Roller skater, uno de los mejores y más agresivos en rampa en Europa a mediados de los 80, e inventor del back flip 180. Aparte, un talentoso fotógrafo, amante del blanco y negro clásico, el cual no concibe su vida sin que esta tenga al skateboard como eje central, en la que todo y todos los que le rodean estén envueltos en él.
Me llamo Helge Tscharn, nací en 1965, comencé a hacer fotos a los 12 años, y desde 1981 desarrollo mi actividad para revistas de skate. He trabajado durante 25 años para Monster Skateboard Magazine en Alemania como editor fotográfico. Me mudé a Brasil hace 7 años y aún trabajo para la industria de la música y el skate mundial.
La fotografía de skate me llena al 100%, sin el skateboard no hubiese sido capaz de vivir mi vida como lo hice y como lo hago a día de hoy. Me siento realmente afortunado por ello.
El padre de mi mejor amigo era fotógrafo, y a través de él me sentí atraído por la fotografía. Me brindó la oportunidad de usar todo su equipo, así que tuve ante mi todo un mundo de posibilidades, desde el 24×36 (35 mm), cuarto oscuro de revelado, medio formato, hasta cámaras de gran formato con placas de 18×24 cm. Fue algo fantástico.
Nunca busco solo mostrar el truco cuando hago fotos de gente patinando, siempre intento combinarlo con arquitectura o diferentes fondos. Quizá por eso en mi trabajo puedes encontrarte con un halfpipe en un glaciar, a “The Gonz” patinando en un museo, obstáculos construidos en un bosque para después intentar patinarlos, como hacer rampas de 300000 dólares en Dubái y posteriormente sacar fotos de skate en ellas, o fotos en contenedores de barcos y rascacielos…
Para mí la fotografía no encaja dentro del típico trabajo, se trata de una actividad placentera que me agrada realizar, y por supuesto siempre tengo tiempo para otras cosas como tocar la guitarra o pasar el rato junto a mi familia. Aparte, aprovecho para patinar cuando estoy trabajando con skaters.
Suelo trabajar muy rápido, sé muy bien lo que quiero, así que el proceso es sencillo. Las necesidades y tendencias del mercado actual me forzaron a pasarme a la fotografía digital, no quedaba más remedio, pero llevo el analógico en el corazón, y siempre estará ahí. Es triste que hoy día muchos fotógrafos no sepan ni siquiera poner un carrete, o revelarlo…
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