Jorge Hernández es un narrador de historias pero que, para lograrlo, utiliza un solo fotograma. Su pintura es muy cinematográfica, con una estética muy años 50 y en ellas incluye siempre elementos de todo lo que le apasiona: viajar, el cine, la naturaleza, la música… de ese modo, nunca desvincula su trabajo de lo que él mismo es.

Su técnica más habitual es acrílico sobre madera con acabado de resina sobre la que crea paisajes de naturaleza salvaje o ambientes glamourosos, a los que, posteriormente, añade objetos o personajes para concebir la narrativa que necesita.

Su último proyecto se llama “El filibustero”. Al igual que los filibusteros robaban navegando por el Mar del Caribe durante el siglo XVII, Jorge navega en redes sociales y se apropia del material que me interesa, en este caso, imágenes de Instagram y Facebook.  Después de haber sido presentado en Barcelona y Málaga, su proyecto se verá el próximo año en otra exposición individual.

Al igual que el aventurero  Ernest Shackelton, su personaje histórico preferido, Jorge cree que uno de sus talentos es el de saber orientarse y adivinar el horario observando la luz del día. Y su canción “No particular place to go” de Chuck Berry tanto es así, que da título a una de sus obras.

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