Brian creció influenciado totalmente por el skateboard, su arte gráfico y su cultura. Creció en Long Island, cerca de Nueva York, en una zona residencial de las afueras donde creció montando bicis y skates corriendo arriba y abajo con amigos y vecinos.

Pero su otra gran influencia fue su abuela, que era pintora. Con ella empezó a dibujar. Ella le dejaba bocetos en las cubiertas interiores de los libros y de ahí Brian siempre ha disfrutado la idea de dar y dejar dibujos por ahí para cualquiera.

Brian actualmente tiene un trabajo habitual (esta ahorrando para hacer un viaje de mochilero) y va cogiendo encargos independientes. Siempre que puede y siempre dispuesto a tener tiempo para hacerlos.

Su trabajo artístico siempre está a mano, primero con su cuaderno de bocetos. Trabaja mucho viendo pelis, clásicos donde hay más buenos diálogos que acción, así saca poco la mirada del dibujo. Trabaja mucho el diseño en boceto antes de pasar a limpio y, como nos dice “me gusta involucrar lo mínimo al ordenador en el proceso de dibujo”.

Actualmente no tiene ningún proyecto concreto, pero está ampliando su lenguaje gráfico, saliendo de la zona de confort, y quiere entrar en el tatuaje.

No se puede decir que se lance a lo difícil, pero sí a lo complicado. Como artista se reta creando en su trabajo una dimensión significativa personal, pero lo suficientemente vaga y amplia para que, como nos explica “alguien que l ove pueda adjuntar su propia narrativa personal”.

Le inspira el arte y la creatividad de compañeros y gente que admira. Y eso dice mucho también de su personaje favorito: Homer Simpson. O de su canción favorita más reciente: Poor Moon, de Canned Heat (Alan Wilson forever).

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