una experiencia “into the wild”. Eso sí, sin olvidar la comodidad que caracteriza sus instalaciones. La finca también tiene un proyecto vinícola ya en marcha y la verdad que estamos deseando probar su vino. Sigueles para saber más sobre esto.
Durante nuestra estancia, visitamos también las ruinas de Acinipo, una de las ciudades romanas más importantes de Andalucía. Sorprende lo bien conservado que está el teatro. Desde aquí arriba se tienen unas vistas 360º, que abarca diferentes provincias y es entonces cuando entendemos la importancia de este lugar como punto neurálgico y estratégico. Y ya que estamos por aquí y para aprovechar el viaje, visitamos la antigua presa de Montejaque, hoy en desuso. Cinematográfico lugar que parece sacado de la época medieval, cuanto menos.
De camino a casa, seguimos pensando en lo especial que es el Camping Almagro y es que su leitmotiv es especial y a nosotros nos ha tocado bien: el amor por la naturaleza, los espacios abiertos o la creencia en las virtudes restauradoras de la naturaleza. Es por todo esto, que se configura como un lugar perfecto para desconectar de la rutina de la gran ciudad y reconectar a través de la naturaleza.
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