La cultura custom y Hot Rod, hoy tan de moda, hace unas décadas no caló en España tanto como en otros países de Europa, y sobre todo de EEUU. Sin embargo, por aquí ya había fanáticos del mundo del motor y la customización como Joaquín Montero, impulsor del Zombie Garage. Por aquel entonces ya rastreaba todas las revistas y publicaciones que tenían que ver con el tema.

En el local del taller, que nada tiene que envidiar a cualquier galería de arte, crean y recrean auténticas joyas moteras, la pasión de este malagueño/granaíno, que combina con su afición por el skate.

Hola, me llamo Joaquín Montero, aunque todos me conocen como ‘el zombie’; me rondan ya 44 años y por mis venas corre sangre ‘granaína’ y malagueña a partes iguales.

Allá por los años 90, ya me dedicaba a comprar todo tipo de publicaciones relacionadas con el mundo de las custom´s que iba encontrando por los kioscos; en España todavía no había calado la cultura custom’s y Hot Rod como lo había hecho en otros países europeos, aunque sin duda los grandes constructores de esa época provenían del otro lado del charco. Siempre se ha dicho que hay que aprender de los mejores, y la mejor manera en esa época era empapándome de aquellas revistas.

Mi formación ha sido autodidacta; empecé modificando mis propias motos y la de algunos amigos, con las posibilidades que tenía en aquellos momentos, hasta que llegó el año 2009, en el que recibí mi primer encargo ‘serio’ para customizar una moto. Desde entonces, hasta hoy, no he parado…

Zombie garaje es hacer realidad todas las ideas que durante años se habían ido acumulando en mi cabeza; paredes cubiertas de fotos que recuerdan proyectos pasados, posters con los trabajos de la gente a la que admiras, y sobre todo, un lugar de reunión para aquellos que sienten el mismo entusiasmo por las motos que yo, y donde hacer realidad los sueños de quienes quieren llevar su moto a otro nivel, ése en el que la consideras una parte más de tu cuerpo y de la que ya no te puedes separar.

Algunas de mis motos están inspiradas en marcas y patinadores de la época. La idea surge a raíz de poner nombre a cada uno de los proyectos que llevamos a cabo; no iba conmigo el nombrarlos con números (proyecto nº1, nº2, etc.) y se me ocurrió que no había nada mejor que fusionar dos de mis pasiones, las custom´s y el skate; así no sólo distinguíamos uno de otro, si no que le dábamos su propia personalidad; las posibilidades que se abrían eran infinitas, los logos, los diseños exclusivos para los skaters… será que yo me quedé anclado en esa época (old school forever).

Mi idea de customizar una moto es muy simple; coger una moto, dando igual que sea de serie o que lleve ya algún retoque y convertirla en una pieza única y de la que sentirte orgulloso vayas donde vayas.

No existe una regla general a la hora de construirlas, cada proyecto va pidiéndote cosas distintas y a cada modelo se le ajustan mejor unas piezas que otras, lo que siempre mantengo es el chasis y el motor originales. Las motos que construimos, suelen tener presupuestos ajustados y están pensadas para ser funcionales y poder disfrutar de ellas. En el mercado encuentras lo que quieras, pero los precios suelen ser elevados, por eso intentamos transformar a partir de piezas de la propia moto o de segunda mano a las que damos un sello personal.

Como en botica, hay de todo; en algunos proyectos, los clientes vienen con unas ideas muy claras de lo que quieren y en otros se dejan guiar, aunque siempre, en todos los proyectos, escucho sus ideas e intentamos recogerlo todo en el resultado final. Pero bueno, igual que digo eso, también tengo que decir que para mí cada moto es un reto y me gusta desarrollar los proyectos sin limitaciones y que sea la moto la que hable y me diga lo que va necesitando.

En cuanto a si tengo un modelo fetiche, el que me conoce sabe que no me moriré sin transformar una Panhead con chasis rígido…

Respecto a lo de Juvensur, cuando un proyecto reúne a buenos amigos con los que poder recordar miles de anécdotas de aquellos años que parecen ya casi de la Prehistoria, sólo puedes estar agradecido y deseando poder participar.

El monopatín fue, en una gran medida, la base para todo lo que estamos construyendo; esa época suponía libertad y sin duda es una de las etapas que con más cariño recuerdo y que más me han marcado. La inspiración fluía mientras rodábamos…

Desde aquella época se ha producido un gran cambio. Hoy en día, con las posibilidades que da la red de redes para encontrar la pieza que necesitas en cualquier parte del mundo, los proyectos son cada vez más ambiciosos, pero en España seguimos encontrándonos con el problema de la homologación de muchos acabados; eso no quita que facilita mucho el trabajo y ayuda a evolucionar en nuevos diseños. Pienso que lo pasábamos mejor cuando había que buscarse la vida para estar al día de las novedades en materiales, tendencias… que iban surgiendo.

Saludos & Rock ‘n’ Roll.