No podría haber anticipado o ni siquiera haber soñado con la vida de obrero y fotógrafo de moda que vivo en este momento. Pero en el otoño de 2013, tras varios años de trabajo duro en el mundo del lujo, la cultura pop y revistas de moda en Nueva York y Londres, me vi en una encrucijada creativa y comencé a buscar una nueva aventura.
Todo ocurrió en un camping en el sur de Inglaterra cuando, mientras observaba el paisaje, empecé a recordar mi antigua vida trabajando en el norte de Canadá: la belleza de la pradera irregular barrida por el viento, la dura vida obrera y el espíritu y la naturaleza idiosincráticas de las ciudades pequeñas que salpican esta amplitud de naturaleza norteña. En ese momento me di cuenta de que estaba siendo llamado a volver a mi vida de antes a través del objetivo de una cámara.
Tras ese fortuito momento, volví a casa rápidamente y vacié mi estudio de Londres. Dejando la puerta abierta, amontoné la mayoría de mis posesiones materiales con un cartel que decía “MIERDA GRATIS”, y dejé atrás esa vida. Cogí un vuelo de ida a casa y me monté en un autobús Greyhound con destino Spirit River, en Alberta, con el único plan de explorar, contar historias y documentar la vida contemporánea en la tierra de las bombas extractoras de petróleo y el café Tim Horton.
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