En el mes dedicado al placer de viajar, no podíamos dejar de hacer mención a Foster Huntington. Como decíamos hace ya algunos años fue capaz de romper con toda esa rutina de la vida diaria y salir de su zona de confort. Para ello, se deshizo de todas las posesiones materiales que tenía e invirtió en una vieja furgoneta para comenzar un viaje a lo largo y ancho de los Estados Unidos, que seguro todos hemos soñado en algún momento. A pesar de ello, desde Staf nunca hemos dejado de seguirle la pista y es por eso que, a título personal, puedo decir que el sentimiento que mejor refleja lo que siento al ver las imágenes que nos envía para ilustrar, podría ser la envidia.
La última parada de éste viaje, tras publicar en mayo el libro, Home is Where You Park, le ha llevado hasta una propiedad en Columbia River Gorge, perteneciente a su familia, situada cerca de Portland, donde comenzó la construcción de tres plataformas a 40 pies de altura conectadas entre sí mediante puentes colgantes. Y es que, pese a la libertad que le otorgaba viajar y vivir en el reducido espacio de su furgoneta, necesitaba sentirse en contacto con familia y amigos.
“He estado viajando durante los últimos tres años y quería establecer una base de operaciones. La propiedad está cerca de Portland, por lo que es fácil visitar a gente, pero lo suficientemente apartada para sentirse lejano. En ella hay unos cuantos abetos Douglas en la cima de una colina, pensé que siempre he querido tener una casa en un árbol, así que eso es lo que hicimos”.
Un complejo de algo más de 20 metros cuadrados sobre los árboles, entre los que incluye un estudio y una casa de invitados, demuestra que no se trata de algo improvisado para que dure unos cuantos veranos, arquitectos, carpinteros grúas, tractores y camiones cargados de cemento han sido necesarios para construirlo.
“Uno de mis mejores amigos de la universidad es carpintero y tengo un montón de amigos que también lo son, les he pagado, pero ha sido un trabajo en equipo. El proyecto ha costado cerca de 150.000 dólares, pero no por ese precio no puedes conseguir una mierda en Manhattan o algún sitio similar.”
Dentro del proyecto, un bowl para patinar, siempre fue parte del plan. Huntington y su equipo de trabajo cavaron la forma en una de las laderas, reforzaron con barras y rellenaron de cemento. Era la parte más difícil e interesante. ”He patinado un montón de cosas, pero no conocía el proceso”
No ha abandonado la carretera, pero como dice, todo se resume a cuánto te inspira lo que te rodea.
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