Se supone que Mar tiene TOC, se cayó de un caballo y se partió once dientes, nació en Madrid, pero pronto tuvo que mudarse a Argentina. Luego volvió a Madrid, le diagnosticaron lo del TOC. Desde que tiene conciencia dibuja y escribe, probablemente sea parte de su TOC. La chica que quiso ser enfermera y cowboy al final acabó convirtiéndose en ilustradora, tatuadora, diseñadora y escritora; es decir, que muy a pesar de ella, se ha acabado convirtiendo en un todoterreno. Pero no pasa nada porque en los todoterrenos caben muchas personas, todas las que son Mar Martitegui.
Cuando le preguntamos qué es lo más complicado que ha hecho relacionado con su trabajo, nos responde: “Dejar un trabajo bien pagado y estable para sobrevivir haciendo algo en lo que creo de verdad”. No obstante, a pesar de que la remuneración artística sea una cuestión azarosa y sujeta a poderes que se nos escapan –al menos a mí-, Mar tiene en la cabeza varios proyectos de cosecha lenta y prolongada, como por ejemplo la creación de dos libros, un corto y una exposición.
La melancolía, la soledad, los paisajes bucólicos… son algunas de las fuentes de inspiración de la escritora. Según ella, carece de talentos secretos: “No tengo ningún talento secreto, hago lo que he hecho desde siempre. Dibujar y escribir. Ojalá supiera hacer más cosas. Como tocar un instrumento o mantener mi huerto con vida”. Ojalá a mí tampoco se me murieran los brezos que compro en el Lidl cuando están de oferta, pero acaban enmusteciendo.
La peculiar chica que adora a los fantasmas y a los vampiros también adora las patatas en todas sus versiones y también las coca-colas y los abrazos de su mascota. ¡Estaremos pendiente de tus avances!
www.bandagesloveblood.com