El color y la forma de unos seres inventados y una extraña vegetación caracterizan las imágenes de Víctor Pacheco, graffitero canario (de Tenerife) que lleva plasmando su arte en los muros de la ciudad desde los años 90. Con un estilo surrealista, emplea todo tipo de técnicas y abarca desde el muralismo a la escultura o la instalación. Así, su huella se encuentra tanto en fachadas y puertas como en galerías, aprovechando la textura de cualquier superficie que le sirva como lienzo: el ojo que todo lo ve, vegetales junto a elementos fálicos que se salen del cuadro o intervenciones en la calle para decorar el mobiliario urbano.
Soy artista urbano y tatuador. Formar parte del mundo del graffiti es lo que me motivó a entrar en contacto con otras artes. Durante los años en los que me dediqué al arte urbano, ‘contaminándome’ con los estudios de escultura e instalación, desarrollé una abstracción orgánica de la tipografía del graffiti. Presento un gran repertorio de escenas surrealistas: animales inventados, vegetación o simplemente seres que en realidad son un conglomerado de diferentes especies, y esto de ‘inventar’ seres es lo que realmente me mantiene despierto cada día.
Empecé pintando los pupitres del colegio o rayando bancos, contenedores, etc… luego lo dejé durante unos años, y cuando volví, casi por necesidad, ya me apetecía un trabajo en los muros más serio y elaborado, y no he parado hasta el día de hoy. En esa época no había mucha información sobre el graffiti, y menos aún en las islas, pero ya éramos unos cuantos; poco después, en un festival, conocí a Matías Mata (sabotajealmontaje), y ahí empezó otra etapa de mi vida, la cual le agradezco desde aquí.
Mi obra es siempre colorista, surrealista, un conglomerado de diferentes especies vivas: la vegetación y los animales son temas que me apasionan a la hora de trabajar. Lo que pretendo conseguir con mis creaciones es que el espectador piense, imagine, despierte sus sentidos con los colores, y que tenga la incertidumbre de qué es lo que está viendo, que en ocasiones son simplemente formas, que pueden gustar o no.
Actualmente me he introducido en el arte del tatuaje porque me parece una técnica totalmente diferente a cualquiera que he probado, aunque siempre me gusta pasar algunos días creando esculturas o pintando al óleo, etc. Precisamente, las ideas más extravagantes que he desarrollado vinculadas a mi profesión están relacionadas con el tatuaje; ideas en las que es mejor no preguntar por el sentido, aunque lo tienen.
La motivación la encuentro en cualquier sitio, en un paseo por el monte, la playa, viendo un documental, y en menor medida, en la ciudad, aunque siempre hay algo que te puede llamar la atención.
En el proceso creativo de mi trabajo es importante la improvisación. Me gusta mucho improvisar en mis murales, aunque últimamente intento llevar siempre un boceto (y nunca acaba tal como viene en el papel). Siempre me he decantado por el spray a mano alzada, pero ahora intento pasar un poco más de tiempo en el estudio mezclando técnicas.
Mi cabeza está en todo momento preparando proyectos, ya sean profesionales o personales; me encantaría hacer un circuito pintando murales y tener piezas por todos los continentes. Espero que este 2015 se presente bien para todos.
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