Tras el EP de 2014 “Buried Under a World of Roses” este proyecto neoyorkino ha crecido en un miembro y un instrumento, los teclados.
Una de las novedades mejor recibidas de la escena alternativa, “The Acrobat” (2017) supone el equilibrio entre una obra minimalista (como su arte y diseño) y la nostalgia, el punto fuerte emotivo de su sonido, como de una banda sonora de cine de los 80. Sintetizadores, batería programada y voces armónicas. Un cuadro al pasado. (7)