Max Parentis es un Australiano que se inició en la escultura, pero que encontró en la ilustración y en parlotear consigo mismo antes de crear, sus grandes pasiones.
Pero también, disfruta del reto de trabajar con personas y crear justo lo que la mente de su cliente imagina. Primero, plasma una idea inicial en un cuarto de post-it (¿en serio se puede dibujar en algo tan, tan pequeño?) y después, lo pasa a un tamaño más razonable para añadirle tinta y detalle, lo escanea y le da color durante varias horas en Photoshop.
Ahora mismo, está creando una serie de ilustraciones animadas para añadirlas a los trabajos fotográficos de un colega, algo nuevo para él, comenta, pero que, al mismo tiempo, le encanta por el mero hecho de lanzarse a hacer algo radicalmente diferente a lo que está acostumbrado. Suele tomar inspiración de otros ilustradores y de la vida cotidiana, “la intento distorsionarla hasta convertirla en algo propio”.
Le relaja caminar sin rumbo, pero cree que tomar unas birras en cualquier pub es lo más efectivo para relajarse y se declara apasionado de cositas tan Aussies como los huevos escalfados con espinacas a la salsa agria y de la Guerra Emú, una “operación militar” llevada a cabo por los australianos de occidente para acabar con la excesiva población de estas aves no voladoras. Perdieron.
















