Un año más se celebró en la almeriense localidad de Villaricos el que, por derecho propio, se ha convertido en una de las citas más importantes de la electrónica internacional. Nos referimos al festival Dreambeach, que este año celebraba su cuarta edición con un cartel de verdadero lujo. Lo primero que llamó la atención a los habituales de esta cita fue el cambio de ubicación del festival, situado ahora a unos cientos de metros de su anterior localización. Este cambio responde a la cada vez mayor afluencia de público a este evento, que este año ha superado las 135.000 visitas entre sus cuatro días de duración. Otro cambio reseñable fue la nueva situación de las distintas carpas y escenarios, que facilitaba la transición de unos a otros, aunque en algunos momentos el sonido se superponía, pero solo para los situados en la periferia de los escenarios. La duración del festival también fue modificada para esta edición, aumentando de tres a cuatro jornadas, y sustituyendo la fiesta de presentación, que se celebraba en el área de acampada, por una celebrada dentro del propio recinto del festival.
El jueves se celebró la Welcome Villaricos, fiesta de presentación del festival y primera oportunidad para familiarizarnos con el nuevo recinto y el nuevo escenario principal, muy celebrado por todos los asistentes. Cabe destacar el DJ Set de Pendulum, que casi nunca defraudan y la sesión previa a su despedida que se marco Javy Union, quién se despidió ya de día en una sesión cargada de emotividad.
El viernes lo abrió todo un clásico como es Carl Cox, en un horario un poco extraño pero que no le impidió marcarse una sesión digna del recuerdo. Tras el vino Javy Union a ofrecernos la que ya si seria su sesión de despedida. La gente se volcó con el y le ofrecieron el adiós que se merece una figura tan querida dentro del panorama electrónico nacional. Otro de las platos fuertes de la jornada del viernes fue la sesión de tres horas que se marcó Laurent Garnier, todo un referente de la electrónica en las pasadas décadas y que nos hizo bailar a todos como si no hubiese un mañana. Antes de terminar Garnier tuvimos que obligarnos a ir a la carpa de al lado, El Bulls Stage, para no faltar a la sesión de otro de los grandes, Jeff Mills, adalid del sonido Detroit, y que ofreció una sesión que fue de menos a mas. A Mills lo siguió Len Faki, para algunos la revelación del festival, residente en la afamada sala Berghain de Berlín y una de las mas prominentes figuras dentro del techno elegante, cuya sesión hizo que a mas de uno y de una se le olvidasen todas las penas. Tras la sesión de Len Faki hicimos una combinación rapida entre Christian Varela, Rodhad y Nic Fanciulli, a cada cual mas apropiado para acabar la jornada, pero no sin antes observar como la esperada sesión de Deadmau5 quedaba un poco diluida por la hora a la que empezó, las 07:45 de la mañana, lo que le hizo un flaco favor.
El sabado nos trajo quizás el comienzo mas “mediático” de todo el festival con el único concierto en la península del rapero 50 Cent, que no defraudó pero que quizás estuvo un poco fuera de lugar, cosa que no ocurrió con quienes lo siguieron en el escenario, Die Antwoord. Los sudafricanos se han quedado con el público desde hace mucho tiempo gracias a su mezcla de descaro, música trap y energía incombustible, y aquí no iban a ser menos y dieron una de las mejores actuaciones del festival. Entre estos dos gigantes había una cita ineludible con una de las grandes figuras del techno como es Richie Hawtin, cuyo set de este año fue, según los expertos, un poco frío y carente de un final a la altura de este genio. Y para quitarnos ese sabor de boca vino Luciano, que con una sesión de lo mas elegante nos hizo bailar hasta olvidarnos de todo, y luego, como remate, la sesión de Gonçalo, que es otro de esos que nunca fallan. El final de esta jornada lo marcó el techno mas acelerado de otra grande de la música electrónica como es Fatima Hajji, a quién siguieron otros que también saben mucho de ritmos acelerados e intensos, Viper XXL, que revolucionaron al personal cuando ya estaba amaneciendo. Mención especial para Vicente One More Time, uno de los clásicos dentro del circuito de música española de este país y que cerró el escenario Open Air San Miguel con una sesión digna de su leyenda.
El domingo fue la jornada para los mas valientes y abigarrados dreamers. Nuestro escenario de elección fue Elrow, donde a pesar de la decepción de no poder ver a Marc Maya, pudimos disfrutar de una gran sesión de ese valor en alza que es Technasia y que nos llevo a uno de los mejores finales de fiesta que probablemente se hayan vivido en este festival. Nos referimos a Elrow, la gran fiesta de despedida que enterró al recinto de Villaricos en toneladas de confetti, que dejó sueltos a gorilas de tres metros, jirafas y todo tipo de animales, y que, en definitiva, nos dio el mejor final de fiesta imaginable para estos cuatro días de música y baile casi ininterrumpidos.
A modo de epílogo una disculpa. Como habrán descubierto los mas observadores esta es una crónica del festival que se ha centrado casi por completo en los escenarios dedicados al techno. Ante la duda de intentar cubrir, mal, todos los escenarios, y de hablar de actuaciones de las que solo se han visto cinco minutos, hemos preferido centrarnos en lo que mas nos ha gustado del festival, del que hay que alabar la gran organización a pesar de la masiva afluencia de público y la dificultad para montar este tipo de eventos. Dreambeach es ya todo un referente tanto dentro del panorama nacional como internacional, y son ediciones como la de este año la que han encumbrado, y seguirán encumbrando, a este fantástico festival. Nos vemos, sin duda, el año que viene.