Los trabajos de Jamie Cullen tienen el encanto de portadas como la del Yellow Submarine de Los Beatles, la disposición de un cuadro de las primeras vanguardias y la frescura de los diseños más modernos. Con trazos muy limpios, sintetiza las ideas que quiere transmitir utilizando símbolos y distintos elementos para contar historias. Sin duda alguna, las grandes empresas que se ponen en manos de este prolífico creador, tienen claro que el mensaje que envían a sus clientes es directo, positivo y abierto a un mundo de posibilidades.
Soy ilustrador, no me considero parte de ninguna escena en concreto, simplemente intento buscar mi camino y divertirme haciendo lo que hago, que es crear imágenes.
Desde que tengo memoria, sabía que quería ser artista, no existía otra cosa para mí, estaba obcecado. Me encontraba inmerso en el mundo del deporte, pero al mismo tiempo sabía que quería formar parte de algo relacionado con el arte. Solía ir con mi madre y sus amigos a exposiciones cuando era muy pequeño y pegaba los garabatos que dibujaba a las paredes con celo. Tuvo que ser una pesadilla para mis padres quitarlas.
El diseño gráfico y la ilustración fue mi pasión desde adolescente, me encantaba la idea de poder crear un poster que luego vería un montón de gente.
Siempre me cuesta trabajo describir lo que hago porque es algo muy personal, y creo que es más fácil para otros definirlo. En cualquier caso, mi estilo es limpio, atrevido y gráfico. Creo que tiende hacia el pop art con un poco de psicodelia. A veces tiene una estructura compleja, pero siempre trato de que sea luminoso, feliz y comprometido.
No me centro en un tema en general, sino que voy cambiando de dirección con cada uno de mis proyectos, aunque hay un hilo conductor y un estilo uniforme en todo mi trabajo. Mi objetivo es comunicar el concepto que quiero transmitir de la manera más clara posible e involucrar al espectador. Para mí lo ideal es que una ilustración te impacte a primera vista y luego hacer que sigas profundizando en ella. Me gusta pensar que el espectador va a encontrar algo nuevo la segunda vez que se fije en la imagen.
No he hecho ningún trabajo realmente raro porque todos tienen algo de sentido, por lo menos para mí. Pero siempre intento añadir elementos extraños a la mayoría de imágenes que creo, es bueno incorporal algo inusual, inesperado o incluso que no esté muy relacionado con la imagen para crear un interés añadido.
Mi tiempo lo comparto entre los encargos que me hacen y mi trabajo personal. Cuando trabajo para mí puedo explorar diferentes temas e ideas y eso es genial, pero con la gratificación de que muchas veces los clientes hacen referencia a estos trabajos para futuros proyectos que desean. Aunque paso mucho tiempo en el estudio, para mí es importante conectar con la naturaleza cuando no estoy trabajando. A menudo me planteo retos físicos, como hacer senderismo, montar en bici, entrenar, correr, hacer boarding…
En cuanto a la inspiración, llega de forma natural, dibujo todos los días, ya sea para mí o por encargo. Algunas ideas encajan, otras no tanto, pero creo que lo importante es crear imágenes constantemente. Una idea que quizá no funcione, y con un solo elemento nuevo puedo llevarla a otra dirección completamente diferente. Hay veces en las que empleo un montón de tiempo en algo que no me está gustando, pero siempre llega un momento extraño, una forma o una combinación de color y pienso: JA! No todo está perdido, aquí hay algo interesante. Entonces lo selecciono y a empezar de nuevo. Me gusta perderme completamente en una imagen, pasar horas delante de ella puede ser muy divertido.
Trabajo directamente en el ordenador, es donde tiene lugar todo el proceso, desde el dibujo más sencillo hasta el trabajo más complejo y elaborado. Una imagen puede pasar por muchas etapas antes de que la dé por finalizada. Prefiero trabajar así en lugar de utilizar un ‘sketchbook’ (dibujar bocetos sobre papel), porque en el ordenador puedo editar, reemplazar elementos y crear directamente la imagen que quiero. Esto es lo que distingue mi estilo, sobre todo en el caso de las imágenes más complejas y envolventes.
Este método es perfecto también para cuando trabajo con un cliente, ya que se pueden hacer cambios rápido y fácilmente.
Me encanta trabajar con líneas y colores, cuanto más brillantes, mejor. Mi estilo está en constante evolución, me siento a gusto con lo que estoy haciendo ahora, pero quién sabe lo que puede venir dentro de unos años. Con una sola imagen me podría dirigir a un camino completamente diferente. Lo que sí tengo claro es que me gustaría hacer más exposiciones.
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