“N.V.” (negative volume) nace de la impía y grotesca relación entre dos de los actos extremos más impíos y grotescos del panorama actual: Dragged into Sunlight y Gnaw their Tongues. Los primeros, cuarteto inglés de música extrema indefinible, han desarrollado desde su primer trabajo, “Hatred for Mankind” (2011) una enferma alquimia de occult death metal, black metal, sludge y grind, que en su último trabajo, “Widowmaker” incorporó así mismo elementos de drone y casi neofolk, optando por dejarte abandonado para morir en una tierra baldía en lugar de estrangularte con sus propias manos, como era habitual. Sobre Maurice de Jong hay tanto que decir que es mejor dejarlo para otro momento: resulta difícil contar todos los discos que ha sacado, más de 30 en la última década, y en todos ellos, ya sea a través de rituales sónicos malditos, orquestas apocalípticas o black metal esquizofrénico, nos impone visiones de pesadilla lovecraftiana y la más oscura psicopatía humana.
El resultado, desde luego, no da mucho lugar a sorpresa. Vuelven los viejos hábitos, y el estrangulamiento atroz vuelve a estar encima de la mesa. El primer sampler que escuchamos en “N.V.” pertenece a Michael Ross, un infame asesino en serie que describe el trabajo que le costó estrangular a una de sus víctimas. Esto, además, una metáfora de lo que nos depara este álbum.
Visceral Repulsion nos devuelve esas voces nihilistas y bestiales de DitS, mezcladas con ritmos a tiempos frenéticos entrelazados con el drone sobredimensionado y ruidista de De Jong. Absolver continua la esquizofrenia blackmetalera e industrial, mezclada con voces de otro asesino en serie y medios tiempos, estrategia que se repite a lo largo de todo el trabajo. Cada corte es un experimento exitoso, aunque en una misma dirección. Y sin embargo es difícil resistirse a su presa. El único elemento que parece fuera de lugar son los samplers de los asesinos en serie, ya que subrallar con horror y violencia reales una música que en lo ficcional destroza las barreras de lo repulsivo, lo horrible e incluso lo ritual parece no sólo poco necesario, si no también estéticamente trillado y poco interesante. (8’5)
Prosthetic
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